Hace doce años que Liz responde al nombre de Abigail Lowery. Vive sola, acompañada por su perro guardián en una casa a las afueras de un pueblo en Arkansas, permanentemente en alerta. Si la encuentran, esta vez estará preparada.

En un pueblo pequeño donde todos sus habitantes se conocen, las personas reservadas y celosas de su intimidad suelen levantar muchas sospechas, sobre todo las que van armadas incluso cuando hacen la compra. De este modo, Abigail despertará la desconfianza del apuesto jefe de policía de la zona, que pronto quedará fascinado por su carácter indómito y por la vulnerabilidad que cree entrever en sus ojos.

Cuando la presencia en su vida del atractivo agente comience a ser difícil de eludir, Abigail deberá tomar una decisión: huir de allí o enfrentarse de una vez a los Volkovs, la familia rusa que años atrás puso precio a su cabeza.

En esta novela no tenemos un criminal oculto cuya identidad hay que descubrir, pues a los villanos ya los conocemos casi desde el principio; por eso es una historia de suspense más pausada y contenida, aunque con sus momentos de acción. Es una novela de amor con una trama policíaca que crea un clima de tensión en la historia, con una protagonista misteriosa que se esconde de la familia Volkov. Pero es misteriosa para todo el mundo excepto para el lector, que conoce sus secretos.

El libro empieza muy bien, con unos primeros capítulos trepidantes y emotivos que enganchan desde el primer momento. Incluso hacen olvidar que estamos ante una historia de amor —de hecho, no es hasta bien entrada la historia cuando conocemos al protagonista masculino— y ante una novela de intriga. Sólo se piensa en Elizabeth y en sus circunstancias.

Se puede decir que el suspense y la acción están presentes en los capítulos iniciales y finales, en buena parte del libro, pero la parte central está dedicada a la historia de amor.

Los capítulos iniciales sirven también para presentar a Elizabeth, su mundo y su forma de pensar, consecuencia de su estricta educación, porque a Elizabeth hay que entenderla para poder comprenderla. Algo que no siempre es sencillo.

Elizabeth durante dieciséis años, Liz durante unas semanas y Abigail desde entonces, desde el momento en que toma las riendas. Ella es la protagonista de la historia, el eje central de la trama. Se puede pensar que es una Sheldon Cooper femenina, pero más bien creo que esa descripción le corresponde a su madre. Abigail ha sido educada para comportarse como una chica, estudiante e hija perfecta... casi como un androide. Y cuando se revela empiezan sus problemas tras una serie de acontecimientos encadenados.

Si bien es cierto que Abigail me ha caído bien y no voy a decir que es una persona fría, porque me ha transmitido emociones, su carácter es un poco extraño para la protagonista de una novela romántica. En algunos momentos me sacaba de la historia su manera de comportarse pero, sobre todo, su forma de expresarse.

En cambio, Brooks es adorable, encantador y, además, jefe de policía del lugar. Es un auténtico héroe romántico, con él en la novela he podido olvidar que la protagonista no me ha entusiasmado. Su carácter es todo lo contrario a ella: cálido, atento, protector, divertido, un buen policía... Sabe lo que quiere y cómo conseguirlo para que las cosas ocurran con naturalidad, sin presionar. Por eso me parece un poco inverosímil que se fije en Abigail, es demasiado complicada, aunque él sabe ser muy paciente. Pero mucho.

Puede parecer incoherente pero, a pesar de lo que he dicho sobre Abigail, la historia de amor es preciosa, sobre todo por parte de Brooks. Y es que da la sensación de que él siente por ella más curiosidad que otra cosa, se me hace difícil pensar en ellos como una pareja por el carácter de Abigail, aunque no se puede negar que Brooks sabe lo que quiere y es insistente de una manera sexy. Sin embargo, la historia de amor es bonita por la forma en la que Brooks atraviesa sus defensas, por cómo Abigail empieza a confiar en él y cómo se van enamorando. Y cómo Brooks va consiguiendo el cariño de Bert, el inmenso y adorable perro de ella. Los momentos más bonitos son las escenas espontáneas, pues también son las más románticas.

Hay personajes secundarios muy buenos y bien descritos, como la madre de Brooks —su historia con Loren es muy tierna—. Pero, sobre todo, tengo que mencionar a John Barrow, que es más que un secundario, es otro héroe. Es cierto que se parece a Brooks, pero inspira otras emociones, y está presente durante toda la novela. Es un personaje maravilloso.

El final me ha gustado, porque encaja perfectamente. Después de un final de acción y tensión, se agradece el detalle romántico de Brooks.

Es una historia de acción, suspense y amor llena de tensión, de romanticismo, que engancha desde el principio, en sus momentos más trepidantes y en los más pausados. Una novela que he disfrutado mucho, aunque con la protagonista he tenido distintas sensaciones, no me terminaba de encajar en la novela y, por lo tanto, la relación entre los protagonistas está un poco cogida con pinzas. Pero, por Brooks, perdono cualquier detalle sobre la trama.

