Sinopsis:

El barón Rothewell vive recluido durante el día, para luego abandonarse en toda clase de juerga durante la noche. Marcado por una infancia llena de tormentos y privaciones, a Rothewell no le interesa nada ni nadie y sólo desea vivir al borde del peligro.

Hasta que se encuentra con el conde de Valigny, un hombre que, al igual que Rothewell, también prefiere arriesgarlo todo en cualquier situación. El enfrentamiento entre ambos rivales puede tener consecuencias inesperadas, en especial una noche en la que Valigny decide apostar algo mucho más valioso que el oro: nada menos que la bella Camille Marchand, una mujer desesperada cuyos ojos son capaces de penetrar en lo más profundo del alma de lord Rothewell.

Ahora, el barón debe utilizar sus cartas con el mayor de los cuidados, porque, por primera vez en su vida, algo verdaderamente importante está en juego: el amor que puede rescatarlo de una existencia desdichada.

Valoración:

El tercer libro de la serie lo esperaba con muchas ganas, con un protagonista que prometía bastante en los anteriores libros.

El comienzo es un tanto original y eso ha hecho que comience con interés la novela, con una protagonista que está a la altura de Rothewell, tanto en carácter como en su pasado difícil y traumático.

Prácticamente desde el inicio los protagonistas están juntos y el libro está muy centrado en los dos personajes sin que, como ocurrió en los dos anteriores libros, haya por medio un misterio que investigar y que se desarrolle paralelamente a la relación de los dos protagonistas.

Rothewell es un personaje del que me había creado muchas expectativas y quizás me ha defraudado un poco, ya que al final ha caído en el estereotipo de personaje atormentado y la explicación final no me ha convencido del todo. O simplemente no me ha sabido trasmitir en este libro lo mismo que en los anteriores y es, quizás, el mayor punto flojo que le encuentro al libro que, por otra parte, me ha gustado mucho aun cuando me ha dejado con la sensación de que se le podía haber sacado más partido a la historia. Sin embargo, a pesar de ello, ha sido un libro que he leído en poco tiempo y que me ha mantenido atrapada y con ganas de leerlo y, en general, la serie está bastante bien teniendo en cuenta que, después de leer muchos libros históricos, ya poco queda por inventar que haga al libro original y diferente.

Son los secretos sobre la vida de los dos protagonistas lo que pone el punto de intriga, conforme se descubren aspectos y circunstancias ocultos, lo que hace más amena una relación que, si en un principio me ha gustado bastante, pasada la mitad del libro decae un poco y se convierte en algo repetitivo cuando los protagonistas siguen con sus planteamientos iniciales. Él, por no creerse merecedor de ningún amor y con sus sentimientos de culpabilidad que lleva arrastrando a lo largo de los años; y ella, con su insistencia en no enamorarse para conservar el control sobre su vida y no depender de nadie.

Camille también es un personaje con una infancia difícil, que no ha recibido cariño, salvo de su madre, que era bastante egoísta y no precisamente un ejemplo a seguir, por lo que ella intenta en todo momento ser diferente y no cometer sus mismos errores, lo que le hace ser bastante reticente a enamorarse y depender de otra persona.

Aun así, cuando se da cuenta de que está enamorada de Rothewell no duda en luchar por conseguir salvar la relación y la vida de él, convirtiéndose en la parte más importante de la pareja mientras que él se deja más llevar por las circunstancias, aunque finalmente también pone de su parte.

En conjunto, el libro me ha gustado bastante y lo he disfrutado, me ha parecido entretenido y lo he leído bastante rápido, como suele ocurrirme cuando me gusta lo que leo. Y, aunque me deja la sensación de que podía haber sido mejor, el libro y la serie creo que merecen la pena porque al menos deja buenas sensaciones y ganas de leer algo más de la autora.

Otro punto bueno del libro es que aparecen de nuevo en escena como secundarios los protagonistas del primer libro y también Gareth y Kemble, aunque es Xanthia la que tiene un papel más destacable.

También es de destacar que la portada es de un estilo diferente a los libros que publicaba Titania hasta el momento y, además de bonita, tiene relación con el contenido del libro, detalle que pocas veces se tiene en cuenta por la editorial pero que es de agradecer como complemento a un buen contenido.