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uni13 Buscando grupo de ayuda
Mensajes : 26100 Edad : 53 Localización : oviedo Empleo/Ocios : independiente Humor : afable hasta que me buscan ... Inscripción : 08/04/2012
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Tauriel Pembroke Druida
Mensajes : 422 Edad : 27 Localización : Murcia Empleo/Ocios : Estudiante Humor : Cambiante Inscripción : 10/01/2016
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sombra Cazadora consagrada
Mensajes : 12511 Edad : 32 Localización : Aquí y allí y en ninguna parte Empleo/Ocios : Sumergirme entre libros Humor : Siempre intentándolo Inscripción : 04/07/2012
| Tema: Re: Chicas... ¿jugamos? Jue 10 Ago 2017 - 15:26 | |
| Pongo entonces Se obligó a sí mismo a contenerse y le dedicó una de sus mejores sonrisas.—Sí, de hecho puede. Quisiera hablar con usted sobre algo. Veo una piedra donde podemos sentarnos, espero que no sea muy fría.Después de una breve vacilación ella caminó hacia esta.—Para nada. Generalmente me siento aquí mientras los niños juegan. La llaman mi trono.Se sentó en la masa de granito, recogiendo cuidadosamente sus negras faldas de alepín. Con su permiso él se sentó a su lado. No había mucho sitio pero ella no hizo ninguna tonta objeción sobre estar sentados así de cerca. Ella le gustaba más a cada momento.La mujer se giró para observarlo con cortés expectativa.—Usted encontrará esto un poco extraño...—E incluso escandaloso —agregó ella socarronamente.Bien, también tenía sentido del humor.—Espero que no mucho. —Él no podía encontrar la forma de iniciar el tema.Había una clara diversión en sus ojos.—Probablemente me veré abrumada por la curiosidad, milord, tendré un ataque de histeria, y lo asustaré a muerte. Tenga compasión, por favor.Él soltó una carcajada.—Una de las primeras lecciones que un diplomático novel aprende, señora XX, es cómo manejar a una dama histérica. —Aún así, no podía imaginar a esta mujer en un estado de colapso. Por un momento se preguntó si tenía a la dama equivocada y estaba a punto de declararse a la esposa del vicario o de alguien más. Pero entonces recordó que ella había admitido ser la viuda de un poeta.Se dio ánimos a sí mismo.—A pesar de mi formación diplomática, señora XX, no puedo ver ninguna extravagante forma que pueda expresar todos mis propósitos. —Asumió una expresión meritoriamente sobria—. La sencilla verdad es que quisiera casarme con usted.Ella palideció. En un segundo estaba de pie y con la mirada perdida a lo lejos. —Oh, santo cielo —dijo ella. En un tono de pura exasperación.No era la respuesta que hubiera esperado. Él también se puso de pie.—Puede ser precipitado —dijo él agudamente—, pero es una proposición honesta, madam.Ella se giró hacia él, sus ojos refulgían.—¡Honesta! ¿Cuándo usted no sabe nada sobre la mujer a la que está proponiendo tomar como esposa?—Sé lo suficiente.—¿De verdad? No puedo imaginarme cómo. Bien, entonces yo también sé lo suficiente. La respuesta, sir, es no. |
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uni13 Buscando grupo de ayuda
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kadesh Reencarnada en cazadora
Mensajes : 9967 Edad : 40 Humor : Negro Inscripción : 23/04/2010
| Tema: Re: Chicas... ¿jugamos? Sáb 12 Ago 2017 - 13:06 | |
| Sé cuál pillo es, pero tengo que buscar cuando pueda para ver el título |
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sombra Cazadora consagrada
Mensajes : 12511 Edad : 32 Localización : Aquí y allí y en ninguna parte Empleo/Ocios : Sumergirme entre libros Humor : Siempre intentándolo Inscripción : 04/07/2012
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Tauriel Pembroke Druida
Mensajes : 422 Edad : 27 Localización : Murcia Empleo/Ocios : Estudiante Humor : Cambiante Inscripción : 10/01/2016
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sombra Cazadora consagrada
Mensajes : 12511 Edad : 32 Localización : Aquí y allí y en ninguna parte Empleo/Ocios : Sumergirme entre libros Humor : Siempre intentándolo Inscripción : 04/07/2012
