Qué rapidez, Sombra, es el libro, te toca!!!

pricesa escribió:

Sonsaku Hakufu5 escribió:

Creo saber cual es, pues solo con leer que le dijera Zorra basto para recordar al unico hombre que he leido, que insulta de esa manera a su mujer: Lyon Pennington de Sueños prestados de May McGoldrick.

Es el Conde mas amargado e insultante que he leido hasta ahora, aunque eso solo al inicio, despues es bien lindo

Si Sonsaku, es este!!
Para las que no lo han leído, lo recomiendo muchisimo!!!

Mau escribió:

"Una apuesta peligrosa" de jennifer Cruise

Sonsaku Hakufu5 escribió:

Correcto Mau, ese libro es.

Y para quienes no lo han leido y desean pasar un rato riendose y conociendo a un protagonista masculino encantador, paciente y muy sexy, leanlo, a mi me gusto mucho el libro.

Uno ya lo tengo Pero estaba posponiendo su lectura y el otro tengo que conseguirlo!!!! Ambos tienen muy buena pinta Ya me voy a poner con el que tengo

Mau escribió:

Qué rapidez, Sombra, es el libro, te toca!!!

Es que lo leí hace poco y me acordaba del hombre asomado a la ventana

Aquí está mi trozo:

Al ver los ojos de CASANOVA, tan duros como un estanque helado, DAMA empezó a serenarse. No le quedaba más remedio que creerlo: era evidente que la acusación lo había ofendido.

- Ya-murmuró.

- ¿Ya? ¿Es lo único que vas a decir?

- Supongo que no debería de haber sacado conclusiones precipitadas. Pero conociendo tu pasado, pensé que...

Sus malas excusas parecieron acabar con el poco dominio que conservaba CASANOVA.

- ¡Pues te equivocaste! Por si no te has dado cuenta, estoy tan ocupado que no tengo un solo minuto de descanso en todo el día. No tengo tiempo para ningún revolcón. Y si lo tuviera.... - se detuvo de golpe. Cualquier parecido con el elegante TÍTULO que ella había visto de lejos en el salón de Lord AMIGO había desaparecido. Estaba despeinado, magullado y furioso. Respiraba con dificultad. - Si lo tuviera... - se interrumpió de nuevo, con el rostro encendido.

Ella vió el momento exacto en el que perdió el control. Alarmada intentó dirigirse hacia la puerta, pero al punto él la sujetó e inmovilizó contra la pared. El olor a lino húmedo de sudor y hombre excitado anegó las fosas nasales de DAMA.

CASANOVA le apoyó los labios en la sien.

- Si lo tuviera, DAMA, ya te habría arrancado la ropa con las manos y los dientes.

Ni idea...

"El diablo en invierno" de Kleypas?

Ese es Mau!!!!

Tú también eres rápida . Te toca

ni idea

Mau escribió:

"El diablo en invierno" de Kleypas?

Amo ese libro y no recordaba esa escena

Y sobre el nuevo....... Creo que no lo he leído.... Pero que feo es eso de la esclavitud

Sueños prestados de May McGoldrick...un libro que puse yo hace poco.

No me suena, pero la escena me ha dejado

Vuelvo a editar para que no haya confusiones

pricesa escribió:

Sueños prestados de May McGoldrick...un libro que puse yo hace poco.

Qué mal que estoy, síii, estuve media hora subiendo el párrafo en el post equivocado y cuando logro ponerlo en el que sí debe ir resulta que ya lo habían adivinado.... no sabía que lo pusiste hace poco, te toca Pricesa!!!

Mau escribió:

pricesa escribió:

Sueños prestados de May McGoldrick...un libro que puse yo hace poco.

Qué mal que estoy, síii, estuve media hora subiendo el párrafo en el post equivocado y cuando logro ponerlo en el que sí debe ir resulta que ya lo habían adivinado.... no sabía que lo pusiste hace poco, te toca Pricesa!!!

Ainss Mau....pues si que te has entretenido un rato, ¿eh?
Aquí va trozo...

