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| Frases y momentos que más nos gustan de los Hermanos | |
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Autor | Mensaje |
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Alex Bailando desnudas bajo la Luna
Mensajes : 7758 Edad : 53 Localización : Buenos Aires, Argentina. Empleo/Ocios : Enroscada a Wrath, V y Eric No Humor : Jajajaja!!!!! Inscripción : 24/05/2010
| | | | clau Cazadora consagrada
Mensajes : 12101 Inscripción : 21/04/2010
| | | | Eriphar Le Fay Cazadora iniciada
Mensajes : 10672 Edad : 34 Localización : Buenos Aires Empleo/Ocios : Leer, tomar vodka e hidromiel! Humor : Create CHAOOOOS!!! MUAHAHAHA!! Inscripción : 03/01/2011
| | | | Eureni Reunión de las Cazadoras en el Templo
Mensajes : 5011 Edad : 30 Localización : Aqui y alla Empleo/Ocios : Aspirante a Escritora Humor : Maaalo, Maaalooooo Inscripción : 19/01/2010
| | | | Alex Bailando desnudas bajo la Luna
Mensajes : 7758 Edad : 53 Localización : Buenos Aires, Argentina. Empleo/Ocios : Enroscada a Wrath, V y Eric No Humor : Jajajaja!!!!! Inscripción : 24/05/2010
| Tema: Re: Frases y momentos que más nos gustan de los Hermanos Miér 26 Ene 2011 - 4:18 | |
| - Eureni escribió:
- Revh ya tiene desde hace mucho un lugar en mi corazon....
No se lo que es, hay algo sobre el... me gusta como se desarrollaron las relaciones de todos los chicos, realmente... exceptuando a la de Wrath cuyo camino con Beth fue BASTANTE precipitado y rapido ( ) todos me agradaron de una manera o otra... Rhage fue muy romantico y dulce... Zsadist fue muy profundo Butch fue liberador y sacrificado V fue picante y tentador Phury... bueno esa no se muy bien, no me gusta el tio y diria que fue un poco forzada la cosa entre los dos pero bueno... Y John fue muy fresco y bien construido....
Pero Revh.... no se lo que es pero la manera en que el y Elhena llegaron juntos es mi favorita, no son la pareja que mas me gusta pero el "durante" que tuvieron si creo que el fue el que mas me encanto... Supongo que es un poco mi idea de una conquista perfecta... Cuando yo lo digo, que los tios deberian leer estos libros y aprender un par de trucos... a mi me hacen eso que le hicieron a ella y caigo redondita Totalmente de acuerdo Eureni ....lo mejor q tienen Revh y Elhena es el comienzo de la relación, como ella está totalmente flechada pero no lo quiere reconocer, y como él "trabaja" para llegarle y hacer q afloje, la invita a cenar y ella lo rechaza, pero después busca cualquer excusa para encntrarlo....eso es bastante parecido a la realidad, a cualquiera de nosotras podría pasarnos....salvo q el tipo no sería Revh.... Bueno, ya q estamos dejo el 1er momento en q Elhena pisa el palito, no se aguanta, y después de rechazarle la invitación a cenar busca una excusa para llamarlo x t.e..... ...es laargo pero innntennnsooo... - Spoiler:
Cuando el hola de Rehvenge salió por el auricular de su móvil, Ehlena se irguió en la cama abandonando la almohada sobre la cual había estado acostada hasta ese momento, tragándose un mierda… luego se preguntó por qué estaba tan sorprendida. Ella lo había llamado, y según lo típico, la forma en que la gente encaraba ese tipo de situaciones era… bueno pues, devolviéndote la llamada. Guau. —Hola —respondió. —No respondí su llamada sólo porque no reconocí el número. Hombre, su voz era sexy. Profunda. De bajo. Como se suponía que debía ser la de un macho. En el silencio que siguió, pensó, ¿y lo había llamado porque…? Oh, sí. —Quise hacerle el seguimiento después de su cita. Cuando preparé los papeles para el alta, noté que no había recibido nada para su brazo. —Ah. La pausa que siguió fue una que no pudo interpretar. ¿Tal vez estaba enfadado por su interferencia? —Sólo quería asegurarme que estuviera bien. —¿Suele hacer esto con los pacientes? —Sí —mintió. —¿Havers sabe que está comprobando su trabajo? —¿Al menos le miró las venas? La risa de Rehvenge fue baja. —Habría preferido que hubiera llamado por una razón diferente. —No entiendo —dijo con tono tenso. —¿Qué? ¿Que alguien pueda querer hacer algo con usted fuera del trabajo? No es ciega. Se ha visto en los espejos. Y seguramente sabe que es inteligente, así que no sólo se trata de un bonito adorno de estantería. En cuanto a ella concernía, estaba hablando en un idioma extranjero. —No entiendo por qué no se cuida. —Hmmmm. —Rió suavemente, y ella además de escuchar el ronroneo en su oído pudo percibirlo físicamente—. Oh… también puede ser que esté fingiendo para poder verla otra vez. —Mire, la única razón por la que llamé fue… —Porque necesitaba una excusa. Me rechazó en la sala de examen, pero en realidad quería hablar conmigo. Así que me llama con la excusa de mi brazo para lograr que la atienda por teléfono. Y ahora me tiene. —Su voz bajó otro tono—. ¿Me dejará elegir qué quiero que haga conmigo? Ella permaneció en silencio. Hasta que él dijo: —¿Hola? —¿Ha terminado? ¿O quiere seguir dándole vueltas al asunto un rato más, buscando toda clase de significados respecto a qué estoy haciendo aquí? Hubo un instante de silencio, y luego él rompió en una profunda y sincera carcajada con su vivo tono de barítono. —Sabía que me gustaba por más de una razón. Ella se negó a ser cautivada. Pero de todos modos lo fue. —Llamé por su brazo. Punto. La enfermera de mi padre acaba de irse, y estábamos hablando de una… Cerró la boca en cuanto se dio cuenta de lo que había revelado, sintiendo como si hubiera tropezado con el equivalente conversacional de la punta de una alfombra suelta. —Siga —le dijo con gravedad—. Por favor. —¿Ehlena? Ehlena… —Ehlena, ¿está ahí? Más tarde, mucho más tarde, reflexionaría que esas tres palabras habían sido su precipicio: Ehlena, ¿está ahí? Verdaderamente fue el comenzo de todo lo que siguió, la frase inicial de una desgarradora jornada disfrazada en la forma de una simple pregunta. Le alegraba no haber sabido dónde la conduciría. Porque a veces la única cosa que podía ayudarte a salir del infierno era el hecho de que estabas metida demasiado profundamente como para poder salir. Mientras Rehv esperaba la respuesta, su puño se apretó tanto sobre el móvil, que accionó una de las teclas contra la mejilla y ésta emitió un bip de: Eh, hombre, aflójate un poco. El juramento electrónico pareció romper el hechizo en ambos. —Lo siento —murmuró él. —Está bien. Yo, ah… —¿Decía…? No esperaba que respondiera, pero entonces… ella lo hizo. —La enfermera de mi padre y yo estábamos hablando de un corte que le está dando problemas, y eso fue lo que me hizo pensar en su brazo. —¿Su padre está