Mayralejandra escribió:

Yo encontré "Always" o Siempre de Lynsay Sands

Nop, no es ese.
Las iniciales son S.D.

ahora si ni idea

No ni idea....

definitivamente no lo he leído

yo tampoco

Veamos....S.D. es un seudónimo de la autora Heather Graham.

Cielo azul, negra noche de Shanon Drake

aun no toque ningun libro de esta autora, ¿qué tal está?

kadesh escribió:

Cielo azul, negra noche de Shanon Drake

aun no toque ningun libro de esta autora, ¿qué tal está?

Si, es este.
En cuanto al libro, lo leí hace mucho y no recuerdo si me gustó. Creo que lo consideré como un libro...complicado.

La extraña sonrisa se desdibujó del rostro de la mujer, que se levantó de la silla. A El le alegró que dejara de sonreír. Estaba demasiado guapa cuando lo hacía. Siempre se ponía nervioso cuando tenía cerca a una mujer bonita.
Lo miraba directamente a los ojos, sin remilgos. Advirtió que los suyos eran verdes, encendidos por alguna clase de emoción; no estaba seguro de si era rabia, desafío o determinación.
—Sí —dijo—. Deseo hablar con lady Westover, si me lo permite. Es un asunto muy importante.
—Lo siento. —Miró la tarjeta que le había dado Felton—. Señora T, mi madre está visitando a unos amigos en Richmond y estará fuera de casa varios días. Pero, si me lo permite, será un honor transmitirle el mensaje que tenga para ella.
—¡Oh, qué contrariedad! —La señorita T golpeó el aire con el puño y comenzó a dar vueltas por la habitación murmurando para sí. El la miraba fascinado mientras las faldas de muselina silbaban alrededor de sus esbeltos tobillos. Parecía haberse olvidado completamente de su presencia. Estaba seriamente molesta por algo. ¿Qué demonios había hecho su madre para encenderla de ese modo? Solo captó varias palabras del monólogo que murmuraba entre dientes.
—Cansina... demasiado tarde... tenía que haberlo supuesto... odiosa X.
—¿Qué? —Esas últimas palabras le hicieron sentir un escalofrío por la espalda. Seguro que no había oído correctamente—. ¿Ha... ha dicho...?
Dejó de dar paseos y se dio la vuelta para mirarlo. Entrecerró los ojos y de repente los abrió de par en par, como si la hubiera golpeado una súbita revelación. Su boca se torció en una especie de mueca.
—He dicho —y cada palabra fue vocalizada claramente con deliberada precisión— que el diablo se lleve a esa odiosa X.
—Oh, Dios santo. —El se sintió indispuesto de repente. Quería sentarse en una silla pero la señora T estaba de pie, así que él debía permanecer del mismo modo. Al menos, se las arregló como pudo para acercarse a la chimenea, donde se apoyó en el estante situado sobre ella dándole la espalda a la señora.
¿Estaba llegando a conclusiones precipitadas? Era un término muy común. No tenía que referirse necesariamente a la columna de consejos de Revista. Pero no. En su mirada se leía la verdad.
—Lo sabe —dijo.
—Sí, lo sé. Por eso estoy aquí. Tengo una cuenta que saldar con la X.
Oh, Dios. La confirmación le sentó como una bofetada. El giró su cabeza palpitante para mirarla por encima de hombro. Deseó con todas sus fuerzas que se sentara, en lugar de estar allí de pie apuntándolo con la barbilla y despidiendo fuego verde por los ojos.
—¿Cómo... cómo lo ha averiguado? —Su voz surgió aguda y atragantada, revelando sin duda la desdicha y aprensión que sentía en ese momento. Ella se rió sin ganas.
—Estoy segura de que le gustaría saberlo. Confieso que no fue fácil. La rabia impulsó mi determinación. No iba a rendirme hasta encontrar a la X. Y la he encontrado, ¿verdad?
El escondió su rostro de ella.
—Sí.
—Y supongo que a usted o su madre no les gustaría que se supiera la verdad.
—No. No, por supuesto que no. —Malditos fueran los infiernos. ¿Qué iba a hacer? No podía permitirle que lo arruinara todo. Tenía que detenerla. ¿Cómo? ¿Qué es lo que quería?
—¿Lo sabe su padre?
La cabeza de El dio un respingo.
—Cielos, no. —Hizo un esfuerzo por recuperar la compostura y disimular el pánico que había comenzado a oprimirle la garganta—. Señora T, por favor. Le suplico que tome asiento y me explique qué quiere.
Gracias a Dios hizo lo que le pidió. Regresó al sillón que ocupaba cuando El entró en la habitación. Se tomó un tiempo excesivo en acomodarse y arreglarse las faldas antes de que El se sentara en el sofá frente a ella. Si la ansiedad no se hubiera enredado en su pecho como una tira de cuero, El habría disfrutado de la imagen; el terciopelo verde, la muselina blanca y las mejillas encendidas contra el brocado rojo del gran sillón orejero. Siempre fue susceptible a los rostros bellos. Sin embargo, ese no era el momento de rendirse a su libido. Ella no estaba allí para que él la admirara. Portaba una noticia que nunca esperó escuchar.
La X había sido desenmascarada.