| Tema: Re: Chicas... ¿jugamos? Jue 17 Ago 2017 - 17:56 | |
| Nadie pongo pistita a ver...Es el primero de una serie y su autora tiene las inciales M.B (bueno, han sido dos pistitas ahora que lo pienso ) Venga chicas |
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Tauriel Pembroke Druida
Mensajes : 422 Edad : 27 Localización : Murcia Empleo/Ocios : Estudiante Humor : Cambiante Inscripción : 10/01/2016
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kadesh Reencarnada en cazadora
Mensajes : 9967 Edad : 40 Humor : Negro Inscripción : 23/04/2010
| Tema: Re: Chicas... ¿jugamos? Mar 22 Ago 2017 - 14:12 | |
| Yo iba a decir El ángel de Navidad de Jo Beverly Las iniciales no serán del otro juego?? |
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sombra Cazadora consagrada
Mensajes : 12511 Edad : 32 Localización : Aquí y allí y en ninguna parte Empleo/Ocios : Sumergirme entre libros Humor : Siempre intentándolo Inscripción : 04/07/2012
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kadesh Reencarnada en cazadora
Mensajes : 9967 Edad : 40 Humor : Negro Inscripción : 23/04/2010
| Tema: Re: Chicas... ¿jugamos? Lun 28 Ago 2017 - 18:00 | |
| .... despertó en un cuerpo inmóvil, recobrando totalmente la conciencia a pesar de estar atrapado en una comatosa jaula de carne y hueso. Incapaz de mover los brazos ni las piernas, y con los párpados fuertemente cerrados como si hubiera estado llorando cemento licuado, parecía que el oído era lo único que le funcionaba. Una conversación tenia lugar sobre él. Dos voces. Una mujer y un hombre, ninguno de los cuales reconocía. No, espera. Conocía a uno de ellos. Uno que le había dado órdenes. La mujer. Pero, ¿por qué? ¿Y por qué demonios se lo había permitido? Escuchó la conversación sin seguir realmente las palabras. La cadencia de sus palabras era parecida a la de un hombre. Directa. Autoritaria. Dominante. ¿Quien era ? ¿Quién…? Su identidad lo golpeó como un bofetón, insertando algo de sentido dentro de él. La cirujana. La cirujana humana. Jesucristo, estaba en un hospital humano. Había caído en manos humanas después de… Mierda. ¿Que había ocurrido? El pánico le dio energía… y lo llevó exactamente a ningún lugar. Su cuerpo era una loncha de carne y tenía la sensación de que el tubo que tenía en la garganta significaba que una máquina estaba haciendo trabajar sus pulmones. Estaba claro que lo habían sedado hasta la mierda. Oh Dios ¿cuánto de cerca estaba el amanecer? Necesitaba largarse de allí. Como lo haría… Sus planes de huida llegaron a un demoledor final, cuando sus instintos se dispararon, tomaron el mando y se hicieron con el control. Sin embargo, no era el guerrero en él emergiendo. Eran todos esos impulsos masculinos posesivos que siempre habían estado latentes, aquellos sobre los cuales había leído, escuchado, o visto en otros, pero que había asumido nacer sin ellos. El detonante fue un aroma en la habitación, la esencia de un macho que deseaba sexo… con la hembra, con la cirujana de.... . Mía |
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DaMa Cazadora de la orden secreta
Mensajes : 14299 Edad : 41 Localización : En Val Hall Humor : Ácido Inscripción : 09/06/2010
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mongi_87 Soy Cazadora y no quiero dejar de serlo
Mensajes : 50473 Edad : 37 Localización : Ibiza Humor : Un poco negro...pero bueno Inscripción : 29/03/2011
| Tema: Re: Chicas... ¿jugamos? Lun 28 Ago 2017 - 18:10 | |
| _________________ Ryodan & Jericho Barrons - Dmitri - Revhenge & Lassiter - Adam B. - Shazam Inuyasha & Sesshomaru - Xaden - Rhyssand - Rowan - Jon Nieve❄ |
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Tauriel Pembroke Druida
Mensajes : 422 Edad : 27 Localización : Murcia Empleo/Ocios : Estudiante Humor : Cambiante Inscripción : 10/01/2016
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kadesh Reencarnada en cazadora
Mensajes : 9967 Edad : 40 Humor : Negro Inscripción : 23/04/2010
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Tauriel Pembroke Druida
Mensajes : 422 Edad : 27 Localización : Murcia Empleo/Ocios : Estudiante Humor : Cambiante Inscripción : 10/01/2016