enfermo? —Sí. Rehv aguardó a que dijera algo más, en tanto intentaba decidir si ejercer algo de presión haría que callara… pero ella resolvió la cuestión. —Alguno de los medicamentos que toma le provocan inestabilidad por lo que choca contra las cosas y no siempre se da cuenta de que se ha lastimado. Es un problema. —Lo siento. Cuidarlo debe ser difícil para usted. —Soy enfermera. —Y una hija. —Así que era por un asunto clínico. Mi llamada. Rehv sonrió. —Déjeme preguntarle algo. —Yo primero. ¿Por qué no deja que le revisen el brazo? Y no me diga que Havers vio esas venas. Si lo hubiera hecho, le habría recetado antibióticos, y si usted hubiera rehusado habría una nota en su historial informando que había apelado al AMA . Mire, todo lo que necesita para tratarlo son algunas píldoras, y sé que no le tiene fobia a la medicina. Toma una cantidad infernal de dopamina. —Si estaba preocupada por mi brazo, ¿por qué no me habló en la clínica? —Lo hice, ¿recuerda? —No de esta forma. —Rehv sonrió en la oscuridad y acarició con la mano el edredón de visón. No podía sentirlo, pero se imaginaba que la piel era tan suave como el cabello de ella—. Todavía pienso que quería tenerme en el teléfono. La pausa que siguió hizo que le preocupara la posibilidad de que fuera a cortar la llamada. Se sentó, como si la posición vertical fuera a evitar que ella presionara el botón de fin. —Sólo estoy diciendo… bueno, mierda, lo que quiero decir es que me alegra que llamara. Sin importar la razón. —No hablé más de este tema en la clínica porque se fue antes de que yo introdujera las notas de Havers en el ordenador. Ese fue el momento en que me dí cuenta. Él todavía no creía que la llamada fuera completamente por motivos profesionales. Podría haberle mandado un mail. Podría habérselo dicho al doctor. Podría habérselo endosado a una de las enfermeras del turno del día para que hiciera el seguimiento. —Así que no hay ninguna posibilidad de que se sienta mal por haberme rechazado tan duramente como lo hizo. Ella se aclaró la garganta. —Siento eso. —Bueno, la perdono. Totalmente. Completamente. Tenía aspecto de no estar teniendo una buena noche. Su exhalación fue una manifestación de extenuación. —Sí, no fue mi mejor noche. —¿Por qué? Otra larga pausa. —Es mucho mejor por teléfono ¿Lo sabía? Él se echó a reír. —¿Mucho mejor en qué sentido? —Es más fácil hablarle. En realidad… es bastante fácil hablar con usted. —Lo hago bien en el mano–a–mano. De repente frunció el ceño, pensando en el corredor de apuestas al que le había ajustado las cuentas en su oficina. Mierda, el pobre bastardo era sólo uno de un enorme número de traficantes de droga, lacayos de Las Vegas, camareros y proxenetas que en los últimos años había persuadido a golpes. Su filosofía siempre había sido que la confesión era buena para el alma, especialmente cuando se trataba de cabrones que pensaban que no notaría que lo estaban jodiendo. Su estilo de administración también lanzaba un importante mensaje en un negocio donde la debilidad hacía que te mataran. El comercio clandestino requería una mano dura, y siempre había creído que esa era la realidad en la que vivía, solamente. Sin embargo, ahora, en ese sosegado momento, teniendo a Ehlena tan cerca, sentía como que sus «mano–a–mano» eran algo que requería una disculpa y ser encubierto. —Entonces, ¿por qué esta noche no fue buena? —preguntó, desesperado por acallarse a sí mismo —Mi padre. Y luego… bueno, me dejaron plantada. Rehv frunció el ceño tan fuertemente que de hecho sintió una leve punzada entre los ojos. —¿Para una cita? —Sí. Odiaba la idea de ella saliendo con otro macho. Y no obstante envidiaba al hijo de puta, quien fuera que fuese. —Qué imbécil. Lo siento pero, qué imbécil. Ehlena rió, y él amó el sonido, especialmente la forma en la que su cuerpo se calentó un poquito más en respuesta. Hombre, al demonio con las duchas calientes. Esa risa suave y tranquila era lo que necesitaba. —¿Está sonriendo? —dijo suavemente. —Sí. Quiero decir, supongo que sí. ¿Cómo lo supo? —Simplemente tenía la esperanza de que fuera así. —Bueno, realmente puede ser amable y encantador. —Rápidamente como para disimular el cumplido, dijo—: La cita no era gran cosa ni nada de eso. No lo conocía muy bien. Era sólo para tomar un café. —Pero terminó la noche en el teléfono conmigo. Lo cual es mucho mejor. Ella volvió a reír. —Bueno, ahora nunca sabré cómo sería salir con él. —¿No? —Yo sólo… bueno, pensé en ello, y no creo que en este momento tener citas sea una buena idea, dada mi situación. —El surgimiento de su júbilo fue desechado cuando agregó—: Con nadie. —Hmm. —¿Hmm? ¿Qué significa hmm? —Significa que tengo su número telefónico. —Ah, sí, lo tiene… —Su voz se detuvo cuando lo sintió moverse—. Espere, ¿está usted… en la cama? —Sí. Y antes de que continúe, no quiere saberlo. —¿No quiero saber, qué? —Cuánta ropa no llevo puesta. —Eh… —Mientras dudaba, él supo que ella estaba sonriendo otra vez. Y probablemente sonrojándose—. No tenía intención de preguntar. —Muy inteligente por su parte. Soy sólo yo y las sábanas… Ups. ¿Acabo de decir eso en voz alta? —Sí. Sí, lo hizo. —Su voz bajó un tono como si estuviera imaginándoselo desnudo. Y la imagen mental no le molestara en lo más mínimo. —Ehlena… —Se detuvo a sí mismo, sus impulsos symphath le aportaron el autocontrol para ir más despacio. Sí, Rehv la deseaba tan desnuda como estaba él. Pero más que eso deseaba que permaneciera en el teléfono. —¿Qué? —respondió. —Su padre… ¿ha estado enfermo durante mucho tiempo? —Yo, ah… sí, sí, lo ha estado. Es esquizofrénico. No obstante, ahora lo tenemos medicado, y está mejor. —Maldita… sea. Eso debe ser realmente difícil. Porque él está ahí, pero al mismo tiempo no lo está, ¿correcto? —Sí… esa es exactamente la forma en que se siente. Era parecido a la forma en la que él vivía, su lado symphath era una constante realidad alternativa, que lo perseguía mientras trataba de vivir las noches como una persona normal. —Si no le molesta que le pregunte —dijo ella cuidadosamente—, ¿para qué necesita la dopamina? No hay ningún diagnóstico en su historial médico. —Probablemente porque Havers me ha estado tratando desde siempre. Ehlena rió incómoda. —Supongo que ese debe ser el motivo. Mierda, qué le iba a decir. El symphath que había en él le decía, lo que sea, simplemente miéntele. El problema era que de alguna parte había aparecido otra voz en su cerebro, rivalizando con la primera, una que le era desconocida y muy débil, pero categóricamente compulsiva. Sin embargo, como no tenía ni idea de qué era, continuó con su