|
|
Autor | Mensaje |
---|
yuno Soy sonámbula: Escribo también dormida
Mensajes : 4589 Edad : 46 Localización : figueres Humor : por las mañanas fatal Inscripción : 31/05/2009
| |
| |
Fantástica Buscando grupo de ayuda
Mensajes : 26861 Edad : 46 Localización : En medio del océano... Empleo/Ocios : Pensar y meditar... Humor : Raro, raro, raro... Inscripción : 21/12/2010
| |
| |
Loanna Cazadora de élite
Mensajes : 13721 Edad : 38 Localización : Aquí en la Tierra, o eso creo Inscripción : 07/05/2010
| Tema: Re: Chicas... ¿jugamos? Lun 7 Nov 2011 - 20:48 | |
| Ahí va:
XX levantó la mirada con intranquilidad hacia la oscuridad de la parte superior de las escaleras. Tal vez estuviera equivocada al pensar que XY se había dirigido en esa dirección. Sólo había tenido una fugaz visión de él cuando desaparecía por el vestíbulo. Comenzó a subir las escaleras; las suaves zapatillas de baile no hacían ruido sobre los listones de madera. Cuando llegó al segundo piso, volvió a vacilar e intentó orientarse. Habían encendido dos candelabros de pared, pero en su mayor parte ese sector de la mansión estaba en sombras. Un pequeño sonido parecido a un suspiro que llegó del extremo más lejano del oscuro corredor llamó la atención a XX. Alguien acababa de cerrar silenciosamente la puerta de una alcoba. Caminó por el alfombrado corredor hasta que llegó a la puerta. Mientras permanecía allí con la mirada en ella, sin saber cuál sería el próximo movimiento, una delgada franja de luz de vela apareció por debajo. Había alguien dentro. Los dedos de XX temblaban mientras aferraba el picaporte. Si estaba equivocada al pensar que XY había entrado en la alcoba, el siguiente movimiento podría resultar muy embarazoso. Preparó una o dos excusas lógicas mientras abría la puerta con cautela. El resplandor de luz que había visto un momento antes desapareció instantáneamente en cuanto entró en la habitación. La alcoba estaba en la más completa oscuridad. XX se quedó en el umbral durante unos pocos segundos, dejando que los ojos se le acostumbraran a la falta de luz. Cuando pudo distinguir la abultada forma de una gran cama con baldaquino, cerró la puerta con suavidad detrás de sí. —¿XY? —susurró—. ¿Dónde está? Sé que está aquí. Hubo un movimiento casi completamente silencioso detrás de sí. Una mano de hombre le sujetó la boca. XX se quedó helada de terror cuando se encontró apretada contra un gran cuerpo rígido. Luego comenzó a luchar con furia. Hundió los dientes en la palma que le cubría la boca. —Maldita sea —le musitó XY en el oído—. Debería haber sabido que iba a ser usted, Deme su palabra de que no va a levantar la voz más allá de un susurro y le permitiré marcharse. Diga que sí con la cabeza si lo entiende. XX asintió frenéticamente. XY la soltó, la agarró por los hombros y la hizo girar para que quedara de frente a él. XX no podía ver casi nada de sus facciones en la oscuridad, pero el tono de voz y la manera en que le clavó los dedos en los hombros le indicaron que estaba furioso. —¿Qué demonios cree que está haciendo aquí? —le preguntó —Seguirlo. —Pequeña tonta. —Le dio una pequeña sacudida de exasperación—. ¿Cree que esto es algún tipo de juego? XX se hizo fuerte. —No, pero por lo visto usted sí. ¿Qué significa toda esta forma de husmear, señor? Está claro que está urdiendo alguna maldad. Debería estar avergonzado de sí mismo. ¿Qué clase de conducta es ésta para un hombre de su condición y de su título? —Justo lo que necesitaba. Un sermón acerca de mi comportamiento. Demasiado tarde, XX tuvo un súbito y terrible pensamiento, uno que no había