| Tema: Re: Chicas... ¿jugamos? Vie 1 Sep 2017 - 13:44 | |
| Saqué mi nueva tarjeta de identificación del bolsillo interior de los pantalones y se la mostré a los dos guardias de traje negro que estaban en recepción. Me dieron el alto de todos modos, sin duda porque no iba vestida de manera apropiada, pero enseguida me dejaron pasar. En cuanto subiera en ascensor al vigésimo piso, tendría el marco temporal para la ruta completa de puerta a puerta. Objetivo cumplido. Me dirigía hacia los ascensores cuando a una esbelta y elegante morena se le enganchó el bolso en un torniquete y se le volcó, derramándosele un montón de calderilla. Una lluvia de monedas rodó alegremente por el suelo de mármol, y vi cómo la gente esquivaba aquel caos y seguía su camino como si no lo viera. Me dio pena y me agaché a ayudar a aquella mujer a recoger el dinero, como hizo también uno de los guardias. —Gracias —dijo, con una rápida y afligida sonrisa. —No pasa nada. Yo también me he visto en situaciones parecidas —respondí, devolviéndole la sonrisa. Acababa de agacharme a coger una moneda de cinco centavos que estaba cerca de la entrada cuando me topé con un par de exclusivos zapatos negros sobre los que caían unos pantalones negros impecables. Esperé un instante a que aquel hombre se apartara de mi camino, pero, como no lo hacía, eché la cabeza hacia atrás para ampliar mi campo visual hacia arriba. Aquel traje sastre de tres piezas agitó alguna que otra de mis zonas sensibles, pero era el cuerpo alto y de una delgadez atlética que había dentro lo que lo convertía en sensacional. Pero, pese a lo impresionante que era toda aquella magnífica masculinidad, fue al ver la cara del tipo cuando quedé fuera de combate. ¡Caray...! ¡Caray! Se puso justo en frente de mí, apoyado elegantemente en los talones. Me quedé impactada ante aquella masculinidad que tenía a la altura de los ojos. Atónita. Entonces algo sucedió entre nosotros. Él también se me había quedado mirando, y, mientras lo hacía, se transformó..., como si se le hubiera caído un escudo de los ojos y dejara entrever una arrasadora voluntad que me dejó sin respiración. El intenso magnetismo que emanaba se fue haciendo más fuerte, hasta convertirse en una impresión casi tangible de enérgico e implacable poder. Mi reacción instintiva fue echarme hacia atrás. Y me caí de culo toda despatarrada. Me palpitaban los codos por el violento impacto contra el suelo de mármol, pero casi no notaba el dolor. Me había quedado absorta mirando, fascinada con el hombre que tenía delante. Un pelo negro como el carbón enmarcaba un rostro que quitaba el hipo. Su estructura ósea haría llorar de alegría a cualquier escultor, mientras que una boca firmemente delineada, una nariz afilada y unos ojos azul intenso le hacían increíblemente guapo. Aquellos ojos se aguzaron ligeramente; por lo demás, sus rasgos mostraban una estudiada imperturbabilidad. Tanto la camisa de vestir como el traje eran negros, pero la corbata combinaba perfectamente con sus brillantes iris. Sus ojos eran perspicaces y calculadores, y me taladraban. Se me aceleró el corazón; separé los labios para respirar con más facilidad. Aquel hombre olía divinamente. No a colonia. A gel de baño, quizá. O a champú. Fuera lo que fuese, era de chuparse los dedos, como él. Me tendió una mano, dejando a la vista unos gemelos de ónice y un reloj que parcía muy caro. Con una entrecortada inhalación, puse mi mano en la suya. El corazón me dio un vuelco cuando me la apretó. Su roce era eléctrico, y me subió una descarga por el brazo que me erizó el pelo de la nuca. Durante unos instantes no se movió, con una arruga en el ceño que echaba a perder el espacio de entre sus cejas de corte arrogante. —¿Estás bien? Su voz era culta y suave, con un tono áspero que me agitó el estómago. Me hizo pensar en el sexo. En un sexo extraordinario. Por un momento se me ocurrió que podría tener un orgasmo simplemente oyéndole hablar. Tenía los labios secos, y me los lamí antes de contestar. —Sí, gracias. Moviéndose