rutina. —Tengo Parkinson. O, más precisamente, el equivalente vampiro. —Oh… lo siento. Entonces es por eso que usa bastón. —Mi equilibrio es malo. —No obstante la dopamina le está haciendo bien. Casi no tiene temblores. Esa débil voz en su cabeza se transformó en un extraño dolor en el centro de su pecho, y por un momento dejó de lado el fingimiento, y dijo la verdad: —No tengo ni idea de qué haría sin esa droga. —Los medicamentos de mi padre han sido como un milagro. —¿Usted es la única que lo cuida? —Cuando ella respondió con un mh–hmmm, le preguntó—: ¿Dónde está el resto de su familia? —Somos sólo él y yo. —Entonces usted está afrontando una carga tremenda. —Bueno, le amo. Y si los papeles estuvieran invertidos, él haría lo mismo. Es lo que padres e hijos hacen los unos por los otros. —No siempre. Es evidente que usted procede de una familia de gente bondadosa. —Antes de poder detenerse, prosiguió—: Pero es por eso por lo que se siente sola, ¿no es verdad? Se siente culpable si lo deja aunque sea por una hora, y si se queda en casa no puede ignorar el hecho de que se le está pasando la vida. Está atrapada y gritando, pero no cambiaría nada. —Debo irme. Rehv cerró los ojos con fuerza, ese dolor en su pecho, se expandía a través de todo su cuerpo como un incendio sobre pasto seco. Con su voluntad encendió una luz, como si la oscuridad se hubiera convertido en un símbolo de su propia existencia. —Es sólo… que sé lo que se siente, Ehlena. No por las mismas razones… pero entiendo todo ese asunto de la separación. Sabe, ese concepto de que está viendo a todo el resto del mundo vivir sus vidas… oh, joder, como sea. Espero que duerma bien… —Así es como me siento la mayor parte del tiempo. —Ahora su voz tenía un tono apacible, y le alegró que hubiera entendido lo que había tratado de decirle, a pesar de que él había sido tan elocuente como un gato callejero. Ahora era él quien se sentía incómodo. No estaba acostumbrado a hablar de esa forma… ni a sentir de esa forma. —Escuche, la dejaré descansar un poco. Me alegra que llamara. —Sabe… a mí también. —Y ¿Ehlena? —¿Sí? —Creo que tiene razón. No es una buena idea que se involucre con alguien en este momento. —¿En serio? —Sip. Buenos días. Hubo una pausa. —Buenos… días. Espere… —¿Qué? —Su brazo. ¿Qué va a hacer con su brazo? —No se preocupe, estará bien. Pero gracias por su interés. Significa mucho para mí. Rehv colgó primero y dejó el teléfono sobre el edredón de visón. Cerró los ojos dejando la luz encendida. Y no durmió nada.
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| | | clau Cazadora consagrada
Mensajes : 12101 Inscripción : 21/04/2010
| | | | helel Buscadora de Dragones
Mensajes : 793 Edad : 51 Localización : mallorca - España Empleo/Ocios : sanadora Humor : el mio Inscripción : 21/06/2010
| Tema: Re: Frases y momentos que más nos gustan de los Hermanos Miér 26 Ene 2011 - 10:51 | |
| - Alex escribió:
- Eureni escribió:
- Revh ya tiene desde hace mucho un lugar en mi corazon....
No se lo que es, hay algo sobre el... me gusta como se desarrollaron las relaciones de todos los chicos, realmente... exceptuando a la de Wrath cuyo camino con Beth fue BASTANTE precipitado y rapido ( ) todos me agradaron de una manera o otra... Rhage fue muy romantico y dulce... Zsadist fue muy profundo Butch fue liberador y sacrificado V fue picante y tentador Phury... bueno esa no se muy bien, no me gusta el tio y diria que fue un poco forzada la cosa entre los dos pero bueno... Y John fue muy fresco y bien construido....
Pero Revh.... no se lo que es pero la manera en que el y Elhena llegaron juntos es mi favorita, no son la pareja que mas me gusta pero el "durante" que tuvieron si creo que el fue el que mas me encanto... Supongo que es un poco mi idea de una conquista perfecta... Cuando yo lo digo, que los tios deberian leer estos libros y aprender un par de trucos... a mi me hacen eso que le hicieron a ella y caigo redondita Totalmente de acuerdo Eureni ....lo mejor q tienen Revh y Elhena es el comienzo de la relación, como ella está totalmente flechada pero no lo quiere reconocer, y como él "trabaja" para llegarle y hacer q afloje, la invita a cenar y ella lo rechaza, pero después busca cualquer excusa para encntrarlo....eso es bastante parecido a la realidad, a cualquiera de nosotras podría pasarnos....salvo q el tipo no sería Revh....
Bueno, ya q estamos dejo el 1er momento en q Elhena pisa el palito, no se aguanta, y después de rechazarle la invitación a cenar busca una excusa para llamarlo x t.e..... ...es laargo pero innntennnsooo...
- Spoiler:
Cuando el hola de Rehvenge salió por el auricular de su móvil, Ehlena se irguió en la cama abandonando la almohada sobre la cual había estado acostada hasta ese momento, tragándose un mierda… luego se preguntó por qué estaba tan sorprendida. Ella lo había llamado, y según lo típico, la forma en que la gente encaraba ese tipo de situaciones era… bueno pues, devolviéndote la llamada. Guau. —Hola —respondió. —No respondí su llamada sólo porque no reconocí el número. Hombre, su voz era sexy. Profunda. De bajo. Como se suponía que debía ser la de un macho. En el silencio que siguió, pensó, ¿y lo había llamado porque…? Oh, sí. —Quise hacerle el seguimiento después de su cita. Cuando preparé los papeles para el alta, noté que no había recibido nada para su brazo. —Ah. La pausa que siguió fue una que no pudo interpretar. ¿Tal vez estaba enfadado por su interferencia? —Sólo quería asegurarme que estuviera bien. —¿Suele hacer esto con los pacientes? —Sí —mintió. —¿Havers sabe que está comprobando su trabajo? —¿Al menos le miró las venas? La risa de Rehvenge fue baja. —Habría preferido que hubiera llamado por una razón diferente. —No entiendo —dijo con tono tenso. —¿Qué? ¿Que alguien pueda querer hacer algo con usted fuera del trabajo? No es ciega. Se ha visto en los espejos. Y seguramente sabe que es inteligente, así que no sólo se trata de un bonito adorno de estantería. En cuanto a ella concernía, estaba hablando en un idioma extranjero. —No entiendo por qué no se cuida. —Hmmmm. —Rió suavemente, y ella además de escuchar el ronroneo en su oído pudo percibirlo físicamente—. Oh… también puede ser que esté fingiendo para poder verla otra vez. —Mire, la única razón por la que llamé fue… —Porque necesitaba una excusa. Me rechazó en la sala de examen, pero en realidad quería hablar conmigo. Así que me llama con la excusa de mi brazo para lograr que la atienda por teléfono. Y ahora me tiene. —Su voz bajó otro tono—. ¿Me dejará elegir qué quiero que haga conmigo? Ella permaneció en