Chicas, este es un nuevo fragmento del libro de Stryker. Se ha colgado en el foro oficial. En este fragmento aparece por fin Jared, otro de los personajes misteriosos que tiene preparados la autora.
Por cierto, NO LEER SI NO SE HA LEÍDO EL LIBRO DE ACHERON!!!!!!
Stryker se despertó con un palpitante y profundo dolor de cabeza. Por un momento, no podía recordar lo que había pasado para causarlo. Pero cuando abrió los ojos para encontrarse encadenado en una pared, tuvo completa claridad.
Su primera esposa había regresado para vengarse.
Furioso, se empujó a sus pies y le dio un tirón a la gruesa cadena que lo mantenía fuertemente anclado en la pared. Tenía esposas en cada muñeca y cada tobillo y aunque tenía libertad para moverse, no podía ir lejos.
Pero eso era infinitamente mejor que lo que le sucedía al hombre que estaba encadenado en la pared frente a él. Alto y flexible, se parecía a alguien que hubiera atravesado el infierno. Literalmente. Sucio, con el cabello castaño rojizo oscuro enmarañado que caía más allá de sus hombros. Completamente desnudo, su cuerpo estaba cubierto con cardenales y marcas de mordeduras. El hecho de que ellas fueran visibles a través de los gruesos tatuajes tribales negros que marcaban su torso, brazos y muslos atestiguaban lo profundas y feroces que eran. A diferencia de Stryker, él permanecía de pie, con los brazos estirados a lo alto de su cabeza. Su cara finamente deshuesada estaba cubierta por una barba espesa, desaliñada.
—¿Qué demonios te hicieron?
El hombre sonrió mientras retorcía las manos en las cadenas sobre sus muñecas y apoyó su cabeza contra la pared para mirar fijamente a Stryker quien exhaló fuertemente ante la visión de sus ojos amarillos rodeados por una estrecha banda de color rojo sangriento.
—Ellos se alimentan de mí. Mi suposición es que serás el siguiente.
Stryker estaba confundido.
—Tú no eres Daimon ni Apolita. No sirve de nada alimentarse de ti.
Él se rió amargamente.
—Diles eso a ellos.
Stryker frunció el ceño cuando notó la delgada venda negra que estaba envuelta alrededor de la garganta del hombre. Era un collar de contención de algún tipo.
—¿Qué eres?
—Soy la miseria.
Sin duda. El hombre era más parecido a eso.
—¿Tienes un nombre?
—Jared.
—Yo soy...
—Strykerius pero eres conocido como Stryker. Odias a la diosa que sirves y buscas matar a su único hijo y clamar venganza contra el humano que asesinó a tu hermana.
Stryker se congeló cuando la criatura desnudó sus planes.
—¿Cómo sabes eso?
—Lo sé todo. Siento cada latido de corazón del universo. Oigo cada grito pidiendo misericordia y siento cada lágrima de dolor.
Y era espeluznante como el infierno.
—Lo siento —dijo Jared—. Le hago eso a muchas personas.
—¿Les haces qué?
—Asustarlos.
—¿Puedes escuchar mis pensamientos?
—Antes de que los tengas, yo los escucho. —esta vez, él no habló. Su voz era alta y clara en la mente de Stryker.
—Quédate fuera de mi cabeza.
Jared le dio una mueca desdeñosa.
—Creeme, me encantaría. Todo es un enredo allí. Pero estás físicamente demasiado cerca de mí como para bloquearlo. —Golpeó su cabeza contra la pared de piedra—. El dolor es la única forma de dejar a tus pensamientos fuera de mi cabeza.
—¿Es por eso que ellos te golpearon?
Él le ofreció una mirada «irónica» fría.
—Sobretodo lo hacen por diversión.
Stryker honestamente sentía compasión por la criatura quien tenía que padecer tal agonía absoluta. Había algo que le parecía familiar en él pero aún no podía identificarlo.
—¿Cuánto tiempo te han mantenido aquí?
Jared soltó una respiración cansada.
—Medea se acerca.