Cuando no se olvida – Anna Casanovas
Sinopsis: Descubrir el amor y la pasión te cambia la vida; perderlos puede arrebatártela. Tim y Amanda no tendrían que haberse conocido, sus vidas no deberían haber coincidido esa noche en una lujosa fiesta de Boston, pero coincidieron. Y les bastó con verse en los ojos del otro para saber que, cuando dos personas se pertenecen tan profundamente, quizá el tiempo y los errores no importen tanto. Quizá lo único que importa de verdad es el amor.
Fue demasiado pronto y demasiado intenso. Se enamoraron, se casaron y se perdieron... Pero años más tarde, con nuevas vidas y con algunos sueños cumplidos, un truco del destino consigue que se reencuentren en París. Y esta vez, a pesar del dolor y de los remordimientos, los dos están dispuestos a luchar por lo que sienten, porque cuando no se olvida, no se puede dejar de amar.
Opinión personal Aunque aparentemente aparezca como libro independiente, conocí a Tim en el libro anterior publicado por esta editorial, «Las reglas del juego». Por lo tanto, de este protagonista ya tenía una idea muy clara. Su comportamiento en la primera novela hizo que mi opinión sobre él no fuera muy buena y no tenía muy claro cómo iba a reaccionar al leer su historia, porque toda lectura es subjetiva y a mí me es imposible conectar del todo con una historia cuando el protagonista masculino no me cae bien.
En ese sentido, he de decir que la autora lo ha organizado bien.
La novela consta de dos partes claramente diferenciadas, cada una de ellas ocupa más o menos la mitad del libro.
En la novela anterior, tenemos la información de la situación actual de la pareja. Para conocer el antes, durante la primera parte de «Cuando no se olvida», la autora nos narra el pasado de esta pareja y cómo han llegado a esta situación.
Tim es un joven de veintitrés años, rebelde, de buena posición, familia económicamente bien y, además, poderosa. Su entorno familiar es de lo más frío y desapegado. Falto de cariño por parte de sus padres y tras la muerte de su hermano de una forma trágica, se mantiene siempre en una continua lucha de rebeldía a los deseos de su padre, por el que no siente ni respeto ni cariño. Acostumbrado a vivir en ese entorno frío, la frescura y dulzura de Amanda supone para él una vía de escape que lo conquista desde el primer momento.
Amanda es una joven sensata y responsable que vive en un entorno familiar encantador. De familia de inmigrantes, clara diferencia social, el abismo que le separa en ese sentido de Tim no la frena para mantener sus opiniones, y son su frescura, sinceridad y decisión lo que conquistará el corazón de Tim. Su gran sueño es convertirse en chef de un restaurante francés y centra su vida en ayudar a los que quiere y ganarse un sobresueldo para poder conseguir su sueño.
Entre ellos surge el flechazo. No es la primera vez que comento que estos amores tan repentinos no suelen gustarme, pero también reconozco que la historia resulta bonita. Quizás porque se trata de un amor de juventud, tierno, con cierto toque de rebeldía y lleno de inocencia, me ha parecido una historia muy bonita. Ambos personajes me han gustado, encuentran en el otro el apoyo necesario para superar algunas de sus inseguridades, pero no será suficiente. Y los miedos ganarán en ese momento la batalla.
Creo que Anna Casanovas hace un buen papel a la hora de que el lector se reconcilie con Tim.
Quizás los motivos de la ruptura parecen absurdos y poco importantes pero, en mi opinión, le dan mayor realismo a la historia. A veces, nosotros somos nuestro propio enemigo. La juventud, la falta de comunicación y, en general, la inseguridad y el poco tiempo de la relación son los que harán que ésta se tambalee y se rompa ante la primera dificultad.
Esta primera parte de la novela me ha gustado, engancha y resulta tierna. Pero la segunda parte es la que me ha dado más problemas.
El tiempo que transcurre desde la ruptura hasta el reencuentro es de once años, y a mí me parece mucho tiempo. Es un detalle que tres de las últimas novelas de Anna Casanovas que me he leído tienen en común y vuelvo a comentar que es complicado de defender. Una persona cambia mucho en ese tiempo y más en las edades en que nos estamos moviendo. En otras novelas me ha resultado convincente; en ésta, no me ha convencido.
No puedo explicar mucho más, porque estaría desvelando detalles importantes de lo que acontece durante la segunda parte de la novela y cómo se desarrolla, pero no me ha parecido creíble. Y eso es primordial para mí y una opinión totalmente personal. Necesito creerme la historia para que me guste y en este caso no he encontrado una evolución en los personajes, es como si el tiempo se hubiera detenido. Está claro que la autora defiende la idea del amor eterno, de que nada cambia. Es una idea preciosa, pero se dejan de lado esos once años que, para mí, están ahí y son muy importantes. Creo que se podría haber jugado mucho más con la parte actual de la historia, el renacer de una relación, el descubrir la paternidad. Me ha dado la sensación de que la parte sexual tiene demasiada importancia. Pero ¿dónde ha quedado todo lo demás? El final es demasiado sencillo, demasiado fácil, o será que yo prefiero las cosas complicadas. No sé.
En conjunto, es una novela bonita, sin grandes complicaciones a pesar de tratarse de una novela de reencuentro y reconciliación, en la que la relación se rompió de una forma no muy amigable. Lleva el sello de la autora, con una primera parte escrita en tercera persona y una segunda parte en la que, para retratar mejor los sentimientos, hace uso de la primera. Escrita de una forma sencilla y llena de dulzura, resulta fácil pasar las páginas y, cuando te das cuenta, ya la has terminado. Es una novela entretenida y he disfrutado de la frescura de la historia de amor de la primera parte, pero no ha llegado a cumplir las expectativas que había puesto en ella.