silencio. Hasta que él dijo: —¿Hola? —¿Ha terminado? ¿O quiere seguir dándole vueltas al asunto un rato más, buscando toda clase de significados respecto a qué estoy haciendo aquí? Hubo un instante de silencio, y luego él rompió en una profunda y sincera carcajada con su vivo tono de barítono. —Sabía que me gustaba por más de una razón. Ella se negó a ser cautivada. Pero de todos modos lo fue. —Llamé por su brazo. Punto. La enfermera de mi padre acaba de irse, y estábamos hablando de una… Cerró la boca en cuanto se dio cuenta de lo que había revelado, sintiendo como si hubiera tropezado con el equivalente conversacional de la punta de una alfombra suelta. —Siga —le dijo con gravedad—. Por favor. —¿Ehlena? Ehlena… —Ehlena, ¿está ahí? Más tarde, mucho más tarde, reflexionaría que esas tres palabras habían sido su precipicio: Ehlena, ¿está ahí? Verdaderamente fue el comenzo de todo lo que siguió, la frase inicial de una desgarradora jornada disfrazada en la forma de una simple pregunta. Le alegraba no haber sabido dónde la conduciría. Porque a veces la única cosa que podía ayudarte a salir del infierno era el hecho de que estabas metida demasiado profundamente como para poder salir. Mientras Rehv esperaba la respuesta, su puño se apretó tanto sobre el móvil, que accionó una de las teclas contra la mejilla y ésta emitió un bip de: Eh, hombre, aflójate un poco. El juramento electrónico pareció romper el hechizo en ambos. —Lo siento —murmuró él. —Está bien. Yo, ah… —¿Decía…? No esperaba que respondiera, pero entonces… ella lo hizo. —La enfermera de mi padre y yo estábamos hablando de un corte que le está dando problemas, y eso fue lo que me hizo pensar en su brazo. —¿Su padre está enfermo? —Sí. Rehv aguardó a que dijera algo más, en tanto intentaba decidir si ejercer algo de presión haría que callara… pero ella resolvió la cuestión. —Alguno de los medicamentos que toma le provocan inestabilidad por lo que choca contra las cosas y no siempre se da cuenta de que se ha lastimado. Es un problema. —Lo siento. Cuidarlo debe ser difícil para usted. —Soy enfermera. —Y una hija. —Así que era por un asunto clínico. Mi llamada. Rehv sonrió. —Déjeme preguntarle algo. —Yo primero. ¿Por qué no deja que le revisen el brazo? Y no me diga que Havers vio esas venas. Si lo hubiera hecho, le habría recetado antibióticos, y si usted hubiera rehusado habría una nota en su historial informando que había apelado al AMA . Mire, todo lo que necesita para tratarlo son algunas píldoras, y sé que no le tiene fobia a la medicina. Toma una cantidad infernal de dopamina. —Si estaba preocupada por mi brazo, ¿por qué no me habló en la clínica? —Lo hice, ¿recuerda? —No de esta forma. —Rehv sonrió en la oscuridad y acarició con la mano el edredón de visón. No podía sentirlo, pero se imaginaba que la piel era tan suave como el cabello de ella—. Todavía pienso que quería tenerme en el teléfono. La pausa que siguió hizo que le preocupara la posibilidad de que fuera a cortar la llamada. Se sentó, como si la posición vertical fuera a evitar que ella presionara el botón de fin. —Sólo estoy diciendo… bueno, mierda, lo que quiero decir es que me alegra que llamara. Sin importar la razón. —No hablé más de este tema en la clínica porque se fue antes de que yo introdujera las notas de Havers en el ordenador. Ese fue el momento en que me dí cuenta. Él todavía no creía que la llamada fuera completamente por motivos profesionales. Podría haberle mandado un mail. Podría habérselo dicho al doctor. Podría habérselo endosado a una de las enfermeras del turno del día para que hiciera el seguimiento. —Así que no hay ninguna posibilidad de que se sienta mal por haberme rechazado tan duramente como lo hizo. Ella se aclaró la garganta. —Siento eso. —Bueno, la perdono. Totalmente. Completamente. Tenía aspecto de no estar teniendo una buena noche. Su exhalación fue una manifestación de extenuación. —Sí, no fue mi mejor noche. —¿Por qué? Otra larga pausa. —Es mucho mejor por teléfono ¿Lo sabía? Él se echó a reír. —¿Mucho mejor en qué sentido? —Es más fácil hablarle. En realidad… es bastante fácil hablar con usted. —Lo hago bien en el mano–a–mano. De repente frunció el ceño, pensando en el corredor de apuestas al que le había ajustado las cuentas en su oficina. Mierda, el pobre bastardo era sólo uno de un enorme número de traficantes de droga, lacayos de Las Vegas, camareros y proxenetas que en los últimos años había persuadido a golpes. Su filosofía siempre había sido que la confesión era buena para el alma, especialmente cuando se trataba de cabrones que pensaban que no notaría que lo estaban jodiendo. Su estilo de administración también lanzaba un importante mensaje en un negocio donde la debilidad hacía que te mataran. El comercio clandestino requería una mano dura, y siempre había creído que esa era la realidad en la que vivía, solamente. Sin embargo, ahora, en ese sosegado momento, teniendo a Ehlena tan cerca, sentía como que sus «mano–a–mano» eran algo que requería una disculpa y ser encubierto. —Entonces, ¿por qué esta noche no fue buena? —preguntó, desesperado por acallarse a sí mismo —Mi padre. Y luego… bueno, me dejaron plantada. Rehv frunció el ceño tan fuertemente que de hecho sintió una leve punzada entre los ojos. —¿Para una cita? —Sí. Odiaba la idea de ella saliendo con otro macho. Y no obstante envidiaba al hijo de puta, quien fuera que fuese. —Qué imbécil. Lo siento pero, qué imbécil. Ehlena rió, y él amó el sonido, especialmente la forma en la que su cuerpo se calentó un poquito más en respuesta. Hombre, al demonio con las duchas calientes. Esa risa suave y tranquila era lo que necesitaba. —¿Está sonriendo? —dijo suavemente. —Sí. Quiero decir, supongo que sí. ¿Cómo lo supo? —Simplemente tenía la esperanza de que fuera así. —Bueno, realmente puede ser amable y encantador. —Rápidamente como para disimular el cumplido, dijo—: La cita no era gran cosa ni nada de eso. No lo conocía muy bien. Era sólo para tomar un café. —Pero terminó la noche en el teléfono conmigo. Lo cual es mucho mejor. Ella volvió a reír. —Bueno, ahora nunca sabré cómo sería salir con él. —¿No? —Yo sólo… bueno, pensé en ello, y no creo que en este momento tener citas sea una buena idea, dada mi situación. —El surgimiento de su júbilo fue desechado cuando agregó—: Con nadie. —Hmm. —¿Hmm? ¿Qué significa hmm? —Significa que tengo su número telefónico. —Ah, sí, lo tiene… —Su voz se detuvo cuando lo sintió moverse—. Espere, ¿está usted… en la cama? —Sí. Y antes de que continúe, no quiere saberlo. —¿No quiero saber, qué? —Cuánta ropa no llevo