Al principio, Lark confiaba en que se tratara de una pesadilla: estaba segura de que si cerraba los ojos se trasladaría de nuevo a su confortable cama de caoba en su espacioso dormitorio de Eddington Hall, y todo saldría bien. Su padre, el conde de Roxburgh, no se habría suicidado y ella no estaría en la prisión para deudores de Marshalsea.

Desgraciadamente esos días ya nunca volverían...

Pero antes de que Marshalsea mostrara su peor cara, apareció el conde de Grayshire. Mientras el resto de la alta sociedad londinense miraba hacia otro lado, él pagó su deuda y la sacó de la cárcel. Pero, ¿con qué propósito había comprado su libertad?

Lo primero que hizo el conde fue llevarla a su mansión de Cornualles, una tierra plagada de secretos inconfesables, llena de contrabandistas, corsarios y leyendas legendarias. Pero lo que resultaba todavía más peligroso, el conde de Grayshire le había robado el corazón. Lark temblaba de deseo cada vez que el misterioso marino aristócrata, de rostro adusto y mirada penetrante y dura como la obsidiana, se acercaba a ella.

Como Lark descubriría pronto, aquello no era un sueño.

La novela se desarrolla en lugares poco comunes en lo que al género histórico se refiere y eso queda claro desde el principio, cuando Lark es conducida a su celda de Marshalsea. La protagonista pasa poco tiempo en prisión pero allí debe luchar por mantenerse cuerda y serena tras ser asaltada por un grupo de presas y agredida por un prisionero indeseable mientras a su carcelero solo le importan las propinas extras que puede conseguir de los reclusos, lo único bueno que encuentra allí es la sincera amistad de una de las convictas. En este contexto empieza a desarrollarse esta historia.

Lark no es la típica dama que espera presentarse en sociedad, es una joven encarcelada por las deudas de su padre y a la que la aristocracia le ha dado la espalda a pesar de ser la hija de un conde. Es una chica con buena educación pero que durante su corta estancia en prisión debe aprender a defenderse sola y a no amedrentarse, además tiene un carácter que deberá ir sacando movida por las circunstancias y no dejará que nadie se aproveche de ella sin, al menos, presentar batalla.

King es el conde de Grayshire pero tampoco es el típico libertino encantador, muy a su pesar es un contrabandista, al igual que lo fue su padre, y de los que llevan un parche en el ojo además. Pero a diferencia de su padre, él se ve obligado a ser un corsario para servir a la Corona, porque negarse sería considerado como traición. Pero antes de cumplir con esa misión debe encontrar una dama de compañía para su madre, y casarse para concebir un heredero. Es un hombre marcado por la mala relación entre sus padres y la falta de amor que pasó durante su infancia, pero se convierte en un héroe al salvar a Lark una otra vez.

Las escenas de amor son pocas en cuanto besos y escenas de cama pero desde el principio los protagonistas se sienten atraídos y se palpa la tensión sexual que hay entre ellos, que además va creciendo con cada encuentro, cada mirada y cada roce. Una cosa que me ha gustado es que no esperan hasta el final para reconocer que están enamorados y su primera noche es muy sensual.

Por otro lado, hay una relación secundaria, que se intuye más que se cuenta, pero me ha parecido muy tierna y los dos personajes me han gustado y son esenciales para el desarrollo de la novela.

A lo largo de libro aparecen muchos personajes, durante la estancia en la cárcel, en la ciudad y en la casa de Cornualles: la prometida de King, su ex-amante, su hermanastro, su administrador, la doncella de Lark... algunos aparecen poco pero son importantes para el desarrollo de la novela.

Pero, sin duda, el más importante es lady Isobel, la madre de King. Sin ella los protagonistas nunca se hubiesen conocido, puesto que King la encontró porque buscaba una doncella para ella y Lark no hubiese sido liberada. Es una mujer formidable, a la que todos temen por su mal genio y excentricidades, sobre todo si va armada con su legendario bastón. No permite que nadie le de órdenes y gobierna la casa con mano férrea pero tiene una importancia decisiva en la trama.

El desarrollo de la historia tiene un ritmo ágil y no se hace pesado, es rápido de leer porque suceden muchas cosas, los protagonistas deberán superar varios obstáculos para poder estar juntos: enemigos, celos, envidias, malentendidos, rivales, su propia obstinación... y otra cosa que me ha gustado es que el final no acaba de una manera demasiado precipitada, se toman su tiempo para resolver cada frente abierto, aunque sí he echado de menos un epílogo.

Es una novela agradable de leer y bastante amena, no le faltan aventuras y King esconde algunos secretos que Lark tendrá que ir descubriendo. Una cosa que se me ha hecho rara es el tratamiento que usan, porque en lugar de "milady" o "milord" está traducido como "mi señor" y "mi señora" y me ha resultado extraño.

En resumen, este libro no es una gran historia de las que permanecen en la memoria pero me ha gustado bastante y lo recomiendo.