El francotirador de la policía Bobby Dodge observa una tensa escena a través de la mira telescópica de su rifle: un hombre armado se ha atrincherado en su casa y apunta con una pistola a su mujer y su hijo pequeño. El dedo del hombre se tensa sobre el gatillo y Dodge tiene menos de un segundo para tomar una decisión... y pagar para siempre las consecuencias de la misma.

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Lei este libro por recomendación y me levantó sentimientos encontrados.

Por un lado tiene unos personajes muy bien trabajados que se te meten debajo de la piel, por otro como ya he comentado en otros libros, casi desde el principio sabes quien es culpable y quien inocente e incluso que personajes son los que en teoría no deberías de saber quienes son y eso no me gusta.

Me quedo con todo el tema psicológico del libro, es decir, ¿qué pasa cuando un policia estando de servicio se ve obligado a matar a otro ser humano, tomando una decisión con la poca información de que dispone tras breves minutos en la escena? Es algo que no se desarrolla apenas en las historias, al menos en las que he leido hasta ahora.

O ¿cómo supera una niña de doce años un secuestro de veintiocho dáis, durante los cuales es abusada, para seguir con su vida una vez que es rescatada?

O ¿Qué hay de verdad y que de mentira tras las paredes de una vivienda dónde hay violencia de genero?

Lo que si me gustó de este libro, es que no hay blancos ni negros, la vida es de tonos grises y saber cuales son all decisiones acertadas no es fácil.

Al final hubo cosas que sí me sorprendieron pues no me las esperaba, eso compensa todas las veces que quise matar al prota por suicida Y agradezco profundamente a la autora que no entrara de lleno en los recuerdos del secuestro, bastante tuve que lidiar con mi estómago con las pocas pinceladas que da. 

Conclusión, ¿lo recomiendo? Uffff, sí, creo que es un buen libro, desde luego está bien escrito, aunque me dejase un sabor algo agridulce.