La suerte de Maggie Beaumont estaba a punto de cambiar. Hasta ese momento era conocida por sus fracasos sentimentales: su primer novio había roto con ella presentándose en el pueblo con su nueva novia. Y después se había enamorado de un maravilloso irlandés que resultó ser el padre Tim, el nuevo párroco de Gideon’s Cove.

Pero la salvación de su vida romántica había llegado encarnada en Malone, un atractivo, aunque hosco, pescador que, bajo un duro caparazón, escondía un corazón de oro. ¿Se convertiría esta captura en el alimento para toda una vida?

El amor es una sorpresa que aparece cuando menos te lo esperas, y muchas veces de parte de la persona más insospechada. Sí, es un tópico cursi y manido, pero bonito y esperanzador también, e incluso necesario. Esa es la moraleja de esta historia: el amor suele aparecer cuando menos lo buscas.

Más que la historia de amor de Maggie y Malone es la historia de Maggie y su búsqueda de la felicidad. Con una narración ágil en primera persona y llena de sentido del humor, la autora nos lleva a un pequeño pueblo pesquero de Maine. El lugar está bien ambientado y los personajes, algunos bastante estereotipados, ayudan a describir mejor la historia. Es una novela muy entretenida y bien narrada, aunque creo que durante los últimos capítulos decae un poco, principalmente porque el problema de Chantal más bien me ha sobrado.

En esta novela ha habido un poco de todo: escenas cómicas propiciadas por las horribles citas de Maggie, melancólicas por sus deseos y sueños, y tiernas por algunos actos de Malone. Es una novela sobre todo marcada por el sentido del humor de la narración de los pensamientos de Maggie, pero también emotiva; ha habido algún momento concreto en el que he acabado llorando como una magdalena. Al final te deja con una sensación positiva al cerrar una historia conmovedora y tierna de una manera romántica pero no sensiblera.

Maggie es un personaje encantador al que es fácil cogerle cariño, la verdadera protagonista de la historia. La novela narra las peripecias de su vida amorosa, llena de desengaños que van desde un novio capullo a un hombre casi perfecto cuyo único inconveniente es que es un sacerdote católico. Además de una serie de citas a ciegas a cual más desastrosa. El carácter y los sentimientos de Maggie son muy humanos y por eso se muestra como un personaje cercano y creíble, a veces se deja llevar y comete errores pero tiene un gran corazón. No ha tenido suerte con las relaciones, pero el hombre perfecto ha estado siempre delante de ella. Y ella no se ha percatado... hasta ahora.

Malone es un pescador callado, huraño, hosco y malhumorado. Nadie sabe demasiado sobre su vida, pero Maggie empieza a verlo de un modo distinto después de que en dos ocasiones en el espacio de un año acuda en su ayuda. De repente se siente agradecida y atraída por alguien a quien apenas conoce a pesar de haber vivido siempre en el mismo pueblo. Es un personaje bastante misterioso, silencioso y brusco como pocos. No es el típico protagonista romántico y el misterio que le rodea no se resuelve del todo, es un hombre al que Maggie debe ir descubriendo poco a poco. Sus actos de ternura son más valiosos porque son pocos, pero en los momentos más necesarios, y demuestran que detrás de esa máscara de hombre solitario y malhumorado se esconde un hombre de gran corazón, y los detalles que tiene con Maggie son muy dulces. Nadie habría pensado que Malone pudiera ser tan considerado pero ver sus intentos por abrirse a Maggie es enternecedor.

Esta historia de amor aparece de la nada. Maggie nunca hubiera pensado en Malone como pareja, y lo que piensa Malone es un misterio que hay que descifrar por sus miradas, sus ceños fruncidos y su actitud hacia Maggie. Dicho así parecen una pareja extraña, en parte lo son, pero la suya es una historia de amor bonita y tierna, y ellos son dos protagonistas con mucho corazón y amor que dar y recibir. Al principio no es fácil entender a Malone, pero al final deja ver su interior para descubrir que es perfecto para Maggie. Después de tanto buscar resulta que Maggie siempre había tenido al hombre perfecto cerca.

En esta historia los personajes secundarios son muy importantes, incluso necesarios para el desarrollo de la novela, pues al tratarse de un pueblo pequeño todos los habitantes se conocen. Y son de lo más pintorescos.

Me han encantado Christy -la hermana gemela de Maggie-, su marido Will y la pequeña Violet. Son la familia ideal, tan perfecta como una postal de una puesta de sol en verano, pero a la vez son encantadores, y su relación con Maggie es preciosa.

También destaca el padre Tim por la amistad que tiene con Maggie y lo que ella lleva un año sintiendo por él, algo que da pie a muchos momentos embarazosos para ella. Pero al mismo tiempo que son buenos amigos me da la impresión de que él se aprovecha un poco del buen corazón de Maggie. De alguna forma, ser un cura joven, sexy e irlandés le viene muy bien para tratar con algunas personas y conseguir su ayuda. Aunque no lo hace de manera malintencionada y tampoco es el único que actúa así, pues hay varias personas que dan por hecho que Maggie va a estar siempre disponible para ayudarles.

También está su amiga Chantal que, la verdad, no me ha caído muy bien y no me ha gustado su carácter. Creo que su historia durante la parte final de la novela sobraba un poco, y no creo que el tema vaya a durar mucho.

Por último destaco a Colonel. Las mascotas en los libros son como los niños, a veces son insoportables y otras, entrañables. Las escenas de Colonel han sido entrañables, un verdadero amigo para Maggie que me ha hecho llorar en cierta escena. Quien haya leído la novela sabrá a qué me refiero.

Es una novela entretenida para pasar un buen rato, no es una historia de amor profunda pero sí deja un buen sabor de boca, y es lo bastante bonita como para no olvidar a los protagonistas inmediatamente después de terminarla. El sentido del humor es un factor importante que te hace sonreír o querer esconderte en cualquier parte cuando la pobre Maggie se pone en evidencia. Es una historia sencilla que he disfrutado, pues me ha gustado, me ha emocionado y me ha hecho reír.