Faith Wishart trabaja en una de las agencias de publicidad más importantes de Londres y tiene una fulgurante carrera en el mundo de las relaciones públicas. Además, su novio Adam es el hombre perfecto: es un abogado alto, guapo, sexy y rico, no le gusta el fútbol y prefiere pasar una velada tranquila con ella antes que salir de fiesta con sus amigos. O al menos eso es lo que Faith le ha contado a su madre, porque en realidad trabaja como maquilladora en unos grandes almacenes y Adam no existe más allá de su imaginación. Pero ahora ha surgido un inconveniente: su hermana ha vuelto de Australia con su prometido para casarse y su madre quiere aprovechar la feliz ocasión para conocer a Adam.


Faith sabe que no debería inventarse una vida paralela, pero su madre parecía tan orgullosa por sus supuestos triunfos que una mentira llevó a la otra y llegó un momento en el que no hubo marcha atrás. Por encima de todo Faith quiere ver feliz a su madre y desde la muerte de su padre eso es algo que no ha pasado muy a menudo. Pero ahora tiene dos meses para contarle la verdad o para encontrar un Adam de carne y hueso y transformar las mentiras en realidad... y opta por empezar a buscar.

La protagonista es una especie de Cenicienta urbana en busca del príncipe azul de su imaginación. En esta versión moderna la madrastra y las hermanastras son sustituidas por su jefa de la sección de maquillaje y por sus propios fantasmas personales. Durante su búsqueda de una vida perfecta deberá lidiar con una embarazada amiga con agorafobia, un vecino ruidoso y una madre entrometida. Solo así podrá encontrar el zapato de cristal que se ajuste a su vida, la pieza del puzzle que encaje en su corazón.

Faith es un personaje al que se le va cogiendo cariño porque es una chica normal y cualquiera puede identificarse con ella en muchos aspectos. Pero su vida es una mentira, miente porque no quiere hacer daño a los demás, porque quiere hacer feliz a su madre, porque en el fondo sabe que no es feliz con su vida. Solo hay dos personas que conocen la verdad, son personas en las que confía y que la aprecian sinceramente. Dicen que queremos a las personas por sus virtudes pero las amamos por sus defectos, y al conocer sus secretos, esas personas ven a la verdadera Faith, con todo lo que ello implica, sus cosas buenas y sus cosas malas. Y a pesar de sus mentiras, o más bien verdades inventadas, lo mejor que tiene Faith es su buen corazón.

El príncipe azul no aparece sobre un caballo blanco, ni es física o profesionalmente como lo había imaginado, pero sí es un caballero andante dispuesto a rescatarla. Es un hombre misterioso, inteligente y atractivo pero deberá luchar contra sus propios fantasmas. No es el hombre de sus sueños pero es posible que el hombre de sus sueños fuera demasiado perfecto para ser real.

Es un libro sobre todo divertido, eso lo vemos desde el primer capítulo, cuando Faith se ve inmersa en una situación en la que le gustaría que se la tragase la Tierra. Tiene sus puntos de alegría pero también de tristeza, una historia optimista sobre una chica normal y corriente. Es una narración ágil, con un ritmo rápido pero no demasiado, que no se hace pesado en absoluto. Es una especie de cuento de hadas, una Cenicienta moderna como he dicho, una moraleja de la que cada cual puede sacar sus propias conclusiones. Y aunque hay situaciones previsibles eso no le resta encanto al libro.

La historia de amor no es el eje central, éste es el propio día a día de Faith, pero el amor va naciendo poco a poco y es una historia bonita, con una declaración final tan sencilla como romántica porque siempre he pensado que no hay nada más romántico que un beso bajo la lluvia. Puede que no sea un libro que permanezca en la memoria pero te hace sentir bien al terminarlo.

Le doy un 6'5, pero me ha dejado muy buenas sensaciones.