puesta. —Eh… —Mientras dudaba, él supo que ella estaba sonriendo otra vez. Y probablemente sonrojándose—. No tenía intención de preguntar. —Muy inteligente por su parte. Soy sólo yo y las sábanas… Ups. ¿Acabo de decir eso en voz alta? —Sí. Sí, lo hizo. —Su voz bajó un tono como si estuviera imaginándoselo desnudo. Y la imagen mental no le molestara en lo más mínimo. —Ehlena… —Se detuvo a sí mismo, sus impulsos symphath le aportaron el autocontrol para ir más despacio. Sí, Rehv la deseaba tan desnuda como estaba él. Pero más que eso deseaba que permaneciera en el teléfono. —¿Qué? —respondió. —Su padre… ¿ha estado enfermo durante mucho tiempo? —Yo, ah… sí, sí, lo ha estado. Es esquizofrénico. No obstante, ahora lo tenemos medicado, y está mejor. —Maldita… sea. Eso debe ser realmente difícil. Porque él está ahí, pero al mismo tiempo no lo está, ¿correcto? —Sí… esa es exactamente la forma en que se siente. Era parecido a la forma en la que él vivía, su lado symphath era una constante realidad alternativa, que lo perseguía mientras trataba de vivir las noches como una persona normal. —Si no le molesta que le pregunte —dijo ella cuidadosamente—, ¿para qué necesita la dopamina? No hay ningún diagnóstico en su historial médico. —Probablemente porque Havers me ha estado tratando desde siempre. Ehlena rió incómoda. —Supongo que ese debe ser el motivo. Mierda, qué le iba a decir. El symphath que había en él le decía, lo que sea, simplemente miéntele. El problema era que de alguna parte había aparecido otra voz en su cerebro, rivalizando con la primera, una que le era desconocida y muy débil, pero categóricamente compulsiva. Sin embargo, como no tenía ni idea de qué era, continuó con su rutina. —Tengo Parkinson. O, más precisamente, el equivalente vampiro. —Oh… lo siento. Entonces es por eso que usa bastón. —Mi equilibrio es malo. —No obstante la dopamina le está haciendo bien. Casi no tiene temblores. Esa débil voz en su cabeza se transformó en un extraño dolor en el centro de su pecho, y por un momento dejó de lado el fingimiento, y dijo la verdad: —No tengo ni idea de qué haría sin esa droga. —Los medicamentos de mi padre han sido como un milagro. —¿Usted es la única que lo cuida? —Cuando ella respondió con un mh–hmmm, le preguntó—: ¿Dónde está el resto de su familia? —Somos sólo él y yo. —Entonces usted está afrontando una carga tremenda. —Bueno, le amo. Y si los papeles estuvieran invertidos, él haría lo mismo. Es lo que padres e hijos hacen los unos por los otros. —No siempre. Es evidente que usted procede de una familia de gente bondadosa. —Antes de poder detenerse, prosiguió—: Pero es por eso por lo que se siente sola, ¿no es verdad? Se siente culpable si lo deja aunque sea por una hora, y si se queda en casa no puede ignorar el hecho de que se le está pasando la vida. Está atrapada y gritando, pero no cambiaría nada. —Debo irme. Rehv cerró los ojos con fuerza, ese dolor en su pecho, se expandía a través de todo su cuerpo como un incendio sobre pasto seco. Con su voluntad encendió una luz, como si la oscuridad se hubiera convertido en un símbolo de su propia existencia. —Es sólo… que sé lo que se siente, Ehlena. No por las mismas razones… pero entiendo todo ese asunto de la separación. Sabe, ese concepto de que está viendo a todo el resto del mundo vivir sus vidas… oh, joder, como sea. Espero que duerma bien… —Así es como me siento la mayor parte del tiempo. —Ahora su voz tenía un tono apacible, y le alegró que hubiera entendido lo que había tratado de decirle, a pesar de que él había sido tan elocuente como un gato callejero. Ahora era él quien se sentía incómodo. No estaba acostumbrado a hablar de esa forma… ni a sentir de esa forma. —Escuche, la dejaré descansar un poco. Me alegra que llamara. —Sabe… a mí también. —Y ¿Ehlena? —¿Sí? —Creo que tiene razón. No es una buena idea que se involucre con alguien en este momento. —¿En serio? —Sip. Buenos días. Hubo una pausa. —Buenos… días. Espere… —¿Qué? —Su brazo. ¿Qué va a hacer con su brazo? —No se preocupe, estará bien. Pero gracias por su interés. Significa mucho para mí. Rehv colgó primero y dejó el teléfono sobre el edredón de visón. Cerró los ojos dejando la luz encendida. Y no durmió nada.
Este fragmento me llego al alma...uno de los que mas me gustan del libro ( si es que me visualizaba a mi misma en la escena..ains). |
| | | carlosana Psíquica
Mensajes : 218 Edad : 53 Localización : donde el camino me lleve Empleo/Ocios : devorar pecados Humor : segun te portes Inscripción : 16/02/2010
| | | | Eriphar Le Fay Cazadora iniciada
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| | | | Eureni Reunión de las Cazadoras en el Templo
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| | | | Satsu Elegida de la Escribana
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| Tema: Re: Frases y momentos que más nos gustan de los Hermanos Vie 28 Ene 2011 - 12:09 | |
| - Alex escribió:
- Eureni escribió:
- Revh ya tiene desde hace mucho un lugar en mi corazon....
No se lo que es, hay algo sobre el... me gusta como se desarrollaron las relaciones de todos los chicos, realmente... exceptuando a la de Wrath cuyo camino con Beth fue BASTANTE precipitado y rapido ( ) todos me agradaron de una manera o otra... Rhage fue muy romantico y dulce... Zsadist fue muy profundo Butch fue liberador y sacrificado V fue picante y tentador Phury... bueno esa no se muy bien, no me gusta el tio y diria que fue un poco forzada la cosa entre los dos pero bueno... Y John fue muy fresco y bien construido....
Pero Revh.... no se lo que es pero la manera en que el y Elhena llegaron juntos es mi favorita, no son la pareja que mas me gusta pero el "durante" que tuvieron si creo que el fue el que mas me encanto... Supongo que es un poco mi idea de una conquista perfecta... Cuando yo lo digo, que los tios deberian leer estos libros y aprender un par de trucos... a mi me hacen eso que le hicieron a ella y caigo redondita Totalmente de acuerdo Eureni ....lo mejor q tienen Revh y Elhena es el comienzo de la relación, como ella está totalmente flechada pero no lo quiere reconocer, y como él "trabaja" para llegarle y hacer q afloje, la invita a cenar y ella lo rechaza, pero después busca cualquer excusa para encntrarlo....eso es bastante parecido a la realidad, a cualquiera de nosotras podría pasarnos....salvo q el tipo no sería Revh....
Bueno, ya q estamos dejo el 1er momento en q Elhena pisa el palito, no se aguanta, y después de rechazarle la invitación a cenar busca una excusa para llamarlo x t.e..... ...es laargo pero innntennnsooo...