No tengo ni idea, pero quiero saberlo.... seguro que él es el columnista

Yo tampoco lo he leído pero quiero saberlooooo.

Yo sí lo leí, es casi el comienzo de "El soñador y las damas" de Candice Hern, tuve que hacer mi búsqueda porque no me acordaba dónde lo había leído...

Ese es Mau

Mau escribió:

Yo sí lo leí, es casi el comienzo de "El soñador y las damas" de Candice Hern, tuve que hacer mi búsqueda porque no me acordaba dónde lo había leído...

llegue tarde snif snif

Sigo entonces...

—Has estado durmiendo junto a mí todas estas noches, XX, y yo no he podido dormir preguntándome cómo serías desnuda. Me preguntaba cómo sería sentir tus muslos cálidos contra los míos. Entre los míos. Quiero tumbarte ahora mismo. Aquí. Ahora. Quiero acariciarte, sentir la calidez de tus dedos. Besarte, recorrerte, saborearte con mi lengua. Por todos lados, XX. Por todo tu cuerpo.

Se quedó sin respiración. Casi mareada. Sus palabras eran cálidas, envolventes. Casi creería que… Pero no, no era así. No podía estar hablando de eso.

Él la miró directamente a los ojos, como si buscase una respuesta.

—¿Te sorprende, cariño?

No podía respirar, no podía hablar. Ah, Dios, mío, sí era eso…

Sacó la lengua para mojarse los labios.

—Lo dices en serio, ¿verdad? —preguntó débilmente.

—Quizás —le tomó la mano—. Me estoy quemando por dentro —susurró—. Por todos lados, pero especialmente aquí. —Atrapó sus dedos y los llevó hacia abajo… abajo… hasta que pudo palpar el bulto de su erección—. Me quemo por ti, XX. Mi cuerpo entero arde. Mi corazón arde.

XX lo miró. Parecía solemne e intenso. Y en cuanto a su corazón, ya no le escuchaba. Podía sentirlo, podía sentir la dureza de su miembro entre sus dedos, una urgencia que la hacía temblar.

—El mío también —dijo por fin.

XY exhaló, dejando escapar todo el aire contenido. Ella tenía unos ojos azules y decididos. Cerró los suyos. Le retiró la mano con una maldición en los labios. Era muy difícil verla de esa manera, medio desnuda.

—Por Dios, XX, no deberías decirme eso.

—¿Por qué no? —susurró ella, sorprendida.

Su corazón dio un pequeño salto.

—No me lo estás poniendo fácil. Intento hacer lo más honorable.

Un dolor caliente le tapó la garganta.

—Sólo un hombre honorable habría dormido junto a mí todas estas noches sin… —Sus ojos dijeron lo que no pudieron sus palabras.

—XX—apretó los dientes—. ¡Ay, Señor!

que trocitooooooooooooooooooooo.

Un héroe perfecto de Samantha James??
Tengo a este maromo en mi haren

Muy bien Sariita!!!

Yo no lo he leído

no lo lei , pero me lo apuntare, el libro merece

Me encantan los reencuentros

No tengo ni idea de cual es