Michael había anhelado una vida mejor para él y su familia, y con dieciocho años había abandonado el pueblo. Mary y su familia se habían marchado un año después. En aquel entonces eran inseparables. ¿Volvería a surgir la magia entre ellos ahora que sus circunstancias eran tan distintas o sólo se había tratado de un amor adolescente?
No cabe duda que este relato podria haberse convertido en una novela más extensa, pues la historia tiene la suficiente fuerza para ello y los protagonistas dejan ver una parte de su vida pero también mantienen el misterio sobre ella, algo que juega a su favor. Y a la vez es un libro bien condensado, y eso no es fácil, al terminarlo te queda la sensación de conocer a los protagonistas más a fondo de lo que se podria pensar por la extensión del relato. Se tocan varios temas, tales como la búsqueda de las raíces, el primer amor y el destino... temas relacionados con el mundo interior de los protagonistas que le dan un aire intimista a la historia.
Mary Cassat es una mujer con nombre de artista. Tiene en común con la pintora americana algo más que el nombre porque, de alguna manera, ella también es una artista con sus manos, hay quien diria que son manos mágicas porque es una de las mejores fisioterapeutas de Chicago, algo que Michael tiene la oportunidad de comprobar. La suya es una huída en toda regla, ha dejado una vida perfectamente organizada sumida en el caos, y seguramente a mucha gente muy confundida. Pero queria romper con todo para reenconrarse con sus raíces, porque sentia que hacíendolo se reencontraria también consigo misma, y eso era lo que necesitaba en ese momento.
Michael es uno de los actores más importantes del momento, él no está huyendo de su vida, de hecho, después de una época difícil y complicada está bastante satisfecho con ella, pero también siente que le falta algo que no puede definir. Solo se está tomando un respiro pero su moto le lleva hasta su antiguo pueblo sin apenas darse cuenta, quizás eso era parte de lo que necesitaba: volver a sus raíces. Después de todo, hasta los personajes más conocidos han tenido una vida anterior a la vida pública, la de Michael estaba muy alejada de la superficialidad de Hollywood y él conserva la esencia del muchacho que fue.
Su viaje para buscarse a si mismos les lleva a reencontrarse entre ellos y a su vieja amistad. Puede que sea todo cosa del destino pero que dos personas que vienen de Chicago y Los Ángeles, que se amaron durante la adolescencia, vuelvan a cruzar sus caminos tantos años después en su pueblo natal es una oportunidad que no pueden dejar escapar. En el pasado eran demasiado jóvenes y no podian luchar contra las adversidades y la oposición de sus padres, pero ahora son totalmente libres para tomar decisiones y saben que entre ellos quedó un asunto sin terminar. Puede que sea por eso que no han podido olvidarse el uno al otro en todo el tiempo que ha pasado, por mucho que hayan cambiado sus vidas; pero sea como sea siguen sintiendo una afinidad muy fuerte y lo que sintieron una vez nunca ha desaparecido, solo ha permaneido dormido durante todos esos años... y ahora lo sienten despertar.
Esta historia pertenece totalmente a los protagonistas porque apenas aparecen personajes secundarios, pero sí aparece un antiguo conocido, alguien cuya presencia no es exactamente... digamos que agradable... ¿Hay que suponer que Jesse Gardner no pudo darle una lección en su momento? Esta vez le toca a Michael actuar y no piensa dejarle marchar tan tranquilo. Es un guiño curioso a "Senderos".
Es una historia bastante romántica, más aún por tener lugar en un pueblo tan tranquilo de Indiana, le da un aire de intimidad y aislamiento muy purificador, algo que seguro que Michael echaba de menos. A los protagonistas se les llega a conocer en seguida, pero a la vez dejan un toque de misterio a su alrededor, una parcela de sus vidas que se guardan para ellos porque no conocemos demasiado acerca de la vida de Mary, ni del matrimonio y divorcio de Michael... solo lo justo, lo justo para conocerles y para despertar nuestra curiosidad. Toda la historia se centra en ellos dos, en Mary y en Michael, porque si no fuera suficiente su reencuentro inesperado para creer que es obra del destino, la escena de los pendientes tiene que serlo.
Una historia sencilla pero llena de sentimiento concentrada en 158 páginas, te deja una sensaión de querer saber más pero no la de que le faltan páginas. Es una historia agradable, perfecta para leer en un rato libre,