Luna de verano - Robyn Carr
SinopsisErin Foley había conseguido dar una vida estable y feliz a sus hermanos pequeños y, a sus treinta y cinco años, estaba padeciendo el síndrome del nido vacío. Así pues, hizo un paréntesis en su vida y se marchó a reflexionar a una cabaña remota (pero totalmente reformada: a Erin le gustaban las comodidades), cerca de Virgin River. Quería dedicar el verano a conocerse a sí misma... y se encontró con un montañés barbudo y desarrapado.
Aunque no lo parecía por su aspecto descuidado, Aiden Riordan era médico. Acababa de abandonar el Ejército y había ido a pasar el verano a Virgin River. Enseguida le interesó aquella urbanita guapa y algo quisquillosa que había huido de la gran ciudad y que, enfrascada en sus meditaciones, procuraba mantenerlo a raya. Estaba deseando conocerla mejor si su aspecto desaliñado y la loca de su exmujer no se lo impedían.
Quizá fuera el agua de las montañas lo que hacía que en Virgin River hasta los romances más improbables parecieran echar raíces... con un poco de ayuda de sus vecinos, claro.
ValoraciónUndécima novela de la saga “Virgin River”.
Cada vez que me pongo manos a la obra con alguna crítica de esta saga, me pasa lo mismo: ya no sé qué decir. Es un libro característico de esta autora, es su estilo. Y si te está gustando esta saga, este libro también te va a gustar. ¿Qué más puedo decir?
Como siempre, la autora ahonda en un problema / trauma que afecta a la psicología humana. En este caso, tenemos una protagonista que ha cuidado de sus hermanos desde pequeña y cuando éstos se han independizado, se encuentra sin saber qué hacer. El síndrome del nido vacío, como bien se indica en la sinopsis.
A lo largo de la historia veremos cómo evoluciona este problema para Erin, una adicta al trabajo que no sabe disfrutar de la vida si no es realizando alguna tarea. Y teniendo en cuenta que se marcha a Virgin River a “demostrar” que puede desconectar del mundo… pues al final, se aburre bastante. Para entretenerla estará Aiden, que tras dejar el ejército, se quiere tomar un tiempo de descanso cerca de sus familiares.
Sobre la historia, decir que de inicio parece que va a tomar un rumbo, pero al final toma otro. El encuentro que tienen los dos protagonistas es bastante desafortunado. Parece, entonces, que la historia entre ellos va a sufrir de rifi-rafes. Pero eso se corrige enseguida. Creo que me habría gustado leer un poco más de tensión inicial entre ellos, porque al final, el desarrollo de la trama romántica de los personajes es bastante similar a la de otros libros: un romance pausado que se va forjando poco a poco. Un inicio de la relación con tensiones, no lo habría echado de menos.
Eso sí, tenemos cada cierto tiempo un toque de aviso con la exmujer de Aiden. En ningún momento de la historia se vislumbra qué puede pasar hasta que pasa. Pero está ahí, durante muchos capítulos, constantemente, royéndote porque sabes que la va a armar pero sin saber cuál es el trasfondo. Te puedes oler un poco por dónde van a ir los tiros (que es lo que me pasó), pero hasta que el personaje no entra en escena no ves el cariz de esa intervención. Porque podía ser de buenas o de malas. Pero una vez que aparece, os aseguro que no hace falta que te cuenten lo que hay detrás para hacerte mil hipótesis a cada cual peor, de lo que puede pasar.
Decir que esa tensión, esa cosa de saber que algo va a pasar pero te tiene esperando, me ha dejado enganchada. Y a mí no me ha defraudado, la verdad.
Por lo demás, la relación entre ellos tampoco os va a sorprender mucho en referencia a otras. La forma en que se van conociendo y estrechando lazos es distinta, pero la dinámica la misma de otros libros. Luego a las seguidoras, que ya sabemos del estilo de esta autora, tampoco les va a defraudar.
Del resto, como siempre, no sería un “Virgin River” sin saber la evolución de los demás personajes del pueblo. Y por supuesto, ronda el tema de la “natalidad”. Si esta mujer no es ginecóloga, su sueño fue serlo. Lo digo en serio. Tiene fijación por todo lo que rodea esta temática: profesionales, embarazos, problemas que pueden surgir, neuras a los personajes… todos sus libros contienen cosas relacionadas con el tema “útero”.
Y digo esto, no sólo porque es una verdad como un templo que todos sus libros tienen algo de esta temática, sino porque aquí tenemos dos problemas, a falta de uno, relacionados con ellos: el síndrome del nido vacío para Erin y las consecuencias de la histerectomía que sufrió Melinda. Decir que se me ha hecho bastante… insoportable, el personaje de Melinda. Con lo de las “neuras” de los personajes, no lo decía por decir. Melinda sufre un cambio radical (se vuelve neurótica, para más señas) con el tema de tener un hijo a través de un vientre de alquiler. El pobre Jack aguanta el chaparrón como mejor puede porque no hay quien trate con ella. Jack me estaba dando una pena tremenda porque Melinda le pone en sus narices un marrón sin comerlo ni beberlo y encima, parece que el malo es él. Como lectoras, obviamente no tenemos esa percepción, pero sí que vemos cómo Melinda le pone como el ogro de la historia.
Si he de ser sincera, esa parte me puso bastante nerviosa porque entendía perfectamente la reacción de Jack y veía cómo Melinda le iba encajonando con su paranoia. Por suerte, esto iba salpicándose por el resto de tramas, porque si hubiera sido todo seguido, habría acabado deseando que Jack le retorciera el cuello y la tirara al río.
En cuanto al libro en conjunto, pues lo de siempre, un libro más de esta encantadora saga.