-¡Por favor dímelo Edu! -ya no controlo los gritos, ni las lágrimas, estoy fuera de mí.
-Lola, déjalo ya. No me ataques a mí. Llegará en cualquier momento y tendrá una explicación.
-Su explicación llegó hace horas y era que estaba contigo.
-Yo… Lola yo no sé…
-Tú lo sabes pero eres un cobarde y un gilipollas y no te necesito a ti, ni a él, ni a nadie. Os odio a los dos. Te juro que pensaba que eras mi amigo, que te importaba.
-Y me importas Lola.
-¡Vete a la mierda! -lanzo el móvil contra la pared y sé que está destrozado. Destrozado como mi vida. ¿Cómo he podido ser tan imbécil? No sé ni para que le busco. No quiero verlo, sé que está con alguna de ellas. Lo sé y creo que lo he sabido siempre. Puta rompe hogares. Y Edu ¿Para qué coño le presenta a estas tías a mi marido? ¡Que se folle a quien quiera pero las deje fuera de nuestras vidas! Son todas idiotas. De verdad que nunca he conocido a una sola novia de Edu a quien no quisiera arrancarle la cabeza. Monas son ideales, cada una superior a la anterior si es que es posible, pero te lo juro, ni una sola es capaz de tener una conversación que no sea sobre moda, cremas o maquillajes. Cerebros de mosquitos con cuerpos de escándalo y caras de ángeles buscando fama. Edu es un fotógrafo con un futuro muy prometedor que se lo rifan. Y encima está bueno. No digo que estén con él solo por interés profesional, Edu es un cañón y francamente, a nadie le amarga un dulce… Pero en fin, es un capullo igual que todos los hombres.
Siempre tan pendiente de mí, tan falsamente preocupado. ¿Te puedes creer que cuando acepté casarme con Dani me dijo que no debería hacerlo? El muy cabrón dijo que me lo decía porque me quería, que le importaba. Y en parte le creí. También yo le quería y después de Dani era la persona más importante en mi vida. Mi mejor amigo. Y no es fácil ¿Eh? Compartir mejor amigo con tu novio es un mérito.
Conocí a Dani y a Edu el mismo día. Éramos jóvenes soñadores con ganas de comernos el mundo. Bueno Dani y yo primero queríamos comernos el uno al otro. Y así ocurrió. Aprendí lo que es estar enamorada con él. No he salido con muchos hombres, quizá Dani llegó muy pronto pero nunca me importó. Me llenaba tanto que nunca eché de menos experimentar algo más. Para él fue más difícil. No quiso renunciar a todo tan rápido y nuestro noviazgo tuvo muchos altibajos. A su favor diré que era legal, no me engañaba del todo. Me dejaba continuamente cuando conocía a una chica interesante, yo sufría mucho, lloraba, quería morirme, pero él siempre volvía a mi lado. Y mientras, Edu cuidaba de mí. Escuchaba mis lamentos, me aseguraba que volvería y siempre tenía razón. Normalmente me dejaba a finales de Junio para recuperarme en septiembre. Y hubiera continuado de no ser porque un septiembre me negué a volver con él. Había conocido a un chico, no me volvía loca como Dani, ni siquiera le dejé pasar mucho más allá del beso. Porque sí, he de confesar que Dani ha sido mi único amante. Pero no te compadezcas de mí, es un fenómeno, nunca y de verdad lo digo, jamás, he fingido un orgasmo, no me hace falta, él me hace llegar al cielo.
Pero volviendo a ese septiembre hace ya cinco años, creí de verdad que tenía que olvidarme de Dani. Este chico con el que había estado saliendo todo el verano era bueno, un caballero, no me hacía sentir mariposas en el estómago pero en dos meses no me había hecho llorar. Y aunque te suene terrible, esto era algo nuevo para mí.
Con Dani eran chispas dentro y fuera. Nos queríamos con locura, nos atraíamos como enfermos pero nos peleábamos como animales.
Entre bronca y bronca Dani aprovechaba para ‘experimentar’ y yo siempre le perdonaba dadas las circunstancias en las que había ocurrido.
Pero no fue hasta que tuvo miedo de verdad, hasta que se dio cuenta por si mismo de que estaba a punto de perderme para siempre por culpa de un buen chico, cuando se decidió a dar ese paso que yo tanto ansiaba. Me juró que nunca jamás volvería a dejarme. Me aseguró que no podía vivir sin mí. Y sí, le creí. Le creí porque su miedo era transparente y supe que no mentía.
Nos casamos a los seis meses de haberlo decidido, ante el espanto de nuestros padres y las risas de nuestros amigos que no daban un duro por nuestra relación. Bueno todos menos Edu. Tras esa conversación en la que le aseguré que todo saldría bien, fue nuestro mayor apoyo.
Edu siempre ha estado a nuestro lado. Estuvo allí cuando volvimos del viaje de novios recogiéndonos del aeropuerto, nos ayudó a elegir y a amueblar nuestro diminuto apartamento, estuvo en el hospital cuando perdí a nuestro bebé no buscado pero que yo deseaba con locura, dio trabajo a Dani cuando éste mandó todo a la mierda, dejó su trabajo en el bufete de su padre y se fue a probar suerte con la fotografía que como el de Edu, siempre había sido su sueño. Y también estuvo ahí para presentar a mi marido a un montón de modelos estúpidas con las que en estos últimos meses me ha estado engañando.
Y lo sé ahora porque he sido tan imbécil de creer que mi marido y mejor amigo no me mentirían, o al menos no los dos a la vez. Ahora entiendo que todo este tiempo las mentiras de Dani estaban bien cubiertas por Edu.
El móvil no tiene arreglo, pero no me importa, lo último que querría ahora es recibir alguna llamada.
Me meto en la ducha bien caliente con la esperanza de que el dolor se vaya, de calmarme, no puedo seguir así, no puede encontrarme así.
Pero antes de conseguir relajarme oigo el timbre de la puerta. ¿Quién llamará a estas horas? ¿Habrá perdido el cabronazo de Dani las llaves? El timbre sigue sonando insistente.
Me envuelvo en una toalla y me acerco a la puerta. Es Edu. Le veo por la mirilla, nervioso y abro deprisa.
-Joder Edu ¿Qué quieres? Vas a despertar a todos los vecinos.
-Tú sí que les has despertado hace un rato con los gritos que me has pegado.
-Vale, no me ralles ¿Quieres algo? Porque no me apetece tenerte aquí.
-¡Mierda Lola! Me has asustado. Te has puesto histérica.
Dejo que entre y cierro la puerta, nos quedamos de pie en el descansillo. Bajo la cabeza algo avergonzada y me doy cuenta de mi aspecto y de que Edu no se atreve casi a mirarme. Se me ve prácticamente el culo con esta mini toalla que me envuelve. Pero tengo cosas más importantes en las que pensar.
-¿Has venido a decirme dónde está? Si no, te agradecería que te fueras para siempre.
-Lola no seas injusta conmigo.
-¿Injusta? ¡Joder pero que egoísta y mala gente eres!
-No me grites Lola.
-¡Pues lárgate! -y sin poder dominarme me acerco a él y empiezo a darle manotazos- ¡Tú tienes tanta culpa como él!
-Pero ¿Estás loca? -me sujeta una mano e intenta inmovilizarme sin lograrlo.
En ese momento el sonido de unas llaves en la puerta nos hace callar. Mi cabeza va estallar, necesito algo, necesito un plan. Y entonces, sin saber muy bien lo que estoy haciendo, hago caer la toalla y mientras la puerta se abre, completamente desnuda, me lanzo a besar a Edu.