Nada podría desestabilizar más la vida de Tara Lincoln que comenzar una relación con el famoso quarterback de los San Francisco Sabers, Mick Riley. Después de una noche de loca pasión, sabe que aquel hombre que vive para el deporte, la fama y tiene una chica diferente en cada ciudad ha calado muy hondo en su corazón. Pero no está dispuesta a sufrir de nuevo, por lo que decide no seguir viéndole.

Mick lleva muchos años entregado al fútbol americano, pero está harto del falso mundo que rodea a este deporte. Por eso, cuando conoce a la hermosa organizadora de eventos Tara Lincoln, se da cuenta de que con ella desea mucho más que la típica aventura de una noche. Pero en Tara encuentra la horma de su zapato: ella no muestra el más mínimo interés en continuar su relación.

Así que Mick, que nunca se rinde, tendrá que preparar la jugada perfecta...

Primer libro de la serie «Jugada por jugada».

Resulta curiosamente refrescante e irónicamente original encontrarse con una novela erótica que sea realmente romántica, donde se muestre un sexo sano y consentido entre la pareja. Incluso es novedoso en estos momentos toparse con una historia que describa un sexo alejado del BDSM, pues tenía la impresión de que ya no existía novela romántico-erótica más allá de esta temática.

Y, por lo menos yo, lo agradezco.

Para distinguir si una novela erótica tiene también una historia romántica, simplemente hay que comprobar que queda un romance coherente y atractivo cuando te saltas las escenas eróticas, aunque todo se quede en un relato. Y así ocurre en este caso.

Después de todo, cuando una historia erótica no tiene lógica como narración tampoco tiene sentido leerla como una historia de amor. En este género son dos elementos que se complementan.

Si nos centramos en la historia romántica eso es lo que tenemos: una historia romántica. La típica historia entre una celebridad —en este caso del deporte— y una persona más o menos corriente, y en eso se basa gran parte de la relación, en los diferentes estilos de vida que llevan ambos protagonistas. La química entre ellos fuera de la cama es imprescindible para que la historia funcione, y se percibe desde el primer momento. Para mí lo menos creíble es que un sueño hecho hombre como Mick se quede prendado de ella de esa formas, pero Tara no es una persona tan del montón como ella se describe. Es una historia romántica y tierna, bastante sencilla pero creíble.

La química sexual también es básica o la historia no se sostendría, porque suponen prácticamente la mitad de la novela pero momentos para la ternura y para la pasión, para las fantasías y para el amor. Las escenas de sexo están bien llevadas y descritas con gusto.

En cuanto a los protagonistas, hay uno que me ha encantado mientras que la otra me ha gustado a ratos.

Mick es el hombre perfecto y, aunque parezca irónico, sus pocos defectos le hacen todavía más perfecto. Es adorable incluso cuando comete algún error, más por ingenuidad que por otra cosa, pero también tiene su carácter y lo demuestra cuando lucha por sus sentimientos. No se muestra demasiado su faceta de deportista, sólo de forma secundaria, pero si se aprecia el esfuerzo que le ha costado encontrar su lugar. Es un personaje al que se le coge cariño desde el principio, pero ese sentimiento aumenta a medida que avanza la historia.

Tara es la que tiene sus más y sus menos. Me ha caído bien ratos, a veces aparece como una mujer fuerte, valiente y decidida; pero otras como demasiado protectora, con tendencia a culpar a otros de sus errores y un carácter un poco inmaduro. Una cosa que me ha gustado de ella es que le gusta el deporte desde antes de conocer a Mick. Y es que ya estaba cansada de las protagonistas de libros de argumentos similares que no tenían ni idea de lo que es un touchdown, y eso empezaba a resultarme ofensivo. Aparte de eso, Tara tiene sus puntos buenos y no tan buenos, pero siempre mantiene la química con Mick.

También hay personajes secundarios bastante interesantes. Yo los he clasificado en dos tipos: los del entorno de Tara y los del entorno de Mick.

Los que están relacionados con Tara me han parecido irritantes, tanto sus amigas como Nathan. Las chicas representan un cliché que no me suele gustar; y Nathan se parece bastante a Tara en el carácter y no me entusiasman demasiado los adolescentes en las novelas románticas, perro es cierto que le da un par de lecciones a su madre y ahí ha ganado unos puntos.

En cambio, la gente que rodea a Mick es genial —con una clara excepción— porque tanto sus padres como sus hermanos tienen carisma y personalidad. Incluso la breve aparición de las esposas de sus compañeros resulta muy agradable.

Es inevitable hacer una comparación con otras series de temáticas parecidas como la de los «Chicago Stars» de Susan Elizabeth Phillips o los «Seattle Chinooks» de Reachel Gibson, pero aquí encontramos una mayor carga erótica.

Sólo me queda decir que no soy seguidora de la novela erótica porque, normalmente, después de tres escenas subidas de tono, la historia empieza a parecerme aburrida. Sin embargo, esta novela me ha resultado amena, divertida y bastante entretenida.