Alix Madsen ha recibido una extraña herencia: la anciana Adelaide Kingsley le ha legado el uso y disfrute durante un año de su preciosa casa del siglo XIX en Nantucket.

A pesar de que la relación de la anciana con la familia Madsen es un misterio para ella, Alix acepta. Pronto comprenderá que Adelaide Kingsley le ha encomendado una tarea muy concreta: resolver la misteriosa desaparición de una de las mujeres de la familia, Valentina, acaecida más de doscientos años antes.

Por si no bastara con eso, Alix tiene que vérselas con el arrogante —y guapísimo— arquitecto Jared Montgomery, que vive en la casa de invitados de la propiedad.

Primer libro de la serie «Novias de Nantucket».

La dinastía de los Montgomery no necesita presentación en el mundo de la novela romántica, es la historia de una familia que abarca desde la época medieval hasta la actualidad. Es una serie irregular en la calidad de las historias, pero el apellido Montgomery es un reclamo suficiente para atraer a las lectoras.

Al igual que la propia serie, la misma Jude Deveraux es una autora irregular. Reconozco que he leído novelas suyas que me han resultado pesadas, otras han sido más o menos entretenidas, y hay un par de ellas que me han gustado mucho y he leído varias veces.

En este caso estamos frente a una trilogía que hace referencia a la nueva generación de los Montgomery. De hecho, el protagonista de esta historia es un Montgomery, pero se centra más en su lado Kingsley.

Las que hayan seguido esta serie, aunque sea por encima, notarán algunas conexiones. Hay un par de libros de los Taggert —familia vinculada a los Montgomery desde «El corsario»— llamados «Dulces mentiras» y «Los casamenteros» que contaban la historias de dos hermanos gemelos y sus romances. Pues esos dos gemelos aparecen en esta novela y uno de los siguientes libros tiene como protagonista masculino a alguien muy relacionado con estos dos libros.

Es cierto que hay dos libros que me han gustado mucho de Jude Deveraux, y casualmente no son de los más populares: «Hermana de fuego» —de nuevo una Taggert— y «El aroma de la lavanda». Curiosamente, ambas tienen cosas en común con la historia que nos ocupa, el compartir el amor por la profesión y tener una relación de maestro y aprendiz como en «Hermana de fuego» —allí los dos eran médicos y aquí son arquitectos—. O la ambientación en un pueblo con gente entrometida que conoce todo de todos, muchos de ellos hasta resultar pesados, como en «El aroma de la lavanda». Pero también tiene puntos en común con otros de sus libros.

El problema que tengo con esta autora es que como en la historia de amor no haya tensión sexual y química entre los protagonistas, no hay nada que levante la novela, porque a veces tiende a escribir novelas con poca trama.

Y tiene una costumbre que me confunde bastante, mezcla recuerdos o flashbacks con la narración presente y a veces no sabes en qué momentos estás. He tenido que leer dos veces más de una escena para no perderme y es algo habitual, en esta novela es algo que hace con frecuencia.

Los personajes son muy extremos, o te gustan o no te gustan nada.

Alix es de los que me han gustado. Es una reciente licenciada en arquitectura que admira al arquitecto Jared Montgomery de una forma que roza la adoración, y no sabe ni cómo ha acabado viviendo en Nantucket para pasar allí un año. Es un personaje que se adapta al entorno como una habitante más de la isla, está rodeada de personajes manipuladores o cobardes y ella tiene que lidiar con ambas cosas. Demasiada paciencia tiene con gente que quiere dirigir su vida porque es lo mejor para ella. He echado en falta un poco de carácter en ese punto, que respondiera ante los secretos revelados con más energía.

Jared tiene dos caras: su lado Kingsley y su lado Montgomery. Kingsley es su verdadera personalidad, la que muestra cuando está en Nantucket; su lado Montgomery muestra al gran e inalcanzable arquitecto. Esta acostumbrado a que las mujeres adoren a Jared Montgomery, pero está más cómodo siendo Jared Kingsley. Lo último que quiere es tener a una estudiante de arquitectura cerca durante un año, pero diversos motivos le obligan a ello y descubre en Alix un talento y un carácter que le atraen.

La historia de amor va decayendo, en un principio el romance pinta bastante bien, con caracteres que chocan, con cierta animosidad entre ellos, pero en realidad esto dura poco. Muy pronto la historia de amor se vuelve plana, una placida vida en Nantucket, y eso convierte la historia en algo un poco repetitivo.

En cuanto a los personajes secundarios, primero empezaré con los que me han caído bien, como las nuevas amigas de Alix: Lexie y Toby, posiblemente las dos futuras protagonistas de las siguientes novelas de la trilogía, y en ese caso queda claro quiénes serán sus parejas en una breve presentación.

También me ha gustado la mejor amiga de Alix, Izzy.

Y ahora los personajes pesados que no son fáciles de admirar.

Primero está la madre de Alix, la típica madre que se comporta más como una hija irresponsable. Ella se justifica por su pasado, por un equilibrio con el carácter serio, pero es una manipuladora que tiende al egoísmo. Al final consigue redimirse en cierta medida, pero no lo suficiente como para hacerme cambiar de opinión.

Completamos la familia Madsen con el padre de Alix, un serio egocéntrico manipulado por su «pobre» ex mujer.

No sé cómo esta pareja ha llegado a estar junta en algún momento. Son dos personajes que no entiendo, guardan unos secretos muy estúpidos, no entiendo ese empeño en mantenerlos. Y, además, las reacciones de los personajes son habitualmente incoherentes.

Y, por último, tenemos al fantasma y su historia. Su romance, doscientos años antes, es insulso, no me ha importado nada el desenlace y el fantasma en sí es otro manipulador. La investigación que gira a su alrededor sí que me ha parecido muy floja, podía haber dado mucho juego y tener mucha más importancia. Sin embargo, se pasa muy por encima y no se resuelve hasta el epílogo.

Mencionar que el personaje que más me ha gustado es el pequeño Tyler ya dice mucho sobre el resto de personajes, porque yo soy muy especial con las apariciones de niños pequeños.

No es de las historias de Jude Deveraux que más me han gustado pero tiene algunos personajes interesantes. Tampoco es una historia fluida, creo que el ritmo es demasiado lento al principio y los personajes que pretenden ayudar a los protagonistas hacen todo lo contrario.

Pero es una lectura agradable para fans de la familia Montgomery, es entretenido encontrar referencias a historias pasadas, pero tampoco es necesario conocerlas para leer esta novela.