Isabel Beebe estaba convencida de que tenía mala suerte en el terreno amoroso. Ford Hendrix, su amor de la adolescencia, había ignorado todas sus cartas. Su marido la había dejado... por un hombre. De modo que Isabel había vuelto a Fool's Gold para resucitar su pasión por la moda y regentar la tienda de trajes de novia de su familia hasta que sus padres la vendieran. Después se marcharía para intentar hacer realidad sus sueños. Al menos, ese era el plan, hasta que volvió Ford, tan sexy y encantador como siempre, y ella se sintió de nuevo como una chica de catorce años.

Ver a Isabel convertida en una mujer fue para Ford, entrenador de guardaespaldas, como un gancho directo a la mandíbula. Años atrás, cuando se había enrolado en ejército impulsado por un desengaño amoroso, las dulces cartas de Isabel habían impedido que se volviera loco. Ahora no podía apartar los ojos... ni los labios de ella. Y tenía de pronto una razón para quedarse en Fool's Gold, si unas dulces palabras podían convencer a Isabel de que hiciera lo mismo.

Duodécimo libro de la serie «Fool's Gold».

Y por fin llegó la anhelada historia de amor de Ford Hendrix.

No exagero al decir que la esperaba desde los primeros libros de la serie, sobre todo teniendo en cuenta que ya se han narrado los romances de su hermano —segundo libro—, sus hermanas trillizas —cuarto, quinto y sexto libro— y su madre —romance secundario del quinto libro—. Pero Ford es el miembro más misterioso de la familia y apenas se le conoce en persona, ha sido nombrado en varios libros pero no volvió del ejército hasta hace poco, durante la historia que se desarrolla en el décimo libro.

En definitiva, es un protagonista que ha sido nombrado en varios libros, pero que apenas se ha dejado ver hasta ahora, al que sólo conocemos a través de otros.

Ford se ha resistido a volver a Fool's Gold durante más de una década, pero decide que ha llegado el momento de regresar para montar una empresa de guardaespaldas con sus compañeros de las Fuerzas Especiales. Lo más difícil para él, y lo que le ha tenido alejado de casa tanto tiempo, es la adaptación a la vida familiar, y él viene de una familia numerosa y protectora que no le deja respirar. De hecho, su madre le aterroriza más que un francotirador enemigo apuntándole en un espacio descubierto. A veces su confianza en sí mismo resulta un poco cargante, pero es un hombre bueno y divertido.

Isabel tampoco tiene muchas ganas de volver a Fool's Gold, pero se lo toma como algo pasajero, una breve estancia de paso para hacerse cargo del negocio familiar durante unos meses, sólo hasta que pueda poner en marcha uno propio en Nueva York. Así, pasa a encargarse de la tienda de vestidos de novia, que ya es toda una institución en el pueblo, a la vez que recupera viejas amistades y encuentra otras nuevas. No tenía intención de coincidir con Ford pero es algo que no puede evitar, como tampoco sentirse atraída por él como  cuando tenía catorce años.

Isabel y Ford son viejos conocidos porque él estuvo a punto de casarse con la hermana de Isabel, pero tras un bochornoso desengaño se alistó en el ejército. Ella, con el corazón roto por la marcha de su amor juvenil, le envió cartas que eran casi un diario personal durante años. Una vez que se reencuentran es divertido ver que Isabel intenta esquivarle por la vergüenza que le provoca su antiguo enamoramiento, y por lo que pueda pensar de ella tras sus impulsivas cartas. Y Ford disfruta poniéndola nerviosa y conociéndola mejor que ninguna otra persona. Es una relación que va creciendo propiciada por la cercanía de convertirse en vecinos.

A parte de la historia principal de Ford, también se cuenta la del otro Hendrix soltero que queda en la familia. El romance de Kent con Consuelo ya se iba intuyendo en el último libro y es una historia muy tierna. El pasado de Kent hace tiempo que es conocido y no tiene ningún misterio, pero parecía que ese amable profesor de matemáticas no volvería a encontrar el amor. Y es esa amabilidad, algo que, por otro lado, él tanto detesta que Consuelo le mencione, lo que hace que ella se enamore de él, porque por su vida y su profesión es algo que nunca ha conocido.

Además de ellos, por Fool's Gold aparecen otros personajes secundarios. Conociendo el pasado de Ford, pensé que Maeve y Leonard me caerían mal, pero no ha sido así. La que sí es un incordio es Denise, su insistencia me hace comprender que Ford no quisiera volver. Y me ha gustado ver a las parejas que ya tienen sus historias consolidadas y a los nuevos personajes que han llegado al pueblo.

El final es brusco, como es habitual en esta serie, muy rápido, pero eso es una seña de identidad en las historias de Fool's Gold. Es cierto que no es el mejor final de la serie.

Es una historia de amor —dos historias de amor, en realidad— muy esperada por  conocer la historia de Ford, pero la protagonista femenina y la trama no se adivinaban hasta los últimos libros, y ha sido una historia bonita. Sencilla, poco original, pero tierna y en la línea de esta serie.