considerado previamente. Casi se quedó sin aliento. —Por casualidad, ¿no estará pensando en encontrarse con alguien aquí arriba, milord? —No, maldita sea, no estoy planeando encontrarme con nadie. Tengo un negocio aquí arriba, si quiere saberlo. XX se maravilló ante la sensación de alivio que la recorrió. —¿Qué tipo de negocio? —Está relacionado con una gargantilla, pero no es asunto suyo. —Me lo temía. —XX deseó poder verle el rostro con mayor claridad—. Señor, me niego a creer que ha recurrido al robo de gargantillas para divertirse. No puede haberse aburrido tanto de la vida en la ciudad. —Maldición, no soy un ladrón. —Parecía estar genuinamente ofendido. —Por supuesto que no. No lo he creído así. Pero es un hombre que disfruta con los acertijos, ¿verdad? Dígame exactamente qué está haciendo en esta alcoba. —Ya se lo he dicho, estoy buscando una gargantilla. Sin embargo, no me voy a quedar aquí de pie hablando con usted. Tenemos que salir de aquí antes de que venga alguien. No se puede saber cuánta gente la ha visto subir aquí arriba. —No me ha visto nadie —le aseguró XX. —¿Cómo puede saberlo? Es difícil que sea usted una experta en este tipo de cosas.— ¿Y usted sí lo es? —Tengo algo más de experiencia que usted. —La tomó del brazo y comenzó a abrir la puerta. El chasquido de un listón del suelo del corredor lo detuvo —- Maldición. —¿Qué? —susurró XX—. ¿Qué pasa? —Alguien viene por el pasillo. No podemos salir ahora —¿Y si entra aquí? —Entonces va a haber un severo castigo. Y será todo culpa suya, XX. Un hecho que no voy a olvidar con rapidez. —XY la arrastró por la habitación hacia el macizo armario de caoba. —¿Dónde vamos? —A ocultarla. —Abrió las puertas del armario—. Entre, de prisa. —XY, espere. No creo que ésta sea una buena idea. Hay muchas prendas aquí, prendas de mujer. Dios santo, ésta debe de ser la alcoba de XX2 —Entre ahí de una vez, por amor de Dios. —La tomó por la cintura como si fuera un saco de patatas y la arrojó dentro del armario. —¡Cielo santo! —XX casi se sofocó entre una pila de costosas sedas, satén y muselinas. Sacudió los brazos violentamente, intentando recuperar el equilibrio. —Hágase a un lado —murmuró XY. Ahuecó las manos sobre las nalgas de XX mientras intentaba empujarla más lejos en las profundidades del armario. —No hay sitio. —Intensamente consciente de las manos sobre sus nalgas, XX empujó frenéticamente entre las prendas en un esfuerzo por ponerlas a un lado. Pero el armarlo estaba lleno de ropa cara—. ¿Por qué no se oculta bajo la cama? —Demonios. Tal vez tenga razón. —XY la soltó y se retiró del armario. Cerró la puerta de caoba y dejó a XX en una oscuridad sepulcral. En ese instante la puerta de la alcoba se abrió con violencia con un resonante estrépito. XX no necesitó del ultrajado rugido de XY2 para saber que XY no había podido llegar a meterse debajo de la gran cama.
|
|
| |
Maryss28 Soy Cazadora y tengo un problema
Mensajes : 25278 Edad : 36 Localización : no se... buena pregunta!!! Empleo/Ocios : lectora empedernida! Humor : Bazinga!!! Inscripción : 30/06/2010
| |
| |
yuno Soy sonámbula: Escribo también dormida
Mensajes : 4589 Edad : 46 Localización : figueres Humor : por las mañanas fatal Inscripción : 31/05/2009
| |
| |
Ampa Diplomática Enmascarada ASyR
Mensajes : 3717 Edad : 56 Localización : Localizada... Inscripción : 24/03/2008
| |
| |
Fantástica Buscando grupo de ayuda
Mensajes : 26861 Edad : 46 Localización : En medio del océano... Empleo/Ocios : Pensar y meditar... Humor : Raro, raro, raro... Inscripción : 21/12/2010
| |
| |
Juana ¡¡Que alguien le rompa los dedos!!
