ARGUMENTO
“En buen momento se me ocurrió acceder a la cita a ciegas”. O al menos eso es lo que piensa Sarah Dearley cuando se encontró que la persona con la que su amiga le había arreglado una cita, resulta ser un vampiro obsesionado con ella.
Sin llegar a convertirla del todo y huyendo de él (hay que decir que ella no sabía aún que era un vampiro), se encuentran con unos cazadores de vampiros que le matan. Para su desgracia, ella también es un objetivo así que, en la huida se topa con un vampiro encaramado en un puente al que le importan poco lo que le pase puesto que está ahí para suicidarse.
Por suerte, consigue que se apiade de ella y la saca del lugar. Es así como Sarah conoce a Thierry de Bennicoeur, un vampiro de seiscientos años que regenta un lugar seguro de vampiros y que quiere poner fin a su vida en cuanto termine la introducción de Sarah en el mundo vampírico.
Tengo que decir que el libro me ha hecho bastante gracia. Está contando desde la perspectiva de ella y en primera persona. Pero tiene una mala suerte tremenda. Por fortuna, también tiene la buena suerte de salir bien librada de las situaciones en las que se mete.
Los vampiros de esta serie no son los habituales. Son vampiros que necesitan sangre, evidentemente, son más fuertes, viven eternamente y no se reflejan en espejos. Pero a parte de eso, no tienen ninguna cosa adicional. Pueden salir a la luz del sol aunque les es molesto para los ojos (así que se pasan el día con gafas de sol), pero ni crucifijos ni ajo ni nada que se les parezca les afecta. Son prácticamente personas normales.
Los vampiros actuales, además, son bastante “inofensivos” con respecto a lo de atacar gente. Se van a los bares de vampiros donde les sirven sangre y listo. Pero para su desgracia, junto con ellos vienen los “cazadores reglamentarios” de toda serie vampírica.
Y ya tenemos todo servido: montones de cazadores, montones de vampiros, un vampiro suicida y otra vampira que tiene más mala suerte que si llevara un gato negro encima, hubiera roto varios espejos, se hubiera levantado con el pie izquierdo y pasado después por debajo de varias escaleras. Porque no me digáis que no es mala suerte salir del bar seguro de vampiros para entrar en el de enfrente y descubrir que es un bar de cazadores.
En cuanto a la relación entre los protagonistas, decir que Thierry es el que menos “entusiasmo” le pone. Supuestamente, así es su personalidad: distante y reservada. Y aunque, al parecer, según los demás personajes que les rodean te dicen que está siendo bastante afectuoso teniendo en cuenta cómo es él en realidad, a ti te sigue pareciendo bastante desapegado. Sarah le pone más emoción al asunto porque es consciente de que le gusta Thierry, pero como él es así de “raro”, pues la verdad es que te quedas igual de desconcertada que la prota.
De hecho, la relación que se da entre Quinn y Sarah muchas veces es más interesante que la que tiene con Thierry. Y puesto que Quinn es un cazador convertido en vampiro… lo dicho, es bastante más interesante. A mí hasta me dio penilla que se quedara solo. Pero luego decía: como no arregle las cosas con Thierry el tío se nos suicida.
Ainsss, qué dilema todo el libro.
Pero está bastante bien. Yo me lo leí del tirón. La verdad es que es un libro que tiene de todo: tiene situaciones graciosas, serias, sangrientas, curiosas… de todo un poco.
Es un libro que nos muestra otra nueva alternativa del mundo de los vampiros.