RÍNDETE AMOR MÍO – Johanna Lindsey
El desdén de una mujer...
Acusado erróneamente de espía, lord Selig Haardrad, un vikingo moreno y apuesto, sufría terriblemente en las mazmorras de lady Erika de Gronwood. Colgado de cadenas mientras su cuerpo se consumía de fiebre y dolor, una sola idea lo reconfortaba: ¡venganza!
La venganza de un vikingo...
Pero la gran rueda del destino ha girado: la exquisita atormentadora de Selig, una belleza de cabellos de miel, ha sido entregada a manos del vikingo. Ahora el amo es él, decidido a quebrar el orgulloso espíritu de su cautiva y a doblegarla con la espada de la pasión... sin soñar que su propio espíritu será presa del deseo... y del amor triunfante.
Tercer libro de la serie "Familia Haardrad".
Tercera y última parte de la serie sobre esta familia de vikingos nórdicos. Esta es la más floja de las tres novelas, la historia menos conseguida tanto en la parte romántica como en el argumento. La trama se desarrolla seis años después de la historia anterior, y gira principalmente entorno a la venganza -primero la de ella y después la de él- y hay poco tiempo para una historia de amor. Los protagonistas también son los que menos me han convencido; Erika no tiene la fuerza de Brenna y Kristen y con la presencia de ellas dos queda un poco desplazada, y Selig prometía más. Curiosamente, parece que la historia se repite en ambos hijos, tanto Kristen como Selig acaban teniendo un destino similar al de sus padres.
Por la dedicatoria del principio del libro, parece que Selig era un protagonista muy esperado y deseado, pero realmente me gustó más cuando apareció en "Corazones en llamas". Aquí es demasiado encantador, y no lo digo como un halago, es demasiado poco selectivo con las mujeres, todo lo contrario a Garrick, que las odiaba. Él, en cambio, las adora a todas, parece que las únicas a las que no se ha beneficiado, damas o no, tanto en tierras vikingas como sajonas, son las de su propia familia. Y todas le adoran a él, la única que no cae rendida a sus encantos inmediatamente es Erika, y para él supone un reto porque ninguna mujer le había rechazado antes, y también una frustración porque no deja de repetirse que la odia y que no la desea, pero lo que siente por ella le desconcierta.
Erika es una vikinga danesa, de esos vikingos a los que tanto odiaba Royce, pero por su comportamiento se nota que su resentimiento se ha templado al lado de Kristen. Erika es una mujer gentil, justa y dulce, pero debido a un error tiene prisionero a Selig y, creyendo que la ha insultado a propósito, manda azotarlo. Pero cuando se arrepiente minutos después, es demasiado tarde, el daño ya está hecho. Esa equivocación y la certeza posterior de que Selig no mentía en el interrogatorio la hacen cargar con la culpa de lo sucedido y sentir remordimientos. Erika es fuerte pero no tiene la fuerza de carácter de Brenna y Kristen, más bien les tiene un poco de miedo. Podría rebelarse ante su captor, pero la culpa le hace aceptar su destino, y también la certeza de que su hermano la rescatará porque pese a la determinación de Selig de vengarse, ella también tiene quien la proteja.
La historia de amor se hace de rogar, el deseo aparece en cuanto se conocen pero las circunstancias no son en absoluto propicias. Entre planes de venganza y sentimientos de odio y desprecio, el amor no nace hasta muy avanzada la trama. La historia de amor no tiene tanta fuerza como en los libros anteriores, donde hay una evidente lucha de voluntades entre iguales, una batalla por obtener el mando de la situación, pero sí tiene un punto de originalidad. Me ha sorprendido un poco que no se aprovechara más el hecho de que todas las mujeres de la zona odiasen a Erika por su relación con Selig, y sólo se comenta de pasada cuando podia haber dado más juego.
Los secundarios tienen más peso que en las otras dos novelas, porque al estar ambientada la mayor parte en Wessex la familia Haardrad tiene más presencia, y eso se agradece. Así nos reencontramos con Brenna y Garrick, que siguen como al principio; y con Kristen y Royce, que tampoco han cambiado. Las escenas en las que aparecen las dos parejas son las más divertidas, y si en la anterior novela Selig hacía todo lo posible por ayudar a su hermana, aquí es Kristen quien se lleva un ejército mixto de vikingos y sajones y lo comanda como una guerrera para ir a rescatar a su hermano. Y un nuevo personaje es Turgeis, la sombra de Erika, un enorme vikingo que protege a Erika lealmente.
El final es muy rápido, una comprensión de sentimientos fulminante y un desenlace que se resuelve en pocas páginas, demasiado repentinamente.
En conjunto, la trilogía resulta entretenida, aunque hay elementos que se van repitiendo en las tres novelas. El machismo de los protagonistas y la brutalidad de algunas escenas tiene la justificación de que son vikingos, no en vano se los consideraba una población de bárbaros, y lo suyo no era la gentileza precisamente. Y la cosa se equilibra con el carácter de ellas, sobre todo en los dos primeros libros, que no les ponen las cosas fáciles. Al final, se les acaba cogiendo cariño a los personajes.