La primera vez de Ian y Lucía. Me encanta porque él se pasa todo el libro increíblemente comedido e hierático, parece impasible excepto por la breve escena en el carruaje en la que pierde el control y se le va de las manos  . Pero eso, que adoro la forma en la que se avalanza sobre ella tras suplicarle que basta ya,  y prácticamente le arranca la ropa  . De hecho, termina con el vestido roto. Lo genial de todo ello es que es un polvo tremendamente imperfecto, ella es virgen, él la penetra con bastante poca consideración, da entender que dura bastante poco y ella tan siquiera llega al orgasmo. Es más, cuando terminan él se levanta y hay un sentimiento de vergüenza abrumador. Luego le va poniendo la ropa y ve la sangra y se siente terriblemente culpable.

Y sin embargo, me parece una de las escenas sexuales más conseguidas que he leído, donde se ve que él está desesperado, loco por ella,  gracias precisamente a que la autora cuenta que aguanta bastante poco antes de eyacular. Que tan siquiera se lo piensa al penetrarla o pare un poco, me parece que está muy bien insertado, ya que el hombre en cuestión es terriblemente honorable y frío, así que da idea de lo muchísimo que ha perdido el control.

Está mucho más conseguida que si ella se hubiera corrido doce veces y transmite mucho mejor los sentimientos que tiene que transmitir.

Lo hacen encima de un caballo.. para haberse matado

En un caballo El era un hombre grandote, pero ella era pequeñita y muy flexible, se giraba en el caballo y lo hacía

porque Mal ya es de por sí un chico malote pero romántico, y Parker es la reina del control y de la frialdad, y al describir la escena me pareció estupenda: ella cálida y dejando que el llevase el control y él mirándola a los ojos y lleno de cicatrices. No tiene nada de especial, pero la recuerdo intensa, como si me transmitiera la sensación.

¡Yo quiero un Ross Canon!

(Pero sólo si viene con la silla, que el resto del tiempo era un poco antipático)

Gertrudis dejó de correr en cuanto lo vio venir hacia ella. Desnuda como estaba, con el
pelo suelto cayéndole hasta la cintura e irradiando una luminosa energía, representaba lo
que sería una síntesis entre una mujer angelical y una infernal. La delicadeza de su rostro y
la perfección de su inmaculado y virginal cuerpo contrastaban con la pasión y la lujuria que
le salía atropelladamente por los ojos y los poros. Estos elementos, aunados al deseo sexual
que Juan por tanto tiempo había contenido por estar luchando en la sierra, hicieron que el
encuentro entre ambos fuera espectacular.
Él, sin dejar de galopar para no perder tiempo, se inclinó, la tomó de la cintura, la subió al
caballo delante de él, pero acomodándola frente a frente y se la llevó. El caballo,
aparentemente siguiendo también órdenes superiores, siguió galopando como si supiera
perfectamente cuál era su destino final, a pesar de que Juan le había soltado las riendas
para poder abrazar y besar apasionadamente a Gertrudis. El movimiento del caballo se
confundía con el de sus cuerpos mientras realizaban su primera copulación a todo galope y
con alto grado de dificultad.

..."con alto grado de dificultad"

La silla de Ross Cannon convertida en silla de montar