Todo el mundo piensa que la joven A.J. Sutherland se ha vuelto loca por gastar una pequeña fortuna en un caballo que se ha ganado a pulso la fama de indomable. Pero si alguien tiene el coraje necesario para lograrlo es A.J. Para ello necesitará la ayuda de Devlin McCloud, una auténtica leyenda de los circuitos hípicos con una pierna lesionada y un carácter endemoniado.

Su ascendente carrera se vio truncada por un terrible accidente, pero Devlin reconoce a un luchador cuando lo ve y ese caballo es casi tan salvaje como él. Antes de darse cuenta tendrá a un semental intratable en su establo y a una impetuosa amazona con un cuerpo maravilloso durmiendo en su sofá. Lo que comenzó como una simple relación de negocios poco a poco se irá transformando en algo mucho más profundo. Ahora, A. J. y Devlin deberán aprender que en el deporte, igual que en la vida, hace falta entregar el corazón para alzarse con el triunfo.

Estamos ante la primera obra que J. R. Ward publicó —en su momento bajo el nombre de Jessica Bird—, ya hace unos años. Por eso no es extraño que ella misma reconozca que este libro, junto a «Amante oscuro», sea al que más cariño le guarda. También se hace evidente que la autora ama el mundo de la equitación por el mimo con el que trata las escenas de Sabbath y por las páginas que le dedica a su entrenamiento.

Se trata de una historia bastante sencilla, sin grandes pretensiones ni una trama compleja. Simplemente es la historia del idilio entre dos amantes de los caballos, uno con su carrera truncada y la otra con una en ciernes. Sabbath los une, pero es su amor el que les acaba aportando madurez y perspectiva.

A.J. no deja de ser una niña mimada, impulsiva y algo irresponsable y descerebrada que nunca ha tenido que preocuparse por nada, pero un deseo  irreflexivo tiene como consecuencia el distanciamiento de su familia. Ese impulso de adquirir un fogoso semental la llevará a la vida —y la cama— de Devlin, y a luchar por una causa que todo el mundo considera perdida de antemano. Pero tanto A. J. como su nuevo caballo son unos luchadores natos y aceptan el reto.

Devlin es un hombre herido y con remordimientos por sus propias decisiones, por un acontecimiento que le marcó y le hizo madurar, enfrentarse a la realidad. Y ahora ve aquella sed de éxito y victoria que tan bien conoce reflejada en la mirada soñadora de A. J. Eso le hace añorar su antigua vida, pero también preocuparse porque ella pueda cometer los mismos errores que él cometió en el pasado. Yo diría que es demasiado comprensivo con A. J.

El suyo es un amor marcado por la atracción y el deseo desde el primer momento. Las reticencias de volver a la acción de Devlin contrastan con las ansias de tiunfar de A.J, y eso que parece una distancia insalvable les acaba uniendo, porque ella le contagia las ganas de llevar a Sabbath hacia la victoria.

En el transcurso de la preparación lo que sienten se hace incontrolable y su relación amorosa, inevitable. Es un romance sencillo, con una dosis de ternura mientras se siguen conociendo, pues no dejan de ser dos personas que sólo se tenían vistas por moverse en el mismo mundillo y que comparten el amor por la equitación. A un mismo tiempo deben ir sorteando los problemas derivados de su relación y los relativos al entrenamiento del caballo.

No es una historia con muchos personajes secundarios porque se basa sobre todo en la relación de la pareja y en las fases de la preparación para la competición. Pero me ha divertido Ches con su forma de expresarse y lo enternecedor que resulta; sin olvidar a Sabbath, un personaje más, pero cruacial  para que se inicie la historia.

También hay que mencionar a los Sutherland, pero los problemas familiares de A. J. sólo están tratados de forma superficial y sus miembros son personajes apenas perfilados cuyas actitudes se hacen difíciles de comprender. Podían haber dado algo más de juego, especialmente al final, cuando los temas del rancho quedan medio colgados y sin más explicación.

La anécdota es que la protagonista de «Corazón de oro» es mencionada por ser prima de A. J.

Para ser la primera novela publicada de J. R. Ward está bastante bien llevada y narrada —por suerte que siguió los sabios consejos de Sue Grafton—, y me ha parecido entretenida, a pesar de que realmente no ocurre casi nada en todo el libro.

Sobre todo se la recomendaría a admiradoras de la autora y a amantes de la equitación y los caballos, pues el entrenamiento de Sabbath es tan importante en esta historia como el romance principal, no escatima en escenas con él y son bastante detalladas. Se nota que la propia escritora es una amante de estos animales.