y yo pensé que con lo que habia dado adivinaban, aqui les pongo otro cachito esta es la 3ra parte... y como va la escena
DEMONIO se apresuró a bajar las escaleras hacia el Honda. Él abrió de un tirón la
puerta trasera para encontrar a MORTAL apuntándole con su Beretta.
"Oh, eres tú" Ella soltó un suspiro de alivio y dejó caer la pistola de vuelta al bolso.
“Tardaste tanto. Comenzaba a pensar que me habías abandonado.”
“Estás bajo mi protección ahora. Te mantendré a salvo" Él sonrió. "Al menos, ya no
quieres dispararme."
"Si, eso es siempre un buen indicio en cualquier relación.”
DEMONIO se rió, un sonido oxidado, pero una risa en definitiva. Sangre de Dios,
¿Cuánto tiempo había pasado desde su última risa? Él ni siquiera pudo recordarlo. Y
ahí estaba la preciosa MORTAL, devolviéndole la sonrisa. La adorable dentista había
traído un poco de vida de nuevo a su interminable existencia dejada de la mano de
Dios.
A pesar de eso, debería oponerse a esta compulsión de estar con ella. Después de
todo, él era un demonio. Ella una mortal. Históricamente, él la debería ver como un
almuerzo, deseando ardientemente su sangre, no su compañía. Pero él quería su
compañía. Era como si su mente estuviera esperando las siguientes palabras que
saldrían de su boca, solo para poder tener el placer de responder. Y su cuerpo
esperaba ansiosamente el siguiente toque accidental. Demonios, accidental no iba a
ser suficiente.-------------------
Estas son las 2 partes siguientes
“Probablemente no debería confiar en ti. Pero por alguna razón, lo hago.” Ella salió
del coche, e instantáneamente su cuerpo entero se despertó ante su proximidad.
"Dices bien," él murmuró, levantando una mano para tocar su mejilla. "No deberías
confiar en mí en absoluto."
Sus ojos se agrandaron. "Yo… pensaba que me habías dicho que estaría a salvo."
"Hay tipos diferentes de peligro.” Él acarició con sus dedos su mandíbula.
Ella dio un paso hacia atrás, pero no antes de que él sintiera un temblor
recorriéndola. Ella giró hacia la casa, colgándose el bolso del hombro. “¿Así que aquí es
donde vives? Es muy bonito. De hecho, es precioso. Un barrio genial."
"Gracias.”
“¿Cuál es tu piso?” Ella hablaba deprisa, aparentemente intentando fingir que nada
había pasado, que el aire entre ellos no crepitaba por la tensión sexual. Tal vez ella no
la sentía. Tal vez solo él.
“¿Que piso te gustaría?”
Ella lanzó un vistazo en su dirección, luego se quedó con la mirada fija atrapada a
la de él. Su barbilla se levantó ligeramente, su boca lentamente se abrió de manera
involuntaria. Oh siiii, ella lo estaba sintiendo. Ella sonó jadeante. “¿Que quieres decir?”
esta es la primera parte del fragmento despues viene eso de...
Él dio un paso hacia ella. “Son todos míos"
Ella retrocedió un paso. “¿El edificio entero?”
"Sí. Y te proporcionaré un vestuario nuevo.”
“¿Qué? Un momento.” Ella separó la mirada y se apretó entre los dos coches para
subir a la acera. “No voy a ser tu concubina. Tengo mi ropa, y gustosamente pagaré mi
alojamiento y comida."
“Tu ropa está en tu casa, y dudo mucho que sea seguro regresar allí. Te
proporcionaré ropa "- él dio un paso sobre la acera a su lado -" a menos que prefieras
estar sin ella."
Ella tragó saliva. “Algo de ropa estaría bien. Te reembolsaré lo que gastes."
"No quiero tu dinero.”
“¡Bien, pues no esperes conseguir otra cosa!”
“¿Ni siquiera algo de gratitud por salvarte la vida?”
"Te estoy agradecida.” Ella le miró enfurecida. "Pero puedes estar seguro de que
todos mis agradecimientos serán otorgados en posición vertical.”
"En ese caso, déjame recordarte" Él dio un paso más cerca. "Que estamos verticales
ahora mismo.”
“Yo...supongo que sí." Su mirada enfadada se disolvió en una de cautelosa
expectación.
Él se movió lo suficientemente cerca para que solo un milímetro separara su pecho
del de ella. Colocó una mano en la parte más estrecha de su espalda, por si acaso ella
trataba de dar un paso atrás. Ella no lo intentó.
Él tocó su mejilla, tan suave y caliente. Ella inspiró profundamente y cerró los ojos.
Él pasó rozando con los dedos hasta su cuello. Su pulso palpitaba, acelerando el ritmo.
Cuando ella abrió los ojos, había confianza en ellos. Y deseo.
Él la acercó a su pecho y rozó con los labios la sien entre su suave pelo. Él había
visto su expresión aturdida antes cuando sus ojos se habían puesto al rojo vivo, así
que solo para estar seguro, quería evitar el contacto visual hasta que sus ojos
estuvieran firmemente cerrados y sus labios entreabiertos, suplicando el primer beso.
Él le retiró el pelo hacia atrás para dejar al descubierto su cuello, luego deslizó su
boca hacia abajo pasando por su dulce oreja dulce hasta el palpitante pulso.