con una gracia infinita, tiró de mí hasta que estuve a su lado. Mantuvimos el contacto visual porque me resultaba imposible apartar la mirada. Era más joven de lo que había supuesto en un principio. Diría que no había cumplido los treinta, pero en sus ojos, fríos y de una agudísima inteligencia, había mucho mundo. Me sentía atraída hacia él, como si tuviera una cuerda alrededor de la cintura y aquel hombre tirara lenta e inexorablemente de ella. Parpadeé tratando de romper aquel aturdimiento y le solté la mano. No sólo era guapísimo, era... fascinante. Pertenecía a esa clase de hombres que hacen que una mujer quiera desabrocharles la camisa de un tirón y ver cómo los botones se desparraman junto con sus inhibiciones. Le miré, vestido con aquel traje tan elegante, refinado y escandalosamente caro, y me vino a la mente la idea de follar cruda y salvajemente, con las uñas clavadas en las sábanas. Se agachó y recogió mi tarjeta de identificación, que no me había dado cuenta de que se me había caído, liberándome de aquella provocativa mirada. A duras penas, mi cerebro se puso de nuevo en funcionamiento. Me cabreé conmigo misma por sentirme tan torpe mientras que a él se le veía completamente dueño de sí mismo. ¿Y por qué? Porque estaba deslumbrada, ¡maldita sea! Levantó la vista hacia mí y aquella postura —de él casi arrodillado ante mí— hizo que volviera a tambalearme. Me sostuvo la mirada mientras se ponía de pie. —¿Seguro que estás bien? Deberías sentarte un momento. Me ardía la cara. Qué bonito, aparecer torpe y desgarbada delante del hombre más grácil y seguro de sí mismo que había conocido en mi vida. —He perdido el equilibrio, nada más. Estoy bien. Al apartar la mirada, divisé a la mujer a la que se le había derramado el contenido del bolso. Dio las gracias al guardia que la había ayudado; luego vino hacia mí disculpándose con profusión. Me volví hacia ella y alargué la mano para darle el puñado de monedas que había recogido, pero la mirada se le fue hacia el dios del traje y enseguida se olvidó de mí por completo. Unos instantes después, me acerqué y metí la calderilla en el bolso de la mujer. Luego me arriesgué a mirar a aquel hombre otra vez y descubrí que él tenía puestos los ojos en mí, pese a que la morena no paraba de deshacerse en agradecimientos. A él. No a mí, claro está, que era quien la había ayudado. —¿Podría darme mi tarjeta, por favor? —intervine yo, interrumpiéndola. Me la entregó, y aunque procuré cogérsela sin tocarle, sus dedos rozaron los míos, lo cual provocó una descarga que volvió a estremecerme. —Gracias —murmuré, y acto seguido le rodeé y salí a la calle por la puerta giratoria. Me paré en la acera, tomando una bocanada de aquel aire de Nueva York que estaba impregnado de un millón de cosas diferentes, unas buenas y otras tóxicas. |
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sombra Cazadora consagrada
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Tauriel Pembroke Druida
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Tauriel Pembroke Druida
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Tauriel Pembroke Druida
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sombra Cazadora consagrada
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Tauriel Pembroke Druida
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| Tema: Re: Chicas... ¿jugamos? Mar 12 Sep 2017 - 19:59 | |
| La autora es Sylvia Day y es el primero de una serie, según dicen, es una copia de 50 sombras....a ver si con esas pistas le suena a alguien (la última no es muy esclarecedora porque surgieron un montón de libros que la imitaban, pero es para especificar entre los libros de Sylvia ) |
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Tauriel Pembroke Druida
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Tauriel Pembroke Druida
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| Tema: Re: Chicas... ¿jugamos? Dom 1 Oct 2017 - 17:50 | |
| Es No te escondo nada de Sylvia Day, quien quiera poner libro que ponga. |
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