Chicas... ¿jugamos?

yo quiero leer este libro Chicas... ¿jugamos? - Página 16 742647

Reina Negra escribió:: lo he leído!!! o si no es este uno muuuuy parecido!!

Ainssss... lo mismo digooooo!!!! Chicas... ¿jugamos? - Página 16 580592

... (la descripción del camisón... Chicas... ¿jugamos? - Página 16 198644

)

Besotes
Juana

pues no se!!!!!!!!!!!!! pero quiero leerlo!!!!!!!!!!!!!!!!!!!

Excitación

"Pasión secreta" de Samantha James?

Reina Negra (Miér Dic 15, 2010 10:41 pm) escribió:: y a mí cada vez me suena mas

probemos Besame, Anabel de Eloisa James??

Nops... Chicas... ¿jugamos? - Página 16 653327

Mau (Jue Dic 16, 2010 4:41 am) escribió:: "Pasión secreta" de Samantha James?

No Mau, tampoco... voy a buscar otro trozo, estoy segura de que lo habeis leído, de hecho me suena que ya ha salido alguna vez en este juego. Chicas... ¿jugamos? - Página 16 987896

Os dejo dos trocitos e iniciales, a ver si así.

* * * * * *

XY (D) tenía calor, respiraba con dificultad y le latía el corazón desbocadamente, como si hubiera estado corriendo tras algo con todas sus fuerzas. Y como si lo hubiera alcanzado tras mucho correr, no estaba dispuesto a dejarlo escapar. Sus dedos se cerraron alrededor de la mano de XX (J) y le dirigió una mirada furibunda, desafiándola a intentar zafarse, siquiera a intentarlo.
XY(D) observó que XX (J) seguía con la misma expresión inocente. Entonces ella parpadeó, bajó los ojos, miró sus manos entrelazadas y dijo con vocecita entrecortada:
—Lo siento mucho, milord.
Aunque aún no controlaba por completo su respiración, XY (D) logró pronunciar unas palabras.
—No me cabe duda, pero ya es demasiado tarde, ¿comprende?
—Sí. — XX (J) movió la cabeza con tristeza—. Me temo que su reputación jamás se recuperará.
XY (D) sintió una punzada de malestar. No hizo caso y, riendo, miró al público, que estaba fascinado.
—Cara mia, es tu repu...
—Se ha visto a XY (D) en compañía de una dama —le interrumpió XX (J) —. Se le ha visto y se le ha oído cortejándola. —Levantó sus plateados ojos, relucientes—. Ha sido precioso. No sabía que el italiano fuera tan... emotivo.
—Estaba hablando del alcantarillado —replicó XY con dureza.
—No lo sabía, y estoy segura de que aquí tampoco lo sabía nadie. Todos piensan que me estaba hablando de amor. —Sonrió—. A la hermana soltera del tonto de XY2.

* * * * * * * * *
otro trocito

—Ya está bien —dijo—. Está empezando a incordiarme.
— ¿A incordiarle? —exclamó XX —. Conque a incordiarle, ¿eh? Ahora se va a enterar de lo que es incordiar, pedazo de zopenco engreído.
Retrocedió y le dio un puñetazo en el plexo solar.
Fue un buen golpe, y si lo hubiera descargado sobre un hombre de constitución menos imponente, ese hombre se habría tambaleado.
XY apenas lo notó. Las gotas de lluvia que caían perezosamente sobre su cabeza causaban el mismo impacto. Pero la vio hacer una mueca de dolor cuando estiró la mano. Comprendió que se había hecho daño y sintió ganas de reír. Le aferró la mano y la soltó inmediatamente, por miedo a aplastársela sin querer.
— ¡Maldita sea! ¡Al diablo con usted! — bramó XY —. ¡Déjeme en paz, peste de mujer!
Un chucho callejero que olfateaba la farola soltó un gruñido y salió corriendo.
La señorita XX ni parpadeó. Se quedó mirándolo con expresión mohína el sitio donde había golpeado, como si esperase algo.
XY no sabía qué era. Lo único que sabía —y no sabía cómo lo sabía, pero era una certeza tan ineluctable como la tormenta que se cernía rugiente sobre, ellos— era que aún no lo había conseguido y que no se marcharía hasta que lo consiguiera.
— ¿Qué demonios quiere? —gritó XY—. ¿Qué demonios le pasa?
XX no contestó.
Las gotas de lluvia dispersas empezaban a repiquetear continuamente sobre el trottoir. Unas gotitas destellaban en el pelo de XX y relucían en sus mejillas teñidas de rosa. Una se escurrió por una aleta de la nariz y cayó hasta la comisura de los labios.
—Maldición —dijo XY.
Y sin importarle qué podía aplastar o romper estiró sus monstruosas manos, la aferró por la cintura y la levantó hasta que la cara de XX, húmeda y mohína, quedó a la misma altura que la de él. Y con el mismo impulso, sin darle tiempo a gritar, apretó su boca dura y disoluta contra la de ella.
En ese momento se abrieron los cielos. La lluvia le caía torrencialmente sobre la cabeza y dos pequeños puños enguantados le golpeaban el pecho y los hombros, pero eso no le preocupaba lo más mínimo. El era XY, el mismísimo lord Belcebú. No temía ni la ira de la naturaleza ni la de la sociedad civilizada y, desde luego, tampoco le preocupaba la indignación de la señorita XX.

