Cada vez que Ronald Kinnon levante su espada en el campo de batalla, se adiestre con sus hombres o haga el amor con una mujer, no podrá ocultar la marca de la vergüenza.

La responsable es la joven señora del clan McKenzie, que ha grabado sus iniciales en el pecho del Highlander tras derrotarlo con todas las de la ley. Ahora, la venganza no se hará esperar, y viniendo de uno de los hombres más poderosos y orgullosos de Escocia, Edora sabe que será terrible.

El rey también lo sabe, por lo que toma una decisión que enfurecerá a ambos jóvenes pero salvará a sus clanes de la destrucción...

De esta novela me llamó la atención el argumento porque tiene un principio bastante curioso, prometedor, algo diferente en una historia sobre highlanders, un género que ya me sorprende poco. Sin embargo, en algún momento entre ese inicio y la llegada del rey pierde su originalidad y su frescura para pasar a ser una historia de highlanders más. A partir de entonces se convierte en una novela de escoceses con todos los tópicos del género. Si alguien esperaba una encontrar una historia de highlanders al estilo Julie Garwood esta no tiene su sentido del humor, es más cercana a las novelas de Johanna Lindsey.

Lo que más me ha gustado ha sido el tema de las "marcas". Un símbolo de posesión y venganza bastante salvaje y directo, una marca imposible de olvidar e ignorar. Pero todo sucede de una forma demasiado increíble, porque me cuesta imaginar que todo un guerrero curtido y experto como Ronald se deje marcar tan fácilmente, por muy distraído que estuviera y acabara de recibir un golpe. No me creo que no pudiera evitar el ataque de Edora y se quedara tan tranquilo esperando. Y lo mismo me ocurrió con la escena de las consecuencias de ese momento, no me parece creíble la actitud estoica de Edora en esa escena. Aun así el principio me gustó y me sorprendió, pero la trama va perdiendo fuerza después de eso y haciéndose más predecible.

En cuanto al estilo narrativo tengo sentimientos contradictorios. La narración es fluida y resulta amena, pero a veces un tanto superficial al describir algunas escenas. Durante las batallas me ha quedado esa sensación, y el villano de la historia es un tanto decepcionante al final. Y el paso del tiempo me ha desconcertado en algunos momentos, a veces daba la impresión de que había transcurrido un lapso mayor del que había sido en realidad.

Además, a la pareja protagonista le ha faltado algo. No me han transmitido esa pasión que nace del equilibrio entre amor y odio. Individualmente tampoco son personajes destacables que me hayan impresionado.

Edora no es la clase de protagonista femenina que me gusta para las novelas medievales. Tiene un sentido común nulo, era imposible que su clan perviviera teniéndola a ella como señora. Es irresponsable e insensata, orgullosa rayando la arrogancia, y no piensa en las consecuencias de sus actos. Cuando empieza la novela ya no es lo que en la época se consideraría una jovencita, pues en ese caso entendería un carácter imprudente, pero su actitud es más bien contradictoria. Edora no me ha gustado demasiado porque no entiendo su comportamiento, especialmente en los últimos capítulos y al final de la historia.

Ronald me ha gustado algo más que Edora, pero carece del carisma suficiente como para destacar. Es orgulloso y arrogante, por eso la escena en la que es marcado me pareció de lo más inverosímil, no encaja con su imagen de guerrero. También me parece que le manipulan con demasiada facilidad, pero al menos su comportamiento es coherente con el personaje, aunque a veces dan ganas de sacudirle. Simplemente es el típico highlander.

La historia de amor empieza bien con su lucha tanto física como verbal, pero llega un momento en que las discusiones se vuelven repetitivas y cansinas. El amor llega demasiado de repente y me ha parecido algo forzado, sin un paso intermedio entre el odio y el amor. Tanta obstinación por parte de los dos, pero sobre todo por parte de Edora, ha hecho que me aburriera en algunos momentos y que la historia de amor no me haya llegado.

Los personajes secundarios están descritos superficialmente. Destaca Tamy por sus comentarios mordaces y su extraño sentido del humor y del deber; y la pareja formada por Mairy y Colleen, y es una lástima que ellos no tengan más presencia porque me han gustado más que los protagonistas. Se deja una puerta abierta a la historia del guerrero Broderick pero él no me ha llamado demasiado la atención como para querer conocer su historia.

Quizás lo que menos me ha gustado ha sido el final. Con otro desenlace la historia podía haber mejorado y disimulado sus defectos, pero ha sido más bien al contrario. El orgullo y la obstinación de los dos ensombrece el final hasta lo absurdo, el tiempo transcurrido y las circunstancias rozan lo inverosímil.

Puede que sea porque el género de escoceses no es mi temática favorita, pero me esperaba más de este libro habiendo ganado el premio Vergara. Sin embargo, no pasa de ser un libro meramente entretenido, siendo generosa. No se hace pesada la lectura, pero está lleno de todos los tópicos sin aportar nada nuevo aparte de un principio prometedor que se ha quedado en eso. Puede que las grandes seguidoras de esta temática lo encuentren interesante, para mí ha sido una novela de escoceses del montón.