Miró a su alrededor para asegurarse de que ESCOCES no estaba cerca. Se arrodilló, dejó caer el abrigo de piel al suelo y se quitó la parte de arriba del vestido. Necesitaba un ratito de intimidad. Nunca antes se había quedado desnuda a campo abierto y una parte de ella se negaba a aceptar la imprudencia que estaba cometiendo. Sumergió el trapo en el cubo, lo escurrió y observó, atónita, su propio cuerpo. Morados y cardenales, resultado de su caída por el terraplén, cubrían su piel. Tenía un pecho arañado y un verdugón rojo en la cadera derecha. La muerte también había dejado su marca. Empezó a temblar. Deseosa de acabar pronto, se lavó rápidamente los pechos, el vientre, los brazos y los hombros. La brisa helaba su piel húmeda, pero el agua fría calmaba el dolor de sus morados. Mientras se limpiaba la suciedad, el barro y la sangre seca del cuerpo, volvía a recuperar la integridad.
—¿Te crees que soy un santo, muchacha? VALIENTE se llevó un enorme susto y se cubrió los pechos con las manos. ESCOCES estaba muy cerca de ella: sostenía el rifle por el cañón y paseaba su mirada por su cuerpo.
—¡No te quedes mirando!
—No te desnudes.
ESCOCES se sorprendió de haber podido hablar. Al verla de rodillas, húmeda, con el torso desnudo, el oxígeno no le llegaba a los pulmones y sus pensamientos se habían esparcido como cenizas en el viento. Se quedó anclado al suelo con el miembro increíblemente erecto mientras la frustración de los días recientes castigaba a su tórrido deseo. Por muy arañada y amoratada que estuviese, seguía siendo preciosa. Sus mejillas sonrosadas resplandecían de timidez; sus ojos, verde manzana, se abrían por completo revelando la inocente cautela de una dama. Sus pechos eran redondos y tersos, con los pezones hinchados por el frío. Su piel era suave y melosa, sus hombros, delicados y armoniosos. A ESCOCES le habían enseñado a ser cortés con las mujeres, pero en ese momento sus intenciones inmediatas no contemplaban la cortesía. La sangre vikinga corría por sus venas inexorable, avezada y sabia y le empujaba a agarrar a Annie de la cabeza y someterla por detrás, poseerla a la manera más primitiva, zambullirse dentro de ella una y otra vez, tanto si le gustaba como si no.
Sin dejar de taparse los pechos, se apresuró a vestirse.
—Descúbrete.
Ella lo miró fijamente, claramente alarmada.
—He dicho que te descubras. —Se acercó más a ella, acortando distancias, y se arrodilló delante de ella con un único pensamiento en mente: tocarla.
VALIENTE no paraba de temblar. Tenía la respiración agitada. Lo miraba con las pupilas dilatadas.
Se acercó más a ella, la cogió de las muñecas y se llevó sus manos a sus labios. Sus atributos habían quedado al aire.

"Rendición" de Pamela Clare?? amo ese libro y hace años que espero que salga el segundo de una vez por todas!!! no saben si ya salió el segundo de la serie??

Mau escribió:

"Rendición" de Pamela Clare?? amo ese libro y hace años que espero que salga el segundo de una vez por todas!!! no saben si ya salió el segundo de la serie??

Ufff Mau....contigo no nos aguanta nada el turno....
Si, es este!! Y yo también estoy esperando el segundo, pero al parecer nadie se digna a publicarlo... Y el 3º ya salió en ingles este mes.

Me da una bronca cuando nos dejan pagando con las series...a ver si algún día se dignan a publicarlas...sigo:

XY giró y en el mismo movimiento tomó al hombre de más edad por el cuello y lo empujó en la pared. Lo miró a los ojos café aguado, ensanchados de repente, y se inclinó cerca.. — Mi casa, mis hombres, — él respiró sobre el rostro del otro hombre. — Ayúdeme o salga de mi camino, no me importa, pero nunca cuestione otra vez mi autoridad —y nunca vuelva a posar una mano sobre mí. —
No había duda en su voz, CONDETRUCHO tragó saliva y asintió con la cabeza.
— Bien. — XY lo dejó ir y miró hacia el sargento. — Mire fuera de la puerta—rápidamente— y chequee que la señorita XX y los otros todavía están bajo el carruaje. —
— Si, milord. —
XY se arrodilló junto al hombre herido. La cara de niño estaba grasienta de sudor, con los ojos entrecerrados por el dolor. La herida estaba en la cadera izquierda. XY se quitó la chaqueta y encontró el cuchillo pequeño y delgado, que llevaba en un bolsillo. Luego, enrolló el abrigo y lo puso debajo de la cabeza del hombre.
- Me estoy muriendo, mi señor? - Susurró el muchacho.
- No, en absoluto. - XY hizo un tajo en los pantalones del muchacho desde la cintura hasta la rodilla y retiró el tejido ensangrentado. - ¿Cómo te llamas? -
- MUCHACHO, mi señor. - El muchacho tragó. - MUCHACHO. -
- No me gusta que mis hombres mueran, MUCHACHO, - dijo XY. No había orificio de salida. La bala tendría que ser extraída de la cadera, Era una operación delicada, ya que a veces la cadera sangraba mucho. - ¿Entiendes? -
- Si, milord. - El chico levantó las cejas inquisitivamente.
- Así que usted no se va a morir, - XY dijo con determinación.
El chico asintió con la cabeza, su rostro se había suavizado. - Si, milord. -
- Las pistolas, señor. - El soldado de más edad fue de nuevo, jadeando, con una caja plana en sus manos. XY se levantó. - Buen hombre. -
Las mujeres habían vuelto, así como con la ropa de cama, y una inmediatamente se arrodilló y comenzó a vendar a MUCHACHO. - tuve que enviar al cocinero a buscar un médico, milord. Espero que estuviera bien. -
¿El cocinero? Esa sensación de que algo no estaba bien regresó de nuevo a su cabeza, pero XY mantuvo la calma en su rostro. Un oficial nunca mostraba temor en la batalla.
- Muy inteligente. - XY asintió con la cabeza a la mujer, y una oleada de placer, se esparció por su cara simple. Se volvió hacia el sargento. - ¿Qué está ocurriendo afuera? –
El sargento se enderezó desde la hendidura de la puerta. - La Señorita XX sigue bajo el coche, Milord, junto con el cochero y dos lacayos. Una pequeña multitud se ha reunido en la calle, pero aparte de eso, todo parece como de costumbre. -
- Bueno. ¿Y su nombre? -
El sargento se echó hacia atrás los hombros. - NOMBRE, milord. -
XY asintió con la cabeza. Puso la caja de pistolas de duelo en una mesa y la abrió. Las pistolas dentro parecía que podrían ser del tiempo de su abuelo, pero habían sido debidamente engrasadas y mantenidas. XY las tomó fuera, comprobó para ver si estaban cargadas, y se acercó a la puerta.
- Manténgase lejos de la puerta, - le ordenó al sargento. - Los indios aún podrían estar allí afuera. -
- ¡Dios mío, él está loco, - CONDETRUCHO murmuró.
XY no le hizo caso y se agachó fuera de la puerta. La calle estaba extrañamente tranquila, o quizá eso parecía así después del caos de los disparos. XY no se detuvo sino que corrió rápidamente por las escaleras y cayó al suelo donde la señorita XX, quien estaba casi debajo del carro.
- ¿Te encuentras bien? - Le preguntó.
- Sí. Bastante. - Ella frunció el ceño y puso un dedo en su mejilla. - Estás sangrando. -
- No importa. - Le tomó la mano y le lamió la sangre de su dedo, por lo que sus ojos grises se ensancharon. - ¿Todavía tienes mi cuchillo? -
- Sí. - Ella le mostró el cuchillo, oculto entre sus faldas.
- Buena chica. - Miró a los soldados. .. salvo que ahora eran un cochero y dos lacayos. XY parpadeó con fuerza. Concentrado. - ¿Han visto de dónde venían los disparos? -