- Spoiler:
Cuando el hola de Rehvenge salió por el auricular de su móvil, Ehlena se irguió en la cama abandonando la almohada sobre la cual había estado acostada hasta ese momento, tragándose un mierda… luego se preguntó por qué estaba tan sorprendida. Ella lo había llamado, y según lo típico, la forma en que la gente encaraba ese tipo de situaciones era… bueno pues, devolviéndote la llamada. Guau. —Hola —respondió. —No respondí su llamada sólo porque no reconocí el número. Hombre, su voz era sexy. Profunda. De bajo. Como se suponía que debía ser la de un macho. En el silencio que siguió, pensó, ¿y lo había llamado porque…? Oh, sí. —Quise hacerle el seguimiento después de su cita. Cuando preparé los papeles para el alta, noté que no había recibido nada para su brazo. —Ah. La pausa que siguió fue una que no pudo interpretar. ¿Tal vez estaba enfadado por su interferencia? —Sólo quería asegurarme que estuviera bien. —¿Suele hacer esto con los pacientes? —Sí —mintió. —¿Havers sabe que está comprobando su trabajo? —¿Al menos le miró las venas? La risa de Rehvenge fue baja. —Habría preferido que hubiera llamado por una razón diferente. —No entiendo —dijo con tono tenso. —¿Qué? ¿Que alguien pueda querer hacer algo con usted fuera del trabajo? No es ciega. Se ha visto en los espejos. Y seguramente sabe que es inteligente, así que no sólo se trata de un bonito adorno de estantería. En cuanto a ella concernía, estaba hablando en un idioma extranjero. —No entiendo por qué no se cuida. —Hmmmm. —Rió suavemente, y ella además de escuchar el ronroneo en su oído pudo percibirlo físicamente—. Oh… también puede ser que esté fingiendo para poder verla otra vez. —Mire, la única razón por la que llamé fue… —Porque necesitaba una excusa. Me rechazó en la sala de examen, pero en realidad quería hablar conmigo. Así que me llama con la excusa de mi brazo para lograr que la atienda por teléfono. Y ahora me tiene. —Su voz bajó otro tono—. ¿Me dejará elegir qué quiero que haga conmigo? Ella permaneció en silencio. Hasta que él dijo: —¿Hola? —¿Ha terminado? ¿O quiere seguir dándole vueltas al asunto un rato más, buscando toda clase de significados respecto a qué estoy haciendo aquí? Hubo un instante de silencio, y luego él rompió en una profunda y sincera carcajada con su vivo tono de barítono. —Sabía que me gustaba por más de una razón. Ella se negó a ser cautivada. Pero de todos modos lo fue. —Llamé por su brazo. Punto. La enfermera de mi padre acaba de irse, y estábamos hablando de una… Cerró la boca en cuanto se dio cuenta de lo que había revelado, sintiendo como si hubiera tropezado con el equivalente conversacional de la punta de una alfombra suelta. —Siga —le dijo con gravedad—. Por favor. —¿Ehlena? Ehlena… —Ehlena, ¿está ahí? Más tarde, mucho más tarde, reflexionaría que esas tres palabras habían sido su precipicio: Ehlena, ¿está ahí? Verdaderamente fue el comenzo de todo lo que siguió, la frase inicial de una desgarradora jornada disfrazada en la forma de una simple pregunta. Le alegraba no haber sabido dónde la conduciría. Porque a veces la única cosa que podía ayudarte a salir del infierno era el hecho de que estabas metida demasiado profundamente como para poder salir. Mientras Rehv esperaba la respuesta, su puño se apretó tanto sobre el móvil, que accionó una de las teclas contra la mejilla y ésta emitió un bip de: Eh, hombre, aflójate un poco. El juramento electrónico pareció romper el hechizo en ambos. —Lo siento —murmuró él. —Está bien. Yo, ah… —¿Decía…? No esperaba que respondiera, pero entonces… ella lo hizo. —La enfermera de mi padre y yo estábamos hablando de un corte que le está dando problemas, y eso fue lo que me hizo pensar en su brazo. —¿Su padre está enfermo? —Sí. Rehv aguardó a que dijera algo más, en tanto intentaba decidir si ejercer algo de presión haría que callara… pero ella resolvió la cuestión. —Alguno de los medicamentos que toma le provocan inestabilidad por lo que choca contra las cosas y no siempre se da cuenta de que se ha lastimado. Es un problema. —Lo siento. Cuidarlo debe ser difícil para usted. —Soy enfermera. —Y una hija. —Así que era por un asunto clínico. Mi llamada. Rehv sonrió. —Déjeme preguntarle algo. —Yo primero. ¿Por qué no deja que le revisen el brazo? Y no me diga que Havers vio esas venas. Si lo hubiera hecho, le habría recetado antibióticos, y si usted hubiera rehusado habría una nota en su historial informando que había apelado al AMA . Mire, todo lo que necesita para tratarlo son algunas píldoras, y sé que no le tiene fobia a la medicina. Toma una cantidad infernal de dopamina. —Si estaba preocupada por mi brazo, ¿por qué no me habló en la clínica? —Lo hice, ¿recuerda? —No de esta forma. —Rehv sonrió en la oscuridad y acarició con la mano el edredón de visón. No podía sentirlo, pero se imaginaba que la piel era tan suave como el cabello de ella—. Todavía pienso que quería tenerme en el teléfono. La pausa que siguió hizo que le preocupara la posibilidad de que fuera a cortar la llamada. Se sentó, como si la posición vertical fuera a evitar que ella presionara el botón de fin. —Sólo estoy diciendo… bueno, mierda, lo que quiero decir es que me alegra que llamara. Sin importar la razón. —No hablé más de este tema en la clínica porque se fue antes de que yo introdujera las notas de Havers en el ordenador. Ese fue el momento en que me dí cuenta. Él todavía no creía que la llamada fuera completamente por motivos profesionales. Podría haberle mandado un mail. Podría habérselo dicho al doctor. Podría habérselo endosado a una de las enfermeras del turno del día para que hiciera el seguimiento. —Así que no hay ninguna posibilidad de que se sienta mal por haberme rechazado tan duramente como lo hizo. Ella se aclaró la garganta. —Siento eso. —Bueno, la perdono. Totalmente. Completamente. Tenía aspecto de no estar teniendo una buena noche. Su exhalación fue una manifestación de extenuación. —Sí, no fue mi mejor noche. —¿Por qué? Otra larga pausa. —Es mucho mejor por teléfono ¿Lo sabía? Él se echó a reír. —¿Mucho mejor en qué sentido? —Es más fácil hablarle. En realidad… es bastante fácil hablar con usted. —Lo hago bien en el mano–a–mano. De repente frunció el ceño, pensando en el corredor de apuestas al que le había ajustado las cuentas en su oficina. Mierda, el pobre bastardo era sólo uno de un enorme número de traficantes de droga, lacayos de Las Vegas, camareros y proxenetas que en los últimos años había persuadido a golpes. Su