El abogado James Madison Randolph, todo un caballero respetable, vive en un mundo refinado en la sofisticada Boston. Hace años que abandonó el mugriento rancho de Texas donde pasó su juventud, dejando tras de sí un pasado lleno de misterios. Sin embargo, se ve obligado a enfrentarse de nuevo con sus fantasmas cuando uno de sus hermanos es acusado falsamente de un crimen.

Por su parte, la joven Fern Sproull, tan tozuda como una mula de Kansas, no piensa parar hasta que se haga justicia con el principal sospechoso del asesinato de su primo. Pero su afán de venganza quedará en un segundo plano cuando conozca al atractivo Madison Randolph.

Y mientras la ciudad fronteriza de Abilene se prepara para el juicio del siglo, los dos jóvenes se enzarzarán en una guerra de sexos en la que, aunque ellos no lo sepan, saldrán ganando los dos.

Segundo libro de la serie «Siete novias».

Ésta es la historia de Madison, el hijo pródigo de la familia Randolph. Durante la primera novela de la serie era el único hermano ausente, pero en esta ocasión es el protagonista. Vuelve a encontrarse cara a cara con sus hermanos para defender a Hen de un asesinato que está seguro que no ha cometido. La necesidad de Madison de demostrar que su hermano no es el culpable le lleva a indagar sobre la noche del crimen. La trama del asesinato, sus motivaciones y sus consecuencias está bien llevada, además es muy importante para la historia, pero siempre queda en un plano secundario, y le da un poco de misterio a la novela.

Fern es realmente cabezota. Está empeñada en que Hen Randolph pague por el asesinato de su primo, y así se lo hace saber a Madison en cuanto lo ve aparecer como un flamante abogado del este. Al principio parece muy testaruda, pero cuando empieza a plantearse la posibilidad de que el verdadero asesino de su primo esté libre, y por lo tanto Hen sea inocente, colabora con Madison para descubrir la verdad. A pesar de lo obstinada que pueda parecer, en el fondo es una joven sensible que pasó por una experiencia difícil que aún no ha superado, y esa debilidad la hace sentirse vulnerable. El hecho de vestir con pantalones no es más que una forma de autoprotección, pero ha hecho que durante años las demás mujeres del pueblo la hayan ignonrado y rechazado. En realidad, Rose es la primera amiga que tiene, la única mujer que no la ha juzgado por las apariencias.

Madison da la impresión inicial de ser un abogado snob de ciudad. Después de conocer la convicción de George en su libro de que su hermano seguía vivo, la primera sensación es que Madison es un poco egoísta por no hacer saber a su familia que se encuentra bien. Además, considera que sus hermanos siempre estarían ahí cuando los necesitase aunque él está en superioridad de condiciones porque los demás no saben nada de él. Pero su marcha del rancho es comprensible después de lo que sufrió durante su juventud, su deseo de huir de un padre despótico y una familia que no lo entendía, exceptuando a George. Cuando regresa, una parte de él se arrepiente de haberse marchado aun cuando probablemente volvería a hacerlo, pero ahora debe enfrentarse a sus hermanos y hacer las paces con ellos y su propio pasado. Al principio mantiene su antigua y su nueva vida separadas, hasta que se enamora de Fern y tiene que tomar algunas decisiones. Es una manera de enfrentarse al pasado, porque él siempre esperó enamorarse de una mujer del este, educada, elegante, amable... una mujer tan anodina y perfecta como Samantha o alguien más del estilo de Rose... En cambio, se enamora de una mujer que viste pantalones, que trabaja en una granja, que no deja de discutir con él, que le planta cara... todo lo contrario a lo que siempre había esperado.

A pesar de su enemistad inicial, Fern no tiene nada personal en contra de Madison, es sólo que no le gusta el motivo que lo ha llevado hasta Kansas, y aun así le parece el hombre más atractivo que conoce. Por el contrario, Madison empieza sintiendo curiosidad por ella, pero cuando pasa más tiempo a su lado se da cuenta de que la admira y que es mucho más atractiva de lo que aparenta con su ropa de hombre. Fern es muy diferente a las mujeres con las que suele tratar en Boston pero le atrae más que ninguna de ellas. Fern y Madison se parecen más de lo que creen, los dos tienen un pasado que no han podido olvidar y que intentan afrontar, y detrás de sus discusiones hay una atracción inesperada.

Rose y George aparecen bastante en esta novela, su hijo también, que es un encanto, y en referencia a ellos hay una sorpresita muy tierna. El resto de los hermanos sólo tienen una presencia testimonial, excepto Hen, que es fundamental para el desarrollo de la trama. También tienen una breve aparición los amigos de Boston de Madison, que habla tanto de los maravillosos Samantha y Freddy que he acabado cogiéndoles manía.

A pesar de que la anterior novela me gustó más, esta no está mal. En algunos momentos se hace un poco pesada pero en general es entretenida, y los protagonistas me han gustado porque van evolucionando poco a poco, al igual que la relación de Madison con sus hermanos. La presencia de Rose y George también es grata, aunque he echado de menos al resto de hermanos.