Mensajes : 4193 Edad : 59 Localización : Tigre, Argentina Inscripción : 24/03/2008
| |
| |
yuno Soy sonámbula: Escribo también dormida
Mensajes : 4589 Edad : 46 Localización : figueres Humor : por las mañanas fatal Inscripción : 31/05/2009
| |
| |
Loanna Cazadora de élite
Mensajes : 13721 Edad : 38 Localización : Aquí en la Tierra, o eso creo Inscripción : 07/05/2010
| Tema: Re: Chicas... ¿jugamos? Miér 9 Nov 2011 - 16:27 | |
| Ahí va otro cachito:
La atrapó y la hizo girar hacia arriba entre los brazos antes de que ella se diera cuenta de lo que se proponía. —XY. La depositó sobre la cama con suavidad y se tendió sobre ella, atrapándola debajo de su firme cuerpo. XX respiró hondo. El peso de XY era indescriptiblemente excitante. Podía sentir su calor a través de las varias capas de ropa. Tembló un poco cuando XY le quitó cuidadosamente las gafas y las dejó sobre la mesilla de noche. —Sólo por esta vez, XX —dijo XY contra la garganta de XX—. ¿Crees que podrías pensar en mí en vez de en la maldita investigación? —Hace varios minutos que no estoy pensando en otra cosa que no seas tú. — Se aferró de los hombros de XY e intentó concentrarse en su implacable rostro. El fuego brillante de los ojos la abrasó—. ¿Qué estás haciendo? —Voy a hacerte el amor. —Se inclinó y le quitó las zapatillas de los pies. —¿Ahora? ¿Esta noche? —Sí. Ahora. Esta noche. —Comenzó a trabajar con los botones del vestido de lana. Un momento más tarde, XX sintió los dedos de él sobre la piel desnuda de la espalda. La recorrió un escalofrío cuando se dio cuenta de lo rápido que la estaba desvistiendo. En pocos instantes tendría el jubón en la cintura. Una profunda y palpitante excitación se despertó en su interior. —¿XY? —Shh, XX. —Detuvo las débiles e interrogadoras palabras con un feroz beso que, en efecto, le quitó la respiración a XX. Ella gimió e instintivamente se aferró más a sus anchos hombros. XY levantó la cabeza para mirarla—. Hablaremos más tarde. XY empujó con fuerza la pierna entre las de XX e hizo que las faldas le cayeran sobre el muslo. La sorprendente intimidad de esa acción lanzó una ola de calor y frío estremecimiento a través de XX. Los recuerdos de la noche en la alcoba de la señora XX3 explotaron en su interior una vez más. Con movimientos rápidos y urgentes, XY terminó de desatar el jubón y le dio un tirón hacia abajo. —Mi dulce XX. —La voz de XY era poco más que un áspero susurro. Miró los senos durante un momento y luego inclinó la cabeza reverentemente y tomó un pezón entre los dientes. XX tragó saliva y cerró muy fuerte los ojos ante las exquisitas sensaciones que la recorrían. Se sentía como si flotara en un río cálido, deslizándose con la corriente que cobraba fuerza y velocidad con gran rapidez. Debido a lo que había aprendido esa noche en la alcoba de la señora XX3, XX sabía que una magnífica cascada estaba esperándola. De pronto sintió impaciencia por alcanzarla. Se arqueó contra la mano acariciarte de XY. XY gimió indistintamente en respuesta. —Esta vez voy a estar profundamente dentro de ti cuando alcances tu liberación. —XY bajó la mirada hacia ella con ojos ardientes—. No me importa si todos los espectros del infierno se aparecen alrededor de la cama. Se apartó ligeramente de XX y se quitó de un tirón la camisa, los pantalones y las botas. Cuando giró para mirarla de frente, estaba desnudo. XX lo miró con asombrada sorpresa. Nunca había visto a un hombre en ese estado. La luz de la vela lanzaba destellos sobre los anchos hombros de XY, y realzaba los poderosos contornos de su cuerpo firme y enjuto. Incluso sin las gafas, XX podía ver que estaba muy excitado. El tamaño de la erguida vara era desconcertante. No tenía experiencia, pero la lógica le decía que un hombre no era muy diferente de los machos de otras especies. Había vivido en el campo toda su vida y sabía muy bien cómo se apareaban los animales. Sabía que XY tenía la intención de introducir su virilidad en ella. La idea era extrañamente excitante, pero el sentido común y la lógica la hacían vacilar. XY parecía muy grande para sus ojos inexpertos. XX levantó la mirada hacia él. —No me había dado cuenta de que había tal disparidad de tamaños entre nosotros dos. XY emitió un sonido ronco que estaba a mitad de camino entre un gemido y una carcajada. —Mi dulce y racional XX. Ya te advertí que en ocasiones tu intelecto puede ser un problema. —No hay necesidad de reírse de mí —dijo, herida. XY cayó encima de la cama, la atrajo hacia sí y le besó la delicada piel detrás de la oreja. —No me estoy riendo de ti, XX. Y te aseguro que, a pesar de las apariencias, vamos a encajar con total perfección. Deja la lógica de la situación en mis manos. XX sonrió trémulamente, más que deseosa de confiar en él en esos momentos. —Muy bien, XY. Si estás seguro de que sabes lo que estás haciendo, sigamos adelante. Te juro que no puedo esperar mucho más para sentir lo que sentí la última vez que me tomaste entre tus brazos. —Eres la mujer más increíble que conozco —le susurró XY. Le quitó por completo el vestido y la camisa y los arrojó a un lado de la cama. Las