filosofía siempre había sido que la confesión era buena para el alma, especialmente cuando se trataba de cabrones que pensaban que no notaría que lo estaban jodiendo. Su estilo de administración también lanzaba un importante mensaje en un negocio donde la debilidad hacía que te mataran. El comercio clandestino requería una mano dura, y siempre había creído que esa era la realidad en la que vivía, solamente. Sin embargo, ahora, en ese sosegado momento, teniendo a Ehlena tan cerca, sentía como que sus «mano–a–mano» eran algo que requería una disculpa y ser encubierto. —Entonces, ¿por qué esta noche no fue buena? —preguntó, desesperado por acallarse a sí mismo —Mi padre. Y luego… bueno, me dejaron plantada. Rehv frunció el ceño tan fuertemente que de hecho sintió una leve punzada entre los ojos. —¿Para una cita? —Sí. Odiaba la idea de ella saliendo con otro macho. Y no obstante envidiaba al hijo de puta, quien fuera que fuese. —Qué imbécil. Lo siento pero, qué imbécil. Ehlena rió, y él amó el sonido, especialmente la forma en la que su cuerpo se calentó un poquito más en respuesta. Hombre, al demonio con las duchas calientes. Esa risa suave y tranquila era lo que necesitaba. —¿Está sonriendo? —dijo suavemente. —Sí. Quiero decir, supongo que sí. ¿Cómo lo supo? —Simplemente tenía la esperanza de que fuera así. —Bueno, realmente puede ser amable y encantador. —Rápidamente como para disimular el cumplido, dijo—: La cita no era gran cosa ni nada de eso. No lo conocía muy bien. Era sólo para tomar un café. —Pero terminó la noche en el teléfono conmigo. Lo cual es mucho mejor. Ella volvió a reír. —Bueno, ahora nunca sabré cómo sería salir con él. —¿No? —Yo sólo… bueno, pensé en ello, y no creo que en este momento tener citas sea una buena idea, dada mi situación. —El surgimiento de su júbilo fue desechado cuando agregó—: Con nadie. —Hmm. —¿Hmm? ¿Qué significa hmm? —Significa que tengo su número telefónico. —Ah, sí, lo tiene… —Su voz se detuvo cuando lo sintió moverse—. Espere, ¿está usted… en la cama? —Sí. Y antes de que continúe, no quiere saberlo. —¿No quiero saber, qué? —Cuánta ropa no llevo puesta. —Eh… —Mientras dudaba, él supo que ella estaba sonriendo otra vez. Y probablemente sonrojándose—. No tenía intención de preguntar. —Muy inteligente por su parte. Soy sólo yo y las sábanas… Ups. ¿Acabo de decir eso en voz alta? —Sí. Sí, lo hizo. —Su voz bajó un tono como si estuviera imaginándoselo desnudo. Y la imagen mental no le molestara en lo más mínimo. —Ehlena… —Se detuvo a sí mismo, sus impulsos symphath le aportaron el autocontrol para ir más despacio. Sí, Rehv la deseaba tan desnuda como estaba él. Pero más que eso deseaba que permaneciera en el teléfono. —¿Qué? —respondió. —Su padre… ¿ha estado enfermo durante mucho tiempo? —Yo, ah… sí, sí, lo ha estado. Es esquizofrénico. No obstante, ahora lo tenemos medicado, y está mejor. —Maldita… sea. Eso debe ser realmente difícil. Porque él está ahí, pero al mismo tiempo no lo está, ¿correcto? —Sí… esa es exactamente la forma en que se siente. Era parecido a la forma en la que él vivía, su lado symphath era una constante realidad alternativa, que lo perseguía mientras trataba de vivir las noches como una persona normal. —Si no le molesta que le pregunte —dijo ella cuidadosamente—, ¿para qué necesita la dopamina? No hay ningún diagnóstico en su historial médico. —Probablemente porque Havers me ha estado tratando desde siempre. Ehlena rió incómoda. —Supongo que ese debe ser el motivo. Mierda, qué le iba a decir. El symphath que había en él le decía, lo que sea, simplemente miéntele. El problema era que de alguna parte había aparecido otra voz en su cerebro, rivalizando con la primera, una que le era desconocida y muy débil, pero categóricamente compulsiva. Sin embargo, como no tenía ni idea de qué era, continuó con su rutina. —Tengo Parkinson. O, más precisamente, el equivalente vampiro. —Oh… lo siento. Entonces es por eso que usa bastón. —Mi equilibrio es malo. —No obstante la dopamina le está haciendo bien. Casi no tiene temblores. Esa débil voz en su cabeza se transformó en un extraño dolor en el centro de su pecho, y por un momento dejó de lado el fingimiento, y dijo la verdad: —No tengo ni idea de qué haría sin esa droga. —Los medicamentos de mi padre han sido como un milagro. —¿Usted es la única que lo cuida? —Cuando ella respondió con un mh–hmmm, le preguntó—: ¿Dónde está el resto de su familia? —Somos sólo él y yo. —Entonces usted está afrontando una carga tremenda. —Bueno, le amo. Y si los papeles estuvieran invertidos, él haría lo mismo. Es lo que padres e hijos hacen los unos por los otros. —No siempre. Es evidente que usted procede de una familia de gente bondadosa. —Antes de poder detenerse, prosiguió—: Pero es por eso por lo que se siente sola, ¿no es verdad? Se siente culpable si lo deja aunque sea por una hora, y si se queda en casa no puede ignorar el hecho de que se le está pasando la vida. Está atrapada y gritando, pero no cambiaría nada. —Debo irme. Rehv cerró los ojos con fuerza, ese dolor en su pecho, se expandía a través de todo su cuerpo como un incendio sobre pasto seco. Con su voluntad encendió una luz, como si la oscuridad se hubiera convertido en un símbolo de su propia existencia. —Es sólo… que sé lo que se siente, Ehlena. No por las mismas razones… pero entiendo todo ese asunto de la separación. Sabe, ese concepto de que está viendo a todo el resto del mundo vivir sus vidas… oh, joder, como sea. Espero que duerma bien… —Así es como me siento la mayor parte del tiempo. —Ahora su voz tenía un tono apacible, y le alegró que hubiera entendido lo que había tratado de decirle, a pesar de que él había sido tan elocuente como un gato callejero. Ahora era él quien se sentía incómodo. No estaba acostumbrado a hablar de esa forma… ni a sentir de esa forma. —Escuche, la dejaré descansar un poco. Me alegra que llamara. —Sabe… a mí también. —Y ¿Ehlena? —¿Sí? —Creo que tiene razón. No es una buena idea que se involucre con alguien en este momento. —¿En serio? —Sip. Buenos días. Hubo una pausa. —Buenos… días. Espere… —¿Qué? —Su brazo. ¿Qué va a hacer con su brazo? —No se preocupe, estará bien. Pero gracias por su interés. Significa mucho para mí. Rehv colgó primero y dejó el teléfono sobre el edredón de visón. Cerró los ojos dejando la luz encendida. Y no durmió nada.
Si yo tuviera este tipo de conversaciones,tambien me encantaria hablar por telefono |
| | | austen ¡¡Que alguien le rompa los dedos!!
