Déjate llevar
Candice Hern

Sinopsis: Grace Marlowe, la viuda de un famoso obispo protestante, le escandalizan e intrigan por igual las aventuras amorosas de sus amigas, las Viudas Alegres. Ella es incapaz de imaginarse dejándose llevar por la pasión.

John Grayston, vizconde de Rochdale, jamás ha dicho que no a una apuesta, especialmente si esta implica llevarse a una bella mujer a su cama. Grace ve como su inquebrantable virtud es puesta a prueba cuando tan infame vividor comienza a mostrar un inesperado y repentino interés en ella.

Escandalizada, halagada y (muy a su pesar) atraída por él, no podrá evitar caer presa del encanto del hombre que existe tras tan escandalosa reputación. Rochdale, a su vez, quedará fascinado por la ardiente pasión que la viuda oculta tras su puritana fachada. Pero cuando los sentimientos se ven envueltos en la apuesta, la verdadera naturaleza de su seducción podría echarlo todo a perder...


La verdad es que disfruté mucho con esta novela, aunque reconozco que no pude quitarme ni por un segundo la sensación de que yo ya había leído esa historia. Y sí, ya la había leído, porque es Las amistades peligrosas. De principio a fin. Rochdale inicia la conquista de la puritana viuda de un obispo, Grace, por una apuesta tras presumir de ser capaz de seducir a cualquier mujer, y termina siendo el cazador cazado, que se reforma lo justo para poder emparejarse con nuestra protagonista. Por fortuna, no termina como Las amistades peligrosas… Y es que una es una cínica integral, pero cree firmemente que los libros están hechos para hacerte la vida feliz, no para amargártela, así que el happy end me parece mucho mejor que la tragedia. Menos realista, cierto, pero ¿quién quiere realismo puro y duro cuando lee romance?

Supongo que todas hemos leído mil historias del libertino reformado, y mil historias de la correcta dama que ve tambalearse todas sus convicciones, pero… es que no hay nada nuevo bajo el sol. Y la historia, a pesar de estar más que vista, no deja de tener su interés, porque lo que importa, al menos para mí, es cómo se las arregla el autor para hacer suyo un tema sobradamente conocido y cómo resuelve los inevitables clichés. Y en este caso, para mi gusto, se ha llevado lo suficientemente bien como para que merezca la pena leerlo.

Con un estilo elegante y poco recargado, la autora nos sumerge en la meticulosa seducción de Rochdale, que, cómo no, acaba volviéndose en su contra. Pero para mí, lo más interesante de toda la historia, de todo el enfoque es ver cómo Grace va cambiando poco a poco su forma de ver la vida, no tanto por el acoso del libertino, sino por su lógica aplastante. Y al final, si te pones en su lugar, te preguntas si el bendito obispo, tan bueno, tan noble, tan correcto, no será peor que el propio Rochdale. O la otra cara de la misma moneda. Porque si John sólo ve a las mujeres como instrumentos de su propio placer, el obispo las veía como… Bueno, como lo que son las mujeres para esos hombres: criaturas débiles, tan cercanas al pecado que necesitan ser constantemente supervisadas, incapaces de valerse y causantes de todos los males. Está claro que, como mujer del siglo XXI que soy, el difunto obispo, al que sólo conocemos, obviamente, por sus sermones, que Grace está recopilando, y por los recuerdos de la propia Grace, me da cien patadas. Muchas más de las que pueda darme Rochdale, y más teniendo en cuenta que una es como es, y los prefiere malotes… Pero la autora se las arregla para meterme en el pellejo de la sometida y puritana viuda, y hacer que me resulten creíbles sus dudas, su confusión y… la tentación que representa John Grayston.

Quizá me gustó más el personaje de ella que el de él, pero al menos agradezco que no se haya convertido en un santo varón de la noche a la mañana, algo que me parece tan increíble que me suele sacar de mis casillas. Para mi gusto, ella es un buen personaje, que evoluciona, que medita, que aprende. Y él… Bueno, él es un tipo con un pasado que debe superar, y que, en cierta medida supera gracias a su atracción por ella, pero poco más. El típico libertino que es mucho más de lo que parece y que, por supuesto, tiene un motivo para ser como es. De verdad, algún día me gustaría ver a uno de estos tipos ser como son porque les da la gana, no por algún trauma pasado que justifique su comportamiento, pero, en fin, supongo que hay que hacerlos “amables” y un tipo sin ninguna excusa para redimirlo, no parece digno de amor. Aunque seguiré queriendo ver algo así…

En resumen, que me voy por las ramas: es un libro agradable de leer, con un estilo más que aceptable, y un tratamiento de los personajes que convence, a pesar de que la historia no tiene apenas originalidad.

por la crítica, DeDanna!! La añado al listado