prendas cayeron en un pequeño montón sobre la alfombra. XY no les prestó atención cuando estudió el cuerpo desnudo de XX con una expresión que el deseo tornó rígida. XX se dio cuenta de que todavía llevaba puestas las medias. Por alguna razón, esa idea la hizo sentir deliciosamente perversa. Sintió que la piel se le volvía cálida. —Mis medias —murmuró. —Creo que vamos a dejar las medias en su sitio —dijo XY—. Creo que me gustas mucho con ellas puestas. —XY, en serio. —Sí, en serio. —Deslizó la mano lentamente hacia abajo a lo largo de XX en un acto de posesión que la hizo estremecer—. Eres encantadora, XX. Con medias o sin ellas. Cuando la mano de XY llegó al triángulo de suave cabello entre los muslos, XX lanzó un grito apagado y volvió el rostro hacia el pecho de XY. La timidez luchaba contra un creciente apetito sensual muy dentro de sí. Triunfó el apetito. Se acurrucó más cerca de XY, buscando más caricias íntimas. —Seda y fuego —musitó XY contra el busto de XX—. Querida, estás hecha de eso. Seda y fuego. Y no puedo esperar más a sentir las llamas. XY se colocó sobre XX. Extendió la mano y le abrió los muslos. Hundió los dedos dentro de ella, probando con suavidad. La caricia hizo que XX hundiera las uñas en la espalda de XY y se incorporara contra la mano. —Te gusta eso, ¿no es así? —preguntó XY. —Debes saber que sí. —XX entrelazó los dedos en el cabello de XY y acercó la boca hacia la suya. Pensó que estaba subyugada, atrapada en un resplandeciente hechizo de amor y pasión que la había arrasado como una tormenta de verano. Y XY la deseaba con igual intensidad, pensó con creciente certeza. La debía de amar tanto como ella lo amaba a él. No podía hacerle el amor de aquella manera a menos que sus sentimientos fueran iguales a los suyos por él. XY aceptó la invitación de la boca con una ansiedad que hablaba por sí mismas. Agitó la lengua entre sus dientes, reclamándola con una intimidad que presagiaba lo que iba a seguir. XY abrió con más fuerza los muslos de XX, buscando un lugar cerca de su calor. Luego se inclinó hacia abajo entre los cuerpos y se amoldó a la abertura del pasaje femenino. La sensación de la amplia lanza suspendida a punto de entrar en ella trajo fugazmente de regreso a XX a una vaga sensación de realidad. —¿XY? —Dime que me deseas, XX. Sonrió ensoñadoramente. —Te deseo a ti. —Entonces todo va a ir bien —susurró. Se lanzó hacia adelante con lentitud. XX jadeó contra la boca de XY. Todo su cuerpo se puso rígido en reacción a la invasión. —Ábrete a mí —le exhortó XY. Se apartó ligeramente y luego volvió a lanzarse hacia adelante—, Déjame entrar, cariño. Los dedos de XX se aferraron con fuerza al cabello de XY mientras se preparaba con valentía. Pero XY no forzó la entrada. En cambio, retrocedió otra vez a corta distancia. —Eres como una cerradura que hay que abrir con cuidado —le dijo. Tenía la frente cubierta de sudor. Sus hombros resplandecían a la luz de la vela. —Te he dicho que no iba a resultar. —Y yo te he dicho que confíes en mí. Soy muy bueno con los cerrojos, por si no lo recuerdas. Movió la mano hacia abajo, humedeció un dedo en la humedad de XX y luego encontró el firme botón que parecía ser el centro de las pasiones. XX comenzó a relajarse otra vez mientras XY la acariciaba con el dedo húmedo. La deliciosa tensión comenzó a enrollarse en su interior. Inclinó la cabeza sobre el brazo de XY mientras se arqueaba hacia adelante. —Eso es. —La voz de XY era de satisfacción—, Ahora te vas a abrir a mí, ¿no es así, mi pequeño e inteligente cerrojo? Ahora estás lista para dejarme entrar. Todo en lo que XX podía pensar era la excitación que estaban creando los dedos de XY. Pronto, pensó, pronto voy a sentir otra vez esa maravillosa sensación. Y luego el vibrante alivio estuvo sobre ella. —Sí —susurró XY—. Se abrió el cerrojo. XX se volvió loca ante el feroz asalto. Todo el cuerpo le temblaba de placer.— Sí —susurró—. Sí, XY. Dios querido, sí. Una vez más entró en XX, y esta vez no vaciló ni se apartó. Se lanzó profunda e implacablemente dentro del ceñido canal. —Hermoso —dijo XY. Su voz era un oscuro y ronco gemido. XX oyó su propio y suave chillido de sorpresa ahogado por el hombro de XY. El dolor se mezcló con el placer que aún estaba recorriéndola en diminutas olas. No podía separar las dos sensaciones. Mordió ligeramente el hombro de XY. —Mi hermoso e inteligente cerrojo tiene dientes —murmuró XY. Pero el pequeño y apasionado ataque sobre el hombro pareció mandar a XY a través de un borde invisible. Lanzó un grito estrangulado y se hundió a fondo sobre XX. Los músculos de su espalda se quedaron rígidos bajo los dedos de XX. XX lo abrazó con fuerza mientras XY temblaba y entraba profundamente en ella. |
|
| |
drew Cazadora de élite
Mensajes : 13989 Edad : 33 Localización : Sevilla Humor : depende del dia =p Inscripción : 18/02/2011
| |
| |
Maryss28 Soy Cazadora y tengo un problema
Mensajes : 25278 Edad : 36 Localización : no se... buena pregunta!!! Empleo/Ocios : lectora empedernida! Humor : Bazinga!!! Inscripción : 30/06/2010
| |
| |
Juana ¡¡Que alguien le rompa los dedos!!