No me suena

Creo que me suena un poco, pero no estoy segura...

Tras arduas investigaciones diré que es Desear a un demonio de Elisabeth Hoyt

sombra escribió:

Tras arduas investigaciones diré que es Desear a un demonio de Elisabeth Hoyt

Muy bien, sombra, el cuarto y último de una serie preciosa!!!! te toca!!!

Mau, te mando un MP.

Sí si, ya te respondí, pido disculpas pero no sabía que el libro aún no ha sido publicado en español... de todas maneras sigue sombra.

Espero estar a tiempo para el próximo

Hola chicas, perdonad el retraso. Entonces sigo yo

Aquí está el trocito:

DAMA se sobresaltó al oír de nuevo su voz, después del prolongado silencio. Sabía que debía de haberse alejado después del breve diálogo inicial. Pero había permanecido allí, sin dejar de mirarlo, sin importarle hacerlo y que él lo hiciera a su vez.

-¿Mi tutor?

- Sí, ¿A quién pertenece usted?

- Oh, a nadie

LIBERTINO sonrió, divertido - Quizás debería formular la pregunta de otra manera

- No, la comprendí. Usted también. Mi abuelo murió hace poco. Vivía con él. Ahora no tengo a nadie.

- Entonces, téngame a mí.

Las tiernas palabras aceleraron su corazón. Haría cualquier cosa para poseerlo. Pero estaba segura que él no había querido decir lo que ella deseaba que dijera, sino que debería avergonzarse por lo que en realidad había dicho. Pero no se avergonzaba. Era de esperar que un hombre como él lo dijese. Nunca eran sinceros, según AMIGA. Y les encantaba decir cosas que escandalizaran para realzar su propia imágen de disipados e inescrupulosos.

Con todo, ella preguntó: - ¿Se casaría conmigo entonces?

- ¿Casarme?

Ella había logrado desconcertarlo. Casi se echó a reír al ver su expresión de horror.

- Hablo sin ambages, señor, aunque generalmente no soy tan emprendedora.

Considerando lo que me dijo, mi pregunta es coherente. ¿De modo que no es de los que se casa?

- No, por Dios

- No necesitaba ser tan enfático- dijo ella con voz apenas decepcionada - No creí que lo fuera

él ya no estaba tan complacido y sacó sus propias conclusiones - No va usted a destrozar mis ilusiones tan rápidamente, ¿Verdad, querida? No me diga que está buscando marido como todo el mundo.

- Oh, pero lo estoy, decididamente. He venido a Londres para eso.

- ¿Acaso no lo hacen todas?

- ¿Cómo dijo?

-Discúlpeme.

Él volvió a sonreír y esa sonrisa tuvo sobre ella un efecto muy extraño - No está casada aún. No era una pregunta sino una aclaración. Se inclinó hacia delante y tomó su mano, acercándola a él - ¿Cuál es el nombre que acompaña tanta hermosura?