Una mujer tenaz que lucha por mantener en pie la herencia de sus antepasados. Un hombre enamorado para quien todos los sueños pueden cumplirse. Y unos ojos siniestros que los acechan desde lo más profundo del bosque...

Bajo su aparente fragilidad, Cristina Olabide posee la dureza del acero. Es una mujer tenaz que lucha sola por sacar a flote su taller de confección artesanal de prendas de lana y la casa de turismo rural instalada en el torreón familiar. Todo marcha según sus planes hasta que Bruno Elorza, un seductor con ojos de poeta, propietario de una promotora bilbaína, decide construir un hotel de lujo con spa justo al lado. Un día se conocen por casualidad. Sin saber que ambos están enfrentados, se dejan arrastrar por una pasión irrefrenable. Pero la cruda realidad se impone y les obliga a debatirse entre el deber y el amor.

Mientras luchan contra la intensidad de sus sentimientos se ven involucrados en una serie de episodios violentos que hunden sus raíces en el pasado. Cristina descubre de la peor manera posible un antiguo secreto silenciado durante años.

Independientemente de mi opinión sobre la historia, lo que es evidente es que la novela está muy bien escrita. Y no sólo me refiero al estilo narrativo sino también al dominio del lenguaje por parte de la autora. Realmente, es una de las novelas románticas mejor escritas que he leído últimamente de una escritora hispana -y me refiero a escritoras hispanas porque en el resto entra en juego el tema de la calidad de las traducciones-.

En cuanto a la historia en sí, tenemos la trama de amor y la trama de suspense, que están innegablemente unidas. Ahí creo que es donde la novela tiene un mayor desequilibrio, porque la trama de suspense es la parte más floja y acaba quedando relegada en favor de la historia de amor. Y la historia de amor es la parte más completa de la novela, el transcurso del tiempo y la evolución de la relación de los protagonistas están muy bien compensadas.

La ambientación está bien descrita y es algo que me ha gustado. Te transporta al lugar y te transmite la tranquilidad propia del turismo rural, y tanta calma favorece a la historia porque resulta inquietante. A veces esa tranquilidad hacía que la trama se ralentizase un poco, y no lo digo como algo necesariamente negativo, porque no se me ha hecho pesado, pero sí un poco lento el desarrollo en algunos momentos.

Cristina es una protagonista temperamental e impulsiva, a veces actúa sin pensar y con cierta insensatez, por pura rebeldía, y acaba cometiendo alguna que otra estupidez. A veces puede llegar a comportarse de una forma un tanto infantil. Y desde hace un tiempo tiene la sensación de estar siendo vigilada durante sus paseos por el bosque. Además, su vida tranquila se altera desde que conoce a un nuevo huésped de su casa que la atrae, pero Cristina tiene problemas para confiar en los hombres después de una mala experiencia. Y después de ese fin de semana las circunstancias no son propicias para confiar en Bruno después de lo que ella considera un engaño.

Bruno es el perfecto héroe romántico, me ha gustado mucho. Es persistente, divertido, atractivo y comprensivo; muy diferente a Cristina. Es más tranquilo y equilibrado, tiene un carácter lo bastante opuesto al de Cristina como para saber tratarla. Sus métodos de persuación son más discretos, pero igual de efectivos. Bruno es una persona totalmente urbana, pero una extraña inquietud le conduce hasta el bosque, y hasta la vida de Cristina. Él sabe qué comete un error al no explicarle quién es pero siempre lo pospone para no estropear sus momentos con ella. No es algo premeditado y acaba volviéndose en su contra, pero ella es un poco dura con su único error.

La historia de amor tiene un punto de ambiente mágico, propiciado en parte por el bosque, y el destino es importante en su primer y casual encuentro. La atracción sexual aparece ya en un principio, junto al deseo y la pasión; pero después de un fin de semana apasionado, Cristina y Bruno se vuelven a encontrar en circunstancias distintas. Entonces el pesar de Bruno se une al rencor de Cristina, pero el amor entre los dos ya ha empezado a crecer y el peligro que acecha a Cristina no hace otra cosa que unirlos más. El nacimiento de su amor es paulatino y eso lo convierte en una historia de amor creíble y bien narrada, bonita y romántica. Bruno con paciencia consigue que ella empiece a confiar en él, y así vencer sus barreras.

Es una historia llena de los personajes habituales del pueblo, cada uno con una personalidad propia y definida. Entre ellos destacan la fiel y seria Amparo; las parejas formadas por Mari Cruz y Daniel, Nathalie y Pierre, y Begoña y Simón; y el inspector Corbelle. De Begoña y Simón me hubiera gustado saber más, en general la familia de Bruno me ha encantado, y parece que la historia de esta pareja es digna de ser contada. A Mari Cruz me ha costado más apreciarla dado su carácter, aunque Daniel es un encanto. Y Nathalie aparece poco, pero el tener la clave de toda la historia y no saberlo me ha acabado poniendo nerviosa por la forma en que se le ilumina la mente, un poco cogido por los pelos.

El villano de la historia merece una mención aparte, porque no es ni mucho menos tan listo, sagaz e invencible como él supone. Más bien es inepto y torpe, algo que se percibe en sus ataques, un poco destemplado. Al conocerse su identidad durante buena parte de la novela esperaba más explicaciones sobre sus motivaciones, más profundidad de su personalidad. Y esperaba más del secreto que se oculta tras los crímenes, me imaginaba hacía qué destino nos llevarían lo crímenes pero pensé que se llegaría allí por otro camino.

Después de toda la calma con la que se desarrolla la novela, el final es precipitado y rápido, y el último ataque me ha causado cierta decepción, no por los protagonistas, sino por el villano, pues esperaba más de él. En la parte romántica ha sido lo contrario, me ha gustado que no se solucionase todo al final y al punto que ha llegado el amor de Cristina y Bruno.

En general, la novela me ha gustado. Lo que más destaco es la narración de la autora, la historia de amor de los protagonistas y el personaje de Bruno. Donde más fallos le encuentro es en la trama de suspense y en ese personaje que vigila a Cristina, pero realmente esos elementos tienen menos peso que la historia de amor. Es una novela larga, y aunque en algunos momentos se me ha hecho un poco lenta, no se me ha hecho pesada ni aburrida.