Mensajes : 4193 Edad : 59 Localización : Tigre, Argentina Inscripción : 24/03/2008
| Tema: Re: Chicas... ¿jugamos? Jue 10 Nov 2011 - 13:01 | |
| Casi, casi ... aseguraría que es una novela de Amanda Quick... (el problema es saber cuál ) Besotes Juana |
|
| |
Loanna Cazadora de élite
Mensajes : 13721 Edad : 38 Localización : Aquí en la Tierra, o eso creo Inscripción : 07/05/2010
| |
| |
yuno Soy sonámbula: Escribo también dormida
Mensajes : 4589 Edad : 46 Localización : figueres Humor : por las mañanas fatal Inscripción : 31/05/2009
| |
| |
Loanna Cazadora de élite
Mensajes : 13721 Edad : 38 Localización : Aquí en la Tierra, o eso creo Inscripción : 07/05/2010
| |
| |
Fantástica Buscando grupo de ayuda
Mensajes : 26861 Edad : 46 Localización : En medio del océano... Empleo/Ocios : Pensar y meditar... Humor : Raro, raro, raro... Inscripción : 21/12/2010
| Tema: Re: Chicas... ¿jugamos? Jue 10 Nov 2011 - 23:10 | |
| Sí, es que parece de Amanda Quick, pero no me he leído ninguno de ella así que... |
|
| |
Maryss28 Soy Cazadora y tengo un problema
Mensajes : 25278 Edad : 36 Localización : no se... buena pregunta!!! Empleo/Ocios : lectora empedernida! Humor : Bazinga!!! Inscripción : 30/06/2010
| |
| |
Fantástica Buscando grupo de ayuda
Mensajes : 26861 Edad : 46 Localización : En medio del océano... Empleo/Ocios : Pensar y meditar... Humor : Raro, raro, raro... Inscripción : 21/12/2010
| |
| |
Lady_Lilith ¡Dios! ¡No calla ni bajo el agua!
Mensajes : 2684 Edad : 35 Localización : Madrid Empleo/Ocios : Estudiante... Humor : Siendo yo misma Inscripción : 15/07/2011
| Tema: Re: Chicas... ¿jugamos? Vie 11 Nov 2011 - 0:48 | |
| Voy a probar yo también jeje. "Al llegar la medianoche" de Amanda Quick |
|
| |
yuno Soy sonámbula: Escribo también dormida
Mensajes : 4589 Edad : 46 Localización : figueres Humor : por las mañanas fatal Inscripción : 31/05/2009
| |
| |
Loanna Cazadora de élite
Mensajes : 13721 Edad : 38 Localización : Aquí en la Tierra, o eso creo Inscripción : 07/05/2010
| |
| |
pricesa Cazadora en prácticas
Mensajes : 11824 Edad : 40 Localización : Tarragona.. Inscripción : 28/01/2010
| Tema: Re: Chicas... ¿jugamos? Vie 11 Nov 2011 - 12:38 | |
| El rio sabe tu nombre de Amanda?? Si es este, cedo el turno a la primera que entra.. |
|
| |
Loanna Cazadora de élite
Mensajes : 13721 Edad : 38 Localización : Aquí en la Tierra, o eso creo Inscripción : 07/05/2010
| |
| |
Maryss28 Soy Cazadora y tengo un problema
Mensajes : 25278 Edad : 36 Localización : no se... buena pregunta!!! Empleo/Ocios : lectora empedernida! Humor : Bazinga!!! Inscripción : 30/06/2010
| |
| |
Contenido patrocinado
| |
| |
|