Mensajes : 4107 Inscripción : 17/01/2010
| Tema: Re: Frases y momentos que más nos gustan de los Hermanos Vie 28 Ene 2011 - 13:01 | |
| ajaja Satsu ahí le has dado jajaja las conversacíones por teléfono entre Ehlena y Rehv no tienen desperdicio ninguno jaja me encantan a mi me gusta mucho cuando - Spoiler:
se van los hermanos a rescatar a Rehv y se queda Wrath fuera, sin ver el cielo y le dice Beth si quiere algo de abrigo entonces él le dice, no es textual, cito de lo que me acuerdo..........."por eso me gustas tanto, no has intentado que entre, sino que me haces más fácil que permanezca donde quiero estar" aisssssssssssssssss, que monoooooo, Wrath ahhhhhh y lo de la púa?? eh?? que me decís de la púa?? ay jaja - Spoiler:
en el coche al final cuando él le explica lo de la púa, ayyyyyyyyy, me encantó, puf, jaja y luego ya cuando están al lio, madre me imagino la puita jaja abriendose y enganchándose jajaja
Dios que ocurrencia la de la ward, no he leido a ningún macho con púa jaja por eso Rehv es especial jajaja y único, sabéis de alguna púa más............jaja eso me ha dejado obsesionada jajaja quiero más machos con púaaaaaaaaaaaaaaa |
| | | Alex Bailando desnudas bajo la Luna
Mensajes : 7758 Edad : 53 Localización : Buenos Aires, Argentina. Empleo/Ocios : Enroscada a Wrath, V y Eric No Humor : Jajajaja!!!!! Inscripción : 24/05/2010
| Tema: Re: Frases y momentos que más nos gustan de los Hermanos Vie 28 Ene 2011 - 14:16 | |
| - austen escribió:
- ajaja Satsu ahí le has dado jajaja las conversacíones por teléfono entre Ehlena y Rehv no tienen desperdicio ninguno jaja me encantan
a mi me gusta mucho cuando- Spoiler:
se van los hermanos a rescatar a Rehv y se queda Wrath fuera, sin ver el cielo y le dice Beth si quiere algo de abrigo entonces él le dice, no es textual, cito de lo que me acuerdo..........."por eso me gustas tanto, no has intentado que entre, sino que me haces más fácil que permanezca donde quiero estar" aisssssssssssssssss, que monoooooo, Wrath ahhhhhh y lo de la púa?? eh?? que me decís de la púa?? ay jaja - Spoiler:
en el coche al final cuando él le explica lo de la púa, ayyyyyyyyy, me encantó, puf, jaja y luego ya cuando están al lio, madre me imagino la puita jaja abriendose y enganchándose jajaja Dios que ocurrencia la de la ward, no he leido a ningún macho con púa jaja por eso Rehv es especial jajaja y único, sabéis de alguna púa más............jaja eso me ha dejado obsesionada jajaja quiero más machos con púaaaaaaaaaaaaaaa Seeee...la púa es el ingrediente extra de Revh.....ya estamos todas en fila... Y lo de Warth... ....siempre digo, cómo envidio a Beth |
| | | Eriphar Le Fay Cazadora iniciada
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| Tema: Re: Frases y momentos que más nos gustan de los Hermanos Vie 28 Ene 2011 - 19:28 | |
| A ver si se acuerdan de este momento del libro de V - Spoiler:
Butch asintió como si supiera exactamente lo que le estaba pasando. —Como dije, amigo, sea lo que sea. ¿Tú y yo? Igual que siempre, sin importar a quién te folles. Aunque… si te gustaran las ovejas, sería duro. No sé si podría soportarlo. V tuvo que sonreír. —No me tiro animales de granja. —¿No puedes soportar el heno en tus pantalones de cuero? —Ni la lana entre los dientes.
Y luego sigue... - Spoiler:
V se impulsó hacia arriba, luego miró sostenidamente a Butch a los ojos. —Te vi a ti. Aunque estuviera mal. Te vi a ti. Mierda, sonaba triste. Triste y… solitario. Lo que provocó que quisiera cambiar de tema. Butch le dio una palmada a V en el muslo, luego se levantó, como si supiera exactamente lo que V estaba pensando. —Escucha, no quiero que te sientas mal. Es mi magnetismo animal. Soy irresistible. —Sabelotodo. —La sonrisa de V no duró mucho—. No dejes que tu lado romántico se dispare acerca de mí y Jane, amigo. Es humana. La mandíbula de Butch cayó y este le respondió con una gracia. —No, ¿en serio? ¡Eso es tan increíble! Y yo pensando que era una oveja.
Sim plemente muero de la risa |
| | | Sienna ¿También hablas cuando duermes?
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| | | | austen ¡¡Que alguien le rompa los dedos!!
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| Tema: Re: Frases y momentos que más nos gustan de los Hermanos Vie 28 Ene 2011 - 20:20 | |
| Erip jaja juassssssss - Spoiler:
lo de la lana entre los dientes jajaja ay estos dos son tremendos, bueno todos los hermanos tienen buenos puntos, jajaja vaya cuando le dicen a lassiter lámpara de lava o algo así ajaja ay la han tomado con él, jaja aunque él tiene buenas salidas también jajaja
sienna, ya te irá gustando jaja Rehv |
| | | Krimilda Diosa Atlante
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| | | | Witch ¡Llegó tu hora! Sacrificio en el volcán
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| | | | Eriphar Le Fay Cazadora iniciada
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| | | | Krimilda Diosa Atlante
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| | | | Sienna ¿También hablas cuando duermes?
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| | | | austen ¡¡Que alguien le rompa los dedos!!
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| Tema: Re: Frases y momentos que más nos gustan de los Hermanos Vie 28 Ene 2011 - 21:46 | |
| ajaja si te va a gustar, jaja, ah por cierto chicas,hay imagen de Rehv aquí en el foro?? esos dibujitos tan chulos que una vez ví de los hermanos, pero no recuerdo haber visto a Rehv, es que bueno tengo una duda con su físico, y es con el pelo, alguien me explica como tiene el pelo, pues eso sí que no he conseguido imaginarmelo, bueno me lo imagino a mi manera,pero dice creo que tiene penacho, eso que leches es??........creo que es como una cresta pero aplastada y recortado por los lados, es eso?? ay no lo se, jaja me dice si hay foto??? gracias bueno es que bella dejó a todos locos jaja y no solo a Z, esa parte me encantooooooo. |
| | | Alex Bailando desnudas bajo la Luna
Mensajes : 7758 Edad : 53 Localización : Buenos Aires, Argentina. Empleo/Ocios : Enroscada a Wrath, V y Eric No Humor : Jajajaja!!!!! Inscripción : 24/05/2010
| Tema: Re: Frases y momentos que más nos gustan de los Hermanos Sáb 29 Ene 2011 - 0:56 | |
| - austen escribió:
- ajaja si te va a gustar, jaja, ah por cierto chicas,hay imagen de Rehv aquí en el foro?? esos dibujitos tan chulos que una vez ví de los hermanos, pero no recuerdo haber visto a Rehv, es que bueno tengo una duda con su físico, y es con el pelo, alguien me explica como tiene el pelo, pues eso sí que no he conseguido imaginarmelo, bueno me lo imagino a mi manera,pero dice creo que tiene penacho, eso que leches es??........creo que es como una cresta pero aplastada y recortado por los lados, es eso?? ay no lo se, jaja me dice si hay foto??? gracias
bueno es que bella dejó a todos locos jaja y no solo a Z, esa parte me encantooooooo. Revh tiene el corte mohicano...... - Spoiler:
Está puesto en el post de los dibujos.... |
| | | austen ¡¡Que alguien le rompa los dedos!!
Mensajes : 4107 Inscripción : 17/01/2010
| Tema: Re: Frases y momentos que más nos gustan de los Hermanos Sáb 29 Ene 2011 - 11:38 | |
| ey jaja gracias Alex, así me lo imaginaba pero muy segura no estaba del penacho, jaja me gustaaaaaaaaaaa ay jaja que chulo el dibujo, madre que artista es quien lo haya hecho, alguien del foro?? gracias alex |
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