"Abandonada a tus caricias" de Loreta Chase, no puedo creer que no lo haya reconocido antes!!!! Chicas... ¿jugamos? - Página 16 742647

Mau (Jue Dic 16, 2010 12:45 pm) escribió:: "Abandonada a tus caricias" de Loreta Chase, no puedo creer que no lo haya reconocido antes!!!!

A que sí que lo habías leído, jajajaj?? Claro que es eseeeee...

A la que no lo haya leído os lo recomiendo encarecidamente, es un libro buenísimo. Chicas... ¿jugamos? - Página 16 309406

Es que lo leí hace más de dos años y en el medio he tenido tantas lecturas que ya se empiezan a mezclar en mi cabeza...es una novela increíble... más tarde subo algo

pues no le he leido!! pero he leido varios de ella...quizas por eso me "sonaba"

y estoy detras de él....

Yo lo leí en el año 2006... va siendo hora que lo ponga en la pila de las relecturas...

Besotes
Juana

ahora a buscar

Uno de mis preferidos Chicas... ¿jugamos? - Página 16 682390

anotado.... en mi larga lista de pendientes... Rodar ojos

otra que se lo apunta.. Jiji

P.D si no me equivoco , este libro forma parte de una serie..es necesario leerlos seguidos ?

Spoiler:

Yo solo me he leído Todo por un beso y Abandonada a tus caricias... pero tengo comprados los otros y cuando tenga un huequecillo y como dice Mau los voy a releer y leer en orden... a ver si pillo algo nuevo Chicas... ¿jugamos? - Página 16 819601

Pepa escribió:

Spoiler:

Yo solo me he leído Todo por un beso y Abandonada a tus caricias... pero tengo comprados los otros y cuando tenga un huequecillo y como dice Mau los voy a releer y leer en orden... a ver si pillo algo nuevo Chicas... ¿jugamos? - Página 16 819601

OK , gracias Pepa.. :perfecto:

Sigo sigo, que dejé el juego olvidado Chicas... ¿jugamos? - Página 16 131348

Y estaba también Lotte. Le gustaba enredar sus manos en su larga cabellera negra y tirar de ella cuando la poseía como un perro, por detrás. Tenía los senos grandes, los más grandes que había visto en su vida, y comía como una bestia para mantenerlos así. XX sabía que nunca se acostaba con otros hombres. Creía ser suya, y cuando él se revolcaba con Elli, se ponía furiosa. Ya se le había olvidado cuántas riñas, por dicha causa, había presenciado entre las dos rameras.

Pero ninguna de las dos putas era virgen cuando él la penetró por primera vez. Ninguna de estas dos mujeres había llegado virgen a él, y si XX…

No, pensó. ¿Por qué le habría escogido a él? ¿Por qué no habría escogido a uno de sus propios hombres? Debía de haber un montón de franceses capaces de satisfacerla. ¿Acaso no tenía pretendientes? ¿O era más bien que las leyendas que circulaban alrededor de XY la intrigaban?

El recuerdo de la noche anterior lo asaltó una vez más, paralizándolo de pura ansiedad. ¿Había plantado una semilla inglesa en el vientre de una mujer francesa? Por la sangre de Dios, ¿qué había hecho? Con todas sus mujeres había sido muy cuidadoso, y cuidadoso hasta el punto de que en varias ocasiones, en el momento de llegar al éxtasis, se había retirado de ellas para no preñarlas. Con XX, sin embargo, había sido diferente. No había pensado las cosas. Lo único que quería era castigarla y mostrarle la fortaleza de Inglaterra. Ésta era una manera de incapacitar XX, pensó con cierto sarcasmo. Se sintió humillado ante la idea de tener un bastardo francés. Nunca había eludido sus responsabilidades, y si ella tenía un hijo, él lo cuidaría como es debido. ¿Pero cómo proteger a un niño francés de las chanzas ridiculas a las que lo someterían los ingleses?

¡Estas preguntas lo estaban volviendo loco! Tenía que conocer las respuestas. Tenía que verla.

—¡Guardia! —gritó.

nop , ni idea.. No sé

Yo tampoco...

es medieval fijo y yo solo me he leido 1 libro y este no es

Mau, estoy completamente perdida. Juntar dedos

Bueno, es la primera vez que participo en estos juegos Chicas... ¿jugamos? - Página 16 653327

Me encantaría intentar adivinar a que libro pertenece Chicas... ¿jugamos? - Página 16 86956

, pero si es medieval yo sólo me he leído uno también pero no es Chicas... ¿jugamos? - Página 16 198644

XX se apoyó sobre los codos, frunciendo el ceño. La cortina se abrió y la figura entró a la tienda. Vestía una andrajosa túnica de algodón y unos calzones negros que le llegaban hasta las rodillas.

