«Sin miedo a nada» es el segundo libro que leo de Anna Casanovas. Nada más mirar la sinopsis de la novela me di cuenta de que contenía algunos de los ingredientes que hacen que me guste una historia: un chico muy malo, una mujer con fuerte carácter que le plantará cara, y un rechazo mutuo desde un primer momento. Una mezcla que hace que me pregunte si la autora logrará que esa evolución de los sentimientos me resulte creíble y, desde luego, que me apetezca leerla.

Además, esta novela viene a transcribir en papel esos sueños de adolescente que, al menos yo, confieso haber tenido. ¿Quién de vosotras no ha fantaseado con ese guapísimo cantante, músico o actor, pero, en definitiva, archiconocido sex-symbol, rendido a los pies de una chica normal y corriente?

 

Alejando es el chico malo y famoso. Es un hombre engreído, acostumbrado a que los demás le sirvan y, con sólo levantar la mano, conseguir todo lo que quiere en ese mismo momento. Quizás la falta de una adolescencia normal ha provocado su mal carácter, su mala educación y, en muchas ocasiones, algún que otro desprecio por los demás. Hace tiempo que no acaba de encontrar su camino, su vida es un sinsentido, rodeado de gente que sólo busca de él fama, favores y juerga. Esos falsos amigos con los que comparte drogas, alcohol y sexo; pero que le han vaciado el alma y le han convencido de que ya no tiene corazón. Es un personaje bastante complejo, pero del que me han quedado muchas dudas y me ha dado la sensación de que todavía escondía muchas cosas que la autora no ha terminado de enseñar.

 

Miranda es la antítesis de Alejandro y, quizás por eso, es la protagonista perfecta para reconducir su vida. Es una mujer corriente, trabajadora, tiene a su cargo a dos adolescentes y lleva una vida de lo más sencilla, extremadamente organizada, y todo ha de estar controlado hasta el más mínimo detalle. Tiene poca vida social, es como si viviera sin querer ser vista y centra toda su vida en dos cosas: el trabajo y sus dos hermanos mellizos. Tampoco ha tenido una vida fácil, la autora juega bastante bien con el pasado de este personaje, desvelando pequeños detalles pero sin acabar de mostrar ese pasado. Quizás crea tanta expectación que luego, cuando lo lees, tampoco lo encuentras para tanto.

 

La historia es más complicada de lo que se pueda pensar. Creo que no sólo estamos ante el gran problema de las drogas, que ya por sí solo no es nada sencillo, sino que se esconde algo que Alejandro y Miranda tienen en común: el miedo. Ambos comparten ese sentimiento, aunque esté motivado por cosas totalmente distintas y los dos lo enfrentan de forma opuesta.

Alejandro se enfrenta ante el hecho de que tiene que reconstruir una vida que, hasta ahora, ha estado totalmente vacía, y Miranda tiene miedo de no ser capaz de estar a la altura de las circunstancias.

Lo distinto de sus vidas, así como la forma diferente que tienen de hacer frente a sus problemas, hace que su relación sea complicada. Pero es el choque frontal de sus caracteres lo que provocará esas situaciones de fuerte tensión emocional, pues ambos son testarudos, tozudos y orgullosos.

 

Lo que más me ha gustado de la novela es que, tal como comentaba al principio, la autora logra convencerme de los sentimientos de los personajes. Es una relación que va evolucionando pausadamente, casi sin que apenas ellos mismos se den cuenta de los cambios que se están provocando en sus mentes. Un vínculo de amistad que se va fortaleciendo, ese apoyo mutuo para superar dudas, miedos y complejos y, a medida que la historia va transcurriendo, se va forjando un amor que resulta bonito.

 

Los personajes principales son interesantes, ambos empiezan con mucha fuerza. Pero eres plenamente consciente de que, tanto Miranda como Alejandro, son mucho más complejos de lo que a primera vista puedes ver. Y esperas una profundidad que la autora no acaba de definir y, al final, te quedas con las ganas de saber muchas más cosas de ellos, pequeños matices, razones y motivaciones. En definitiva, esos porqués que explican parte de su comportamiento y que provocan que, al menos yo, empatice mucho más con sus sentimientos.

No sé si es porque estamos ante una saga y la autora aprovechará futuras entregas para matizarnos un poco más parte de esa personalidad que ahora se ha guardado. Pero he de admitir que, por ese motivo, me ha costado conectar con ellos y que la historia realmente me enganchara.

 

La historia es bonita y creíble, y el final me ha sacado una sonrisa de satisfacción, con algunas frases de Alejandro que sí que me han llegado al corazón. Pero también considero que hay ciertos detalles que se resuelven de una forma demasiado precipitada y quitándoles una importancia que, indudablemente, tienen; y otros que se nombran, pero no se desarrollan y quedan totalmente en el aire.

 

Encontraremos una parte narrada en primera persona, principalmente sentimientos de Miranda; y parte en tercera. No es el primer libro en el que me topo con diferentes narradores, parece que es algo de lo que los autores están últimamente echando mano. No puedo discutir que resulte útil y mucho más cómodo para ellos a la hora de mostrar los sentimientos de un personaje en concreto. A mí, al principio, es algo que no me molestó, al contrario, incluso me pareció interesante. Pero, en esta ocasión, me he dado cuenta de que me descoloca un poco y me hace perder el ritmo de la narración, y cada vez que empezaba una frase escrita en primera persona tenía que leerla otra vez.

 

Anna Casanovas tiene una forma de escribir que me gusta, sencilla y muy natural, que hace que las páginas pasen casi sin darte cuenta. «Sin miedo a nada» ha comenzado con mucha fuerza, luego me ha parecido que la historia se estancaba y, al final, ha conseguido animarse otra vez, con un final bastante romántico. En su conjunto, me ha resultado una lectura amena y ligera, sencilla y bonita. De todas formas, si bien es cierto que la autora ha logrado construir un guion convincente con una historia creíble y una buena base, con más profundidad hubiera logrado sacarle muchísimo más provecho y hubiera conseguido una historia más intensa, de esas que cuesta olvidar.

 

También aparecen muchos personajes secundarios. Seguramente, al menos los miembros que componen la banda, tendrán historia propia y estoy deseando leerla. Pero, si hay un personaje que me ha llamado especialmente la atención, es Lola, así que, seguramente, toca esperar. Espero que no mucho.

La portada es preciosa.