Sinopsis

 

Julio de 1808

 

Las tropas francesas ocupan España. Inés de Mendívil, que odia a los franceses, debe trasladarse a Vitoria, una ciudad tomada por el ejército. Y aunque al conocer a Adrien Labat, el médico francés al que alojan sus tíos, descubre que no es odio lo que siente por él, está dispuesta a implicarse cuanto sea necesario para conseguir que los invasores se vayan.

 

Ocupado en la organización de hospitales, la última de las preocupaciones de Adrien debería ser la sobrina de sus anfitriones. Pero cuando la joven despierta las sospechas de un general francés, se ve obligado a tomar una decisión sobre ella. Una decisión que se vuelve en su contra cuando Inés le salva la vida y la incipiente atracción que sienten se transforma en algo más intenso…

 

"En una tierra ocupada" es la segunda publicación de la autora española Ava Campbell, y ahora nos trae una novela totalmente diferente a la primera, "Quédate en mi vida". Es posible que me repita, pero aplaudo muchísimo que algunas editoriales estén apostando tan fuerte por autoras españolas, que nada tienen que envidiar a otras grandes ya consagradas del otro lado del charco. En mi opinión, es un gran acierto y, en este caso, además,  una gran noticia, porque si hay algo que me gusta, es leer historias ambientadas en el territorio nacional.

 

En esta ocasión la historia nos lleva a Vitoria en 1808, en plena invasión napoleónica.

El ejército napoleónico se ha establecido en puntos estratégicos por toda la península y se ha asentado en algunas de las ciudades principales de España. En ella conviven tanto los partidarios del nuevo gobierno, los afrancesados, que apoyan a José I, nuevo rey impuesto por Napoleón, y los que defendían a Fernando VII.

 

En medio de dicha revuelta se encuentra Inés de Mendívil, quien recientemente, y junto a su hermana menor Clara, se ha trasladado a Vitoria mientras su tío, con el que ha vivido desde que sus padres murieron, ha marchado a hacer frente a los franceses.

 

Inés es un personaje estupendo, de esas protagonistas femeninas que se comen ellas solas la historia. Tiene un carácter fuerte, decidido y totalmente independiente. Está muy descontenta con la situación; vivir en Vitoria le supone una coacción a su libertad e independencia y, a veces, da la sensación de que se siente encorsetada en una sociedad con la que no comparte las ideas y en la que no acaba de sentirse cómoda. Lo suficientemente mayor para no acatar muchas de las normas que su tía intenta imponerle, se rebela constantemente ante muchas actitudes con las que no puede estar de acuerdo. Una mujer valiente, rebelde y dispuesta a defender sus ideales pero a la que han prohibido cualquier tipo de manifestación en contra de los franceses, a los que odia profundamente. Desde el principio congenias con ella y no puedes parar de admirarla al tiempo que, ni su coraje ni su arrojo, dejan de sorprenderte.

 

Adrien Labat es un médico francés que se aloja en casa de los tíos de Inés. Desde un primer momento, se siente irremediablemente atraído por esa mujer con carácter, que no deja de mostrarle desprecio, pero, ante lo imposible e inadecuado de esa situación, decide ignorar dichos sentimientos y esconderlos tras una máscara de frialdad absoluta que, más que alejar a Inés, parece provocar en ella una reacción no buscada. 

Resulta imposible no cogerle simpatía, es un hombre con unas ideas bastante modernas y adelantadas a su época, un personaje aparentemente apolítico. Es cierto que es francés, sin embargo, no parece encajar con el tópico francés-enemigo-invasor. Su mayor preocupación es salvar vidas, independientemente de las ideas de los pacientes y se dedica a trabajar sin descanso. Es un hombre decidido y arrojado, con un gran sentido del sacrificio y marcado por su pasado. 

La relación entre ellos, dada la situación, es, desde un principio, complicada y compleja; lejos de protagonizar una historia basada en la atracción, la autora va fraguando, a fuego lento, su enamoramiento. Asistiremos a la dura lucha que ambos, aunque por motivos muy distintos, tendrán consigo mismo con el fin de evitar sentir. 

Inés no puede evitar cierta curiosidad por ese hombre, que resulta todo un misterio, que aparenta pero no es, y por el que poco a poco se va sintiendo cada día más atraída, es una situación que la confunde y, al mismo tiempo, la enfada. Adrien es francés.

 

Soy una lectora algo impaciente, por eso, a veces, me parecía que la relación entre ellos, lejos de avanzar, permanecía estancada y le costaba arrancar. He sentido ganas de animar a Inés a confiar un poco más en su corazón y rechazar todos sus prejuicios y también de de obligar a Adrien a no rendirse y dejar de conformarse con la situación.

 

Una de las cosas que más me ha gustado es el juego que hace la autora con el contraste entre la fría relación que mantienen los dos protagonistas con otras escenas de lo más tiernas y provistas de una pasión contenida que me ha hecho estremecer. Tiene una forma preciosa de describir los sentimientos. Seguro que cuando leáis el libro sabréis perfectamente a qué escenas me estoy refiriendo.

 

La parte romántica del libro cede, en algunos momentos, parte de su protagonismo  a la situación política de la época, plasmada con una excelente ambientación, una gran documentación de los hechos y una descripción muy detallada de las distintas clases sociales: sus ideas, sus costumbres y cómo afrontaban, cada uno a su manera, la invasión francesa, que están perfectamente representados por algunos personajes secundarios.

 

Considero que Ava Campbell tiene una gran facilidad para crear personajes que parecen traspasar el papel; con apenas unos trazos bien marcados, les dota de personalidad propia. En este libro son muchos los que aparecen, y todos parecen girar en torno a Inés, punto de conexión entre ellos, en mi opinión, protagonista absoluta. Personajes secundarios imprescindibles en la historia, todos tienen un papel importante, pero a mí, particularmente, me han llamado la atención, su tía Teresa, su hermana Clara, Martín de Aramburu y, cómo no, el coronel Mouret, entre otros. Ayudan a crear una trama con una ambientación impecable. Personajes enemistados por una guerra que, aparentemente, de puertas a fuera parece influenciar poco la vida, como si todo estuviera tan lejos, a pesar de que está tan cerca. Una situación que obliga a Inés a romper con los estereotipos, con sus ideas preconcebidas y con lo que ella misma se obliga a sentir.

 

En definitiva "En una tierra ocupada" me ha parecido una novela que no sigue la estructura típica de la novela romántica. Eso es algo que, al principio, reconozco que me ha tenido un poco descolocada, pero ha resultado ser una sorpresa porque me he encontrado mucho más que la historia de amor entre Adrien e Inés.

 

Aparentemente, es una historia sencilla, pero contiene un trasfondo mucho más complejo, rico en matices y lleno de detalles que no dejan nada al descuido. Nos encontraremos con pequeñas historias secundarias, lealtades enfrentadas, personajes que evolucionan, que no son lo que parecen, muy bien descritos y perfectamente construidos, Situaciones ambiguas que reflejan una realidad que puede resultar cruda. Es una historia llena de sentimiento.

Todo ello narrado con un estilo muy cuidado y elegante, pero a la vez sencillo y cercano, con un ritmo constante. Son tantas pequeñas cosas las que ocurren que parece que apenas haya altibajos. Gran parte de la novela me ha parecido de lectura sosegada, de esa que disfrutas página a página, con algunos fragmentos realmente preciosos que cuando terminas, vuelves a releer. Apenas sin darte cuenta, la autora va introduciendo pequeños giros y sorpresas que te mantienen alerta, desembocando en un final trepidante.

 

Una buena combinación de novela romántica e histórica muy recomendable.