La furia y el miedo pugnaron por dominarlo, apretándole el estómago y afinando sus labios.

—OTRO —susurró.

Una sonrisa iluminó la cara del muchacho.

—Estoy aquí para liberarte —dijo OTRO, apartando con su mano un mechón de pelo negro que cubría sus ojos—. No sé todavía cómo, pero te liberaré.

XY intentó acercársele, pero las cadenas que lo mantenían atado a la estaca se lo impidieron.

—Quiero que te vayas inmediatamente —le dijo—. Ahora mismo.

Los labios de OTRO se doblaron hacia abajo y su pequeña cabeza se inclinó hacia un lado.

—No puedo dejarte aquí —le contestó.

—Te dije que te mantuvieras en la retaguardia del ejército. ¿Es que acaso no me escuchaste? —le preguntó con una ira que había ahogado su miedo.

—Te escuché muy bien —respondió OTRO disgustado—, pero entonces salieron corriendo —añadió mostrando una terca obstinación en sus grandes ojos de felino.

«Él nunca saldría corriendo», le dijo a XY una de sus voces interiores. XY le había enseñado a no salir corriendo jamás, pero sentía pánico al pensar que el muchacho estaba en pleno campamento enemigo, arriesgando su vida por tratar de salvarlo.

—Debes irte ahora mismo —le ordenó, furioso consigo mismo por no poder sacarlo de la tienda de inmediato.

—No me iré sin ti —repuso OTRO con una leve sonrisa.

XY sabía que las órdenes no funcionaban ni con él ni con el muchacho, pero aun así luchó por controlar sus emociones.

—Escúchame, OTRO —le dijo apretando los dientes—. Eres todavía un muchacho, y no puedes permitirte el lujo de enfrentarte tú solo a todo un ejército francés.

—Te tengo a mi lado —respondió OTRO con sencillez.

—Estoy encadenado —agregó XY, mostrándole los grilletes que le maltrataban los tobillos, y que brillaban a la luz de la hoguera, que se filtraba por la cortina de la tienda—. No te serviré de nada.

—Te liberaré —insistió OTRO.

Una inocultable sensación de rabia se apoderó de las entrañas de XY, que pudo sentir cómo sus puños se cerraban. El muchacho, temeroso, dio un paso atrás y se acurrucó en el suelo.

—Es peligroso, OTRO. Estás rodeado de enemigos por todas partes. A mí me vigilan los guardias muy de cerca. No puedes liberarme. Debes escapar de inmediato.

—No soy un prisionero —dijo OTRO—. Ellos están convencidos de que soy uno de esos muchachos del pueblo que vienen a ayudarles en el campo de batalla. Los guardias me dejaron entrar para que recogiera las sobras de tu comida —concluyó con un orgullo mal disimulado.

Sin embargo, todo lo que XYveía era el peligro en que se encontraba el muchacho. ¿Qué iba a suceder si XX lo descubría? ¿Qué iba a suceder si ella lo apresaba para sonsacarle información? ¿Podría sobrevivir a las torturas, o él tendría que convertirse en un traidor a su país para salvar al chico? ¿Y qué ocurriría si ella se enteraba de que su único punto flaco en la vida se hallaba indefenso en medio del campamento enemigo?

—Tú no sabes lo que puede suceder aquí, OTRO —murmuró en voz baja—. Debes confiar en mí cuando te digo que no puedes quedarte.

—Yo no estoy en peligro —contestó el otro.

—Sí lo estás. Mucho más de lo que te imaginas. Y al estar aquí, me colocas en una situación de peligro aún mayor.

Imitando a XY, OTRO arrugó la frente y miró hacia el suelo.

—Yo sólo quería impedir que te hicieran daño —alcanzó a decir entre dientes.

El corazón de XY se enterneció inmediatamente. Quería ayudar al muchacho. Quería decirle que lo que estaba haciendo estaría bien si fuera un hombre hecho y derecho. Quería contarle que algún día sería un valiente caballero y que se sentía orgulloso de que hubiera tratado de rescatarlo. Pero sabía que si lo hacía, OTRO sacaría la conclusión de que debía quedarse para liberarlo. Tenía que ser firme.

—Ven aquí, muchacho —le ordenó.

OTRO se le acercó, mirándolo con ojos desilusionados.

Bryce le colocó las manos encima de los hombros y se quedó mirándolo fijamente.

—Yo puedo cuidarme a mí mismo. Necesito que abandones el campamento, que encuentres al rey Enrique y qué te quedes donde él está.

—Pero yo sé que puedo liberarte, Príncipe —alegó con sinceridad.

Las arrugas en la frente de XY se hicieron aún más profundas. Qué terquedad. Qué persona tan supremamente terca. ¿Por qué no era capaz de hacerle caso?

—No. No puedes quedarte. No serás capaz de liberarme. ¡Te quiero fuera de este campamento ahora mismo!

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