Un marido, una familia, una vida hogareña: todo ello aterra a Theodora Lestrange.

Theodora deja atrás Edimburgo, y a un pretendiente desilusionado, con una pequeña herencia y sus tres únicos vestidos. Pone rumbo a Rumanía, un lugar donde aún se cuentan entre susurros historias de vampiros, para visitar a una vieja amiga y escribir el libro con el que va a lograr ser una mujer independiente de verdad.

El castillo situado en los Cárpatos al que llega es un lugar imponente y deteriorado repleto de excéntricos habitantes: la achacosa condesa viuda, el pesaroso administrador, su temerosa amiga Cosmina... pero ninguno de ellos alcanza el oscuro encanto del conde Andrei Dragulescu, el amo del castillo.

Andrei resulta desconcertante y cautivador a partes iguales, es un noble adusto que aviva la imaginación de Theodora y despierta en ella pasiones innegables e imposibles de ocultar. Es un hombre de un magnetismo superlativo que ejerce un dominio absoluto sobre el supersticioso pueblo, y ella podría convertirse en una más de las muchas personas que tiene a sus pies.

Antes de finalizar su estancia allí y de terminar de escribir su novela, Theodora va a encontrar cosas extrañas y terribles a la par que seductoras. Obsesionarse con algo puede llegar a ser funesto, y ella corre el peligro de acabar siendo víctima de algo más que el deseo.

Valoración:

Este libro es independiente y, al no formar parte de ninguna serie, y además estar ambientado en los Cárpatos, me animé a leerlo ya que esperaba encontrarme con esa atmósfera misteriosa de fondo entre sus páginas.

La historia está contada en primera persona por la protagonista, Theodora, una escritora que, al morir su abuelo del que dependía económicamente, pretende conseguir, con sus beneficios como escritora y la herencia que ha recibido, lo suficiente como para mantenerse y llevar una vida independiente de la tutela de un hombre, y sin ser una carga para su hermana y su familia.

Su objetivo es viajar y conocer otros lugares que le sirvan de inspiración para escribir, así que no duda en aceptar la invitación de una amiga del colegio cuando le ofrece alojamiento en el castillo de Rumanía en el que vive, para que la acompañe en las últimas semanas anteriores a su boda.

Desde que empecé a leer el libro el ambiente que se describe es bastante misterioso: la carta con la invitación de una amiga de la que apenas ha sabido en los años pasados, desde que abandonó la escuela; el viaje que realiza sola, sin compañía de ningún familiar por tierras desconocidas; y los personajes con los que se va encontrando a lo largo de la novela.

Todo ese misterio queda más marcado por la narración, en la que, en todo momento, sólo conocemos el punto de vista de Theodora y lo que ella puede saber a través de lo que le cuentan los demás personajes, o deduce ella misma. Tantas incógnitas y desconocimiento, en medio de ese ambiente gótico y oscuro, han hecho que, la mayor parte de la novela, fuera leyendo a la espera de saber hacia dónde me llevaba la lectura.

Desde las primeras páginas ya sabía, por una parte, que no me iba a encontrar con una novela histórica más, pero por otra no sabía muy bien qué esperar.

Me ha parecido que la autora ha querido hacer un libro original y diferente, pero al final ha mezclado el género romántico con misterio, vampiros y hombres lobo y se ha quedado una novela que no destaca en un género ni en otro.

Aunque hay romance, queda en un segundo plano en casi la totalidad de la novela, y es más el misterio con un estilo más cercano a novelas como Drácula, aunque mucho más ligera que ésta última.

Al ser una narración en primera persona, sólo tenemos el punto de vista de la protagonista, y no se profundiza mucho en la personalidad de los demás personajes, cuyo carácter, debido también al ambiente de oscuros misterios en el que se desarrolla, queda oculto, centrándose en Theodora como protagonista y dejando a Andrei casi como un secundario más.

Por todo esto, para mí es una novela de suspense con una ambientación gótica y algunos elementos paranomales que, si se compara con las buenas novelas del género, se queda en entretenida y poco más, y donde el romance ha sido lo menos importante, ya que lo que me animaba a seguir leyéndola era saber un poco más de sus personajes, a los que conocemos sólo en parte, al poder ver de ellos únicamente lo que Theodora percibe.

Una lectura de la que se podía haber sacado más partido, entretenida, pero que no clasificaría como romántica, y que sólo recomiendo a los que les gusten las obras más oscuras y misteriosas, aunque sin esperar demasiado.