En la turbulenta corte inglesa, la gentil lady Madelyne sufría los crueles caprichos de su hermano, el barón Louddon. Entonces, en venganza por un cobarde crimen, el barón Duncan de Wexton -el Lobo- mandó a sus huestes hacia los dominios de Louddon. Como botín capturó a la exquisita Madelyne... pero cuando puso sus ojos en la bella joven no pudo más que prometer por su honor protegerla hasta la muerte. Cuando la pasión los conquistó a los dos, ella se rindió sin reservas. Ahora, Madelyne resistiría en nombre del amor que sentía por su noble señor, quien no cejaba en su lucha por vengar la infamia sufrida.

Dos barones ingleses enfrentados y la ley de Talión dan inicio a esta preciosa novela ambientada en la Inglaterra medieval con las intrigas políticas como telón de fondo. Todo empieza cuando la protagonista se ve atrapada en una historia de odios y venganzas entre su hermano Louddon y el enemigo de este, Duncan. Ambos son barones pero de caracteres y personalidades muy diferentes, Duncan es un guerrero justo y honorable, mientras que Louddon tiene el alma negra y despiadada.

Madelyne ha vivido toda su vida con el miedo a las represalias de su hermanastro, que la ha tratado con crueldad y ha hecho disminuir su autoestima. Madelyne es de naturaleza dulce y cariñosa, como ella misma no deja de recordarse, pero para protegerse a si misma ha aprendido a ocultar sus sentimientos y sus pensamientos, a no llorar, ni suplicar, para no mostrar debilidad. También es muy valiente, aunque ella no lo cree así, pero arriesga su seguridad por ayudar a quien considera más débil y a la gente que quiere. Tiene como objetivo huir a Escocia pero antes quiere liberar a Duncan de la muerte puesto que su hermano lo mantiene prisionero para matarlo. En ese momento los planes de los dos se alteran, cuando Duncan la secuestra, Madelyne no se siente capturada sino liberada. Madelyne me ha encantado como protagonista, ella no lo sabe pero es increíblemente fuerte y valiente, y también muy inteligente.

Duncan es un guerrero implacable conocido como El Lobo, pero que se rige por valores como el honor, y para vengarse de su enemigo secuestra a Madelyne, sin saber que así la salva de su negro destino. Ella es desconcertante y, en absoluto, como él la había imaginado y le inspira un profundo sentimiento de protección, está dispuesto a proteger a Madelyne de quien sea necesario. Pero esos sentimientos le confunden porque nunca se había sentido así, ni siquiera en su casa porque primero es señor y después cabeza de familia, a pesar de lo mucho que quiere a sus hermanos. Duncan también me ha encantado, sabe lo que quiere pero no sabe que su vida era aburrida hasta que conoce a Madelyne, que pone su casa del revés.

Madelyne y Duncan son una pareja magnífica. Con la acción más altruista que Duncan haya presenciado jamás, Madelyne sella su destino, primero salvándole la vida y después calentándole los pies con su propio cuerpo, desde ese momento Duncan sabe que nunca la dejará marchar. Es una historia de amor preciosa que nace a partir de una venganza, pero enseguida Duncan descubre que Madelyne no se parece en nada a su hermano, no pueden evitar discutir y llevarse la contraria por todo se convierte en una costumbre para ambos, pero desde la primera noche que duermen uno al lado del otro durante el camino de vuelta a la fortaleza de Duncan por necesidad, él ya no puede dormir si no la tiene al lado y eso a ella la hace sentirse protegida; una circunstancia que me ha parecido de lo más tierna. Al principio les cuesta admitir que es amor lo que sienten pero una vez que lo saben no lo esconden ni dejan la declaración para el último momento. Pero su amor vive con la incertidumbre de una posible actuación de Louddon.

Los secundarios son muy importantes, una de las cosas que más me ha gustado es la relación que se establece entre Madelyne y la familia de Duncan. Ella, que nunca ha tenido una verdadera familia que la quisiera, ahora se encuentra con los tres hermanos de Duncan, que en un principio sienten desconfianza y rechazo hacia ella por ser hermana de Louddon, pero no tarda en vencer esas reticencias. A Gilard le salva la vida y él se siente impulsado a defenderla delante de todos desde entonces; se gana el respeto y la admiración de Edmond; y se convierte en una gran amiga de Adela ayudándola a superar lo que le hizo Louddon. En poco tiempo cualquiera de ellos haría lo necesario para ayudar a Madelyne, lo mismo que el resto de los habitantes de las tierras de Duncan, tanto los sirvientes como los guerreros. También tiene un papel corto pero importante el tío de Madelyne, el padre Berton, la única persona que pudo ayudarla durante su infancia, la persona que la educó.

La parte final me ha gustado mucho, no es un final precipitado y es muy romántico y muy valiente por parte de los dos.

Es una historia de amor realmente preciosa y llena de valor y ternura, con unos personajes con un gran sentido de la lealtad, con unos protagonistas por cuyas venas corre la fuerza del honor y la pasión. Me ha enganchado de principio a fin, tanto durante el viaje a la fortaleza de Duncan como cuando llegan allí, y tiene algunas escenas preciosas como la forma en que Duncan cuida a Madelyne cuando ella está delirando de fiebre o el reencuentro entre los protagonistas que está lleno de romanticismo, y tiene sus puntos de humor. Se ha convertido en una de mis novelas favoritas de Julie Garwood.