El último lugar en el que Catherine MacPherson imaginaba encontrarse era sentada en un autobús, esposada a un malhumorado cazarrecompensas. Justo dos horas antes, ese pedazo de hombre se presentó de improviso en su casa, la confundió con su errática hermana gemela, una «bailarina» de Miami, y se la llevó en volandas en sus enormes brazos. Y no importa lo sexy que sea y lo bien que le sienten los pantalones: ¡Catherine está furiosa!

Pero a Sam McKade nadie le engaña con el viejo truco de las hermanas gemelas. Al fin tiene consigo a la guapísima pelirroja y no va a permitir que se le escape. El problema es que la chica resulta ser mucho más dulce y elegante de lo que parecía, y que los besos de ambos son de un voltaje tan alto que alguien podría llegar a quemarse.

Es la segunda vez que leo esta novela, pero la he disfrutado tanto como en la primera ocasión. Se trata de una comedia de acción que se origina a raíz de un gran malentendido que lleva a los protagonistas a las situaciones más surrealistas. Está narrada con sentido del humor, ese un gran punto a su favor, y llena de situaciones cómicas. Y me gustan mucho los protagonistas, tienen mucho carácter, y forman una pareja muy apasionada. Pero la historia y los personajes secundarios también contribuyen a crear una novela divertida, emocionante y entretenida que no aburre en ninguna parte de la historia.

Catherine es una respetable profesora de niños sordos en Seattle, que se ve inmersa en los líos de su hermana involuntariamente cuando un agente de recuperación de fugitivos la confunde con ella. Y la arrastra durante días para llevarla a Miami. Ella, cansada de dar explicaciones que no son escuchadas, decide que ser la hermana buena no le ha servido de nada y se dedica retrasar el viaje todo lo posible, y ya se aclarará todo el asunto con sus huellas dactilares. Catherine es la hermana responsable pero está cansada de serlo, es inteligente y utiliza su ingenio a su favor de todas las formas que se le ocurren. Sus ideas son cada vez más hilarantes y están a punto de volver loco a Sam.

Sam es un agente de fugitivos que espera hacerse con la recompensa por encontrar a Kaylee, la gogó huida, para así conseguir un deseado refugio de pesca. El hombre se las hace pasar canutas a la pobre Catherine, pero ¿cómo iba a pensar él que se había equivocado de hermana? Si además se le suma que un matón sin cerebro quiere matar a Catherine confundiéndola con Kaylee, se presenta un viaje movidito. Sam tiene un buen corazón y le gusta hacerse responsable de todo, por eso disfrutaba siendo policía militar y su sueño es convertirse en policía. Y no buscar a gentuza fugada por todo el estado, pero por ahora es un sueño imposible.

Me encanta esta pareja. Están todo el día discutiendo e intentando tener la última palabra, pero entre ellos hay tensión sexual desde el primer momento, y su atracción va creciendo a lo largo del camino hacia Miami. Los dos intentan negar esa atracción por motivos distintos, pero es algo inevitable. Me he divertido con su relación, mientras intentan ganar su partida de ajedrez particular, pero tenía muchas ganas de saber qué pasaría cuando se descubriera la verdad sobre la identidad de Catherine, y la cosa no me ha defraudado. Hay dos fases en su relación, cuando se dedican a fastidiarse el uno al otro porque los dos consideran que hacen lo correcto, hasta que se descubre el error de Sam. Y a partir de ese momento, que su relación cambia y deben permanecer unidos para no caer en las garras de los villanos que buscan a Kaylee, entonces su relación se convierte en algo totalmente distinto.

Catherine y Sam son la pareja protagonista, pero no la única. También conocemos la historia de amor de la hermana gemela de Cat, Kaylee, con Bobby.

Al principio de la historia, Kaylee me pareció una irresponsable pero me ha sorprendido gratamente, porque después de su error se siente culpable y decide rescatar a Catherine del cazarrecompensas y del matón que la persigue. Siempre ha sido más alocada que su hermana y no le importaba que ella le sacara de los líos en los que se metía, pero esta vez sabe que ha llegado demasiado lejos. Puede que Catherine sea la más inteligente de las dos, pero Kaylee pone a prueba todas sus habilidades para enmendar su error. Con la ayuda de su novio Bobby le va siguiendo la pista a su hermana.

Bobby es uno de los gorilas del local en el que bailaba Kaylee, un hombre que resulta ser muy tierno a pesar de su apariencia feroz. Para ellos su relación no era más que una forma de divertirse y de pasar el rato, pero durante esta aventura descubren que sus sentimientos son más profundos de lo que creían. Al principio les asusta sentirse así, pero acaban aceptándolo. Aunque me he sentido más identificada con la historia de Catherine y Sam, esta también me ha parecido bonita, y bastante cómica. Kaylee y Bobby tienen su corazoncito.

La novela transcurre en pocos días, pero las experiencias bajo circunstancias muy intensas son especiales. El final nos lleva al clímax de la historia, un desenlace en el que se unen las dos parejas; y con un epílogo bonito pero sin ser empalagoso, en el que también se ve la renovada relación que tienen Catherine y Kaylee.

Es una historia que me ha gustado mucho. Es divertida, amena y no tiene altibajos; la pareja protagonista me encanta, tienen una relación divertida y apasionada. Pero también me gusta la pareja secundaria. Son dos historias de amor distintas pero que les vienen bien a los cuatro personajes. Sin ser una novela inolvidable, me he divertido y les he cogido cariño a las dos parejas, pero especialmente a Catherine y Sam.