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DeDanna Ave César, las que van a sufrir te saludan
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| Tema: Ámame - Sylvia Day Vie 24 Oct 2014 - 23:11 | |
| Ámame - Sylvia Day
Sinopsis
Amelia Benbridge y el conde de Ware son la pareja más esperada de la Temporada. Lord Ware es atractivo, rico y comprensivo, y acepta que el corazón de su prometida siempre pertenezca a Colin, su amor de juventud. Cuando éste murió, Amelia pensó que jamás volvería a estremecerse de placer, hasta que un misterioso desconocido la aborda en un baile de máscaras para tentarla a la luz de la luna con un único y sensual beso.
Obsesionada por averiguar su identidad, Amelia no se dará por vencida y se embarcará en una ardiente búsqueda hasta que descubra todos los secretos de su admirador. Sin embargo, el engaño yace en el corazón de su amor esperando para separarlos de nuevo.
Valoración
Llevo leídos unos cuantos libros de esta autora y cada vez que me tengo que enfrentar al momento de elaborar la crítica de uno de ellos, me quedo unos minutos suspirando y preguntándome por qué continúo intentándolo.
Y es que nunca, nunca, consiguen convencerme de todo —cuando no me horrorizan sin más, pero eso es otra historia— y, sin embargo, sigo buscando sus libros y sigo leyéndolos. Por masoquismo, diréis, y puede que tengáis razón; o porque me gusta afilar los colmillos de vez en cuando y también estaréis en lo cierto; porque no hay demasiada erótica histórica, pues también. Pero no es sólo eso, de verdad. Es porque, muy de reojo, muy, muy en el fondo, espero que alguna de sus novelas me sorprenda, que se produzca ese momento mágico en el que el autor de un libro consigue la complicidad absoluta con el lector, en el que surge la magia. Y creo que podría llegar a pasar y por eso sigo intentándolo.
Vale, no ha pasado hasta ahora y ya llevo un montón de novelas suyas a las espaldas, pero ¿qué queréis? Soy muy testaruda.
Sin embargo, en esta novela casi, casi lo ha conseguido. Estaba ahí muy cerca de lograr convencerme, seguía leyendo buscando el momento en el que todo encajaría, en el que pudiera decir «ahora sí»... y entonces se acabó el libro. Y me quedé como siempre, con el «pues bueno» en la boca.
Y, no obstante, este libro tuvo algo que, para mí no tuvieron los otros, lo que me da ciertas esperanzas. ¿Y qué tuvo? Pues trama. Y una trama que no caía de cabeza en el surrealismo y lo folletinesco desde la primera línea y que no se rellenó con páginas y más páginas de sexo y más sexo. Vale, no era una gran trama, lo reconozco. La historia era, como suele sucederle a la Day, muchísimo menos complicada de lo que pretendía hacernos creer y daba vueltas y giros de tuerca innecesarios y un poco tontos, quizá porque, como también suele sucederle, no tenía ni idea de cómo salir de los enredos argumentales en los que ella misma se había metido de cabeza sin venir a cuento. Y, una vez más, se resuelve de una forma demasiado simple y un tanto frustrante, pero, o yo estaba muy receptiva —cosa que pudo suceder, porque las vacaciones ponen de buen humor a cualquiera— o la resolución fue menos simple y menos frustrante que de costumbre.
Así que esta novela podría haber funcionado, pero no ha terminado de hacerlo, por varias razones.
Empiezo por la más simple: sabéis que odio que me hagan trampa y aquí Sylvia Day ha hecho una de las que más detesto: alargar la novela con más bien poca gracia. Supongo que el problema está en que yo tengo muy, muy buena memoria. Sí, soy muy despistada cuando me cuadra, pero tengo una memoria perfecta cuando me pongo, así que empecé a leer y, de pronto, me encontré con el primer flashback en el que se explica la historia pasada entre Amelia y Colin, y tuve un déjà vu. Después vino el segundo flashback con la historia de Amelia y Ware y ahí el déjà vu dejó de serlo, porque ya estaba convencida de que eso ya lo había leído. Así que me levanté, rebusqué en mi desordenada estantería hasta encontrar el volumen anterior de la serie y comprobé que, efectivamente, ya lo había leído. Todos los flashbacks de la novela, de hecho, aparecían en la anterior. Palabra por palabra, letra por letra. Así que, de trescientas páginas, treinta ya las había leído y dos eran el adelanto de la historia siguiente. Si a eso le añadimos que los dos protagonistas se pasan más tiempo rememorando lo que podía haber sido y lo mucho que se echaban de menos —normalmente, pensando en esos flashback—, hubo momentos en los que me aburrí mucho.
Porque leer una novela de la Day puede resultar entretenido, pero leerla dos veces, aumentada con sus correspondientes explicaciones a los sentimientos de esos momentos, pues como que no. La historia actual podría haberlo arreglado, a pesar de todo, pero es que se basa en la premisa de que Amelia «reconoce» a Colin aunque no sepa quién es. Vamos, que desde el instante que ve al desconocido enmascarado, se olvida de Ware, de Colin —salvo en los inacabables recuerdos, claro— y lo único en lo que puede pensar es en llevárselo a la cama, a pesar de que han compartido apenas tres minutos y un beso. Lo persigue y se entrega a él sin pensarlo ni un segundo. Y es que a mí esas cosas siempre me cuesta mucho creérmelas y más en esa época, además de parecerme un recurso muy facilito para acabar con ellos en la cama.
El segundo problema que le vi fue quizá menos de gustos personales y más técnico y, aunque supongo que puede pasar más desapercibido para la mayoría, a mí me tocó muchísimo la moral y me estropeó la lectura. Vamos a ver si consigo explicarlo: la novela está narrada en tercera subjetiva, es decir, que está en tercera, pero centrada en el sujeto, y por tanto el narrador sabe lo mismo que el protagonista que «narra». Así que tenemos a Amelia que está colgada por un desconocido enmascarado —subrayo: un desconocido enmascarado—, pero cuando espera por él en una fiesta, piensa que está nerviosa por volver a ver a Colin. No, a ver. Ella no sabe que es Colin. Estará nerviosa por volver a ver al enmascarado, a Montoya o al tipo ese que le pone las piernas como gelatina, pero a Colin, no. Y pasa varias veces a lo largo de la narración, ya que no es hasta el final que él se descubre, y a mí me desconcertaron muchísimo todas y cada una de ellas.
Y, a pesar de todo, reconozco que terminé la novela con mejor sabor de boca que otras veces. Quizá porque los protagonistas no me desagradaron tanto como otras veces, porque los vi más coherentes, o quizá por lo que comentaba de que la trama está un poco mejor hilada. O puede que porque no nos satura con más y más escenas de sexo. Tiene las justas y necesarias y no se le va la mano demasiado en ninguna. Vale, sí, eso puede echar atrás a las que la leéis porque es erótica —porque, para mí, ésta no lo es—, pero a mí me convenció más así, sin escenas innecesarias, al menos en ese sentido. En fin, que por el momento seguiré intentándolo. Veremos si para la próxima me decidido de forma definitiva, o sigo encontrándola entretenida hasta que cierro el libro y me pongo a analizarlo.
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