Elizabeth Fitch es una joven superdotada. Controlada en todo momento por su madre para que siga sus pasos, siempre ha obedecido, hasta el día en que decide rebelarse y esa rebelión desencadena la mayor tragedia de su vida. Testigo de unos asesinatos perpetrados por la mafia rusa, su vida se convierte en un infierno. Ahora, muchos años después, su pasado sigue persiguiéndola, pero todo se complica cuando encuentra el hogar de sus sueños y al hombre de sus sueños.

Brooks Gleason es el jefe de policía de un pequeño pueblo situado en las montañas Oaks. Tras el susto que tuvo por la salud de su padre ha vuelto para estar con su familia. Tras muchos años fuera nada ha cambiado, excepto por la presencia de esa joven misteriosa que despierta su curiosidad y su interés. No hay nada que le guste más que un buen reto, el único problema es que esta vez el que ha caído subyugado por esa mirada ha sido él; ahora sólo falta que la mujer de su vida lo asuma, confíe en él y le deje ayudarla.

Cuando cojo un libro de Nora Roberts sé que me va a gustar. Pese a los chascos que me había llevado con la serie de las bodas e incluso del hotel Boonsboro, siempre tengo grandes expectativas y este libro no es que me haya gustado: es que me ha enamorado. He caído rendida a los pies de esta maravillosa autora, me ha hecho disfrutar como hacía tiempo que no lo hacía.

Elizabeth Fitch ahora es Abigail, una joven misteriosa que vive sola en su finca junto a un enorme perro, varias armas de fuego y cámaras de seguridad. Sin relacionarse con nadie vive disfrutando de algo que nunca ha tenido: paz y tranquilidad. Pero eso se va a acabar cuando el jefe de policía fije sus ojos en ella. Lo que en un principio resultó ser curiosidad va a desembocar en una relación de amor preciosa, dulce, tierna, de las que te llegan al corazón.

Abigail es una joven que no confía en nadie, nunca ha recibido amor, ni ternura, obligada a esconderse desde que tenia dieciséis años, no sabe relacionarse. Si además se le añade que es un cerebro privilegiado y que la lógica es su norma a seguir, pues tenemos un personaje que se ha convertido en uno de mis favoritos. Es una persona que se ha hecho a sí misma, desconfiada, que no sabe relacionarse y que su mayor amiga es la soledad, vive según unas normas y unas rutinas que hacen que pueda sobrellevar esa espada de Damocles que pende sobre su cabeza, pero todo su mundo se va a venir abajo cuando Brooks entre en su vida y la vuelva del revés.

Si Abigail se ha convertido en una de mis protagonistas favoritas, Brooks se ha convertido en el campeón del ranking. Es un hombre inteligente, duro pero tierno, sensible, honesto y que lucha por lo que quiere. Hace cumplir la ley, aunque a veces no dude en hacerlo a su manera, que puede ser bastante creativa. Conforme va conociendo a Abigail va descubriendo que por fin ha hallado el amor, que ha encontrado su lugar y la comprende; sobre todo, la acepta como es y quiere ayudarla a base de ternura, respeto y comprensión, quiere darle lo que nunca ha tenido que es amor y seguridad y luchará con uñas y dientes para hacerlo.

Una novela donde una maravillosa historia de amor viene acompañada de suspense, de una historia dura, una historia que cambió para siempre la vida de una adolescente y que la persigue a pesar del paso de los años. La lucha del bien y el mal y del amor y el odio. Tanto la trama como la historia de amor se desarrollan paralelas sin que destaque ninguna de ellas sobre la otra, porque sí que ha habido veces que prima el suspense sobre la historia de los personajes, pero en este caso van de la mano, sufres y ríes con ella, se te escapa la lágrima por la emoción, pero también salta tu corazón por la esperanza.

Con un elenco de secundarios maravilloso, no sabría elegir uno de ellos, porque todos son necesarios y aportan algo a la historia, aunque me ha encantado la madre de Brooks, Sunny, una mujer maravillosa. Pero sí destacaría un personaje sobre el resto: Bert, el perro de Abigail que le ha aportado algo que ella nunca había tenido: amor, lealtad, confianza y compañía, una seguridad que siempre había necesitado; ella habla con él y te das cuenta de lo sola que está.

Los diálogos son fluidos, divertidos, tiernos, muy típicos de esta autora, me ha hecho reír con el escaso don de gentes de la protagonista. Te hace reí pero a la vez se te encoge el corazón por la dureza de la situación que ha hecho de ella una persona que no sabe socializar.

En fin, que podría seguir contando miles de detalles que me han enamorado porque todavía estoy en una nube de satisfacción, sólo puedo decir que esta vez la autora se ha superado.

Valoración: Muy, muy bueno.