Tras aceptar un trabajo de restauración en Asher Falls, Carolina del Sur, lo devastado que está este pueblo le llega al corazón a Amelia, así como el lamentable estado de los dos cementerios que allí se encuentran, uno de los cuales quedó hundido bajo las aguas. La pequeña ciudad, rodeada de lagos y montañas, tiene un aura de misterio innegable y la única manera de llegar a ella es a través de un ferry. Todo esto le viene de maravilla a Amelia quien, aunque no quiera admitirlo, está huyendo de Charleston y de lo que le sucedió con el detective del que está enamorada, Devlin, un hombre acechado por sus fantasmas. Necesita volver a centrarse en su trabajo y obedecer a pies juntillas las reglas que su padre le impuso en su día para protegerse de su don: ser capaz de percibir la presencia de los espíritus.

Sin embargo, nada más poner un pie en el pueblo, se da cuenta de que hay muchos que no la quieren allí, que no quieren que restaure el cementerio, y Amelia empieza a percibir un aura de mal a su alrededor...

Segundo libro de la serie «La reina del cementerio».

Después de un magnífico inicio de serie con «La restauradora», esta novela sigue en la misma línea: una historia inquietante con un suspense paranormal que se acerca a las historias clásicas de fantasmas. No estamos ante una historia de amor sino ante un misterio que Amelia debe conocer sola para poder seguir adelante, un paso inevitable tanto si es fruto del destino como si no lo es.

Esta historia le pertenece sólo a ella.

Durante toda la novela se plantean preguntas que ya se empezaron a formular a lo largo de la primera novela. Son preguntas que también se cuestiona la propia Amelia, y tiene toda la intención de responderlas.

Pero si en la primera novela nos quedaban preguntas sin respuesta, aquí empiezan a darse explicaciones a esas cuestiones, aunque siguen quedando otras preguntas en el aire. Son respuestas vinculadas a la vida de Amelia que en parte se pueden intuir a lo largo del libro, pero al final todo cobra sentido.

El suspense transmite inquietud, no sólo por la historia que se cuenta sino también por la forma de narrarla. Siempre con la sensación de que esa calma que se respira en Asher Falls es algo antinatural, y la presencia de un pueblo casi fantasma y los personajes que allí rodean a Amelia confirman esa sensación.

Y si la historia y la ambientación encandilan, tiene mucho que ver el estilo de la autora. Me gusta mucho el estilo de Amanda Stevens, que es capaz de hacerme olvidar que utiliza la primera persona para el narrador desde el principio. Lo consiguió con «La restauradora» y entonces ya conecté con Amelia, así que esta vez no he necesitado acostumbrarme. Éste no es mi narrador favorito, pero ella sabe manejarlo y, además, a este tipo de historia le va perfectamente, porque son los pensamientos de Amelia los importantes para transmitir sus sentimientos mientras está en Asher Falls.

Pero no sólo eso, su forma de narrar me transmite una mezcla de tranquilidad e inquietud. Tranquilidad a través de la personalidad sosegada de Amelia, fruto de su templanza después de años viendo fantasmas; e inquietud por la ambientación, por ese pueblo que tiene algo antinatural y oscuro. Te hace sentir placer mientras estás leyendo porque disfrutas, pero también impaciencia por saber qué pasará cuando se alce el velo.

Conectar con Amelia es conectar con la serie.

Y es que Amelia es un gran personaje, una protagonista fuerte y valiente que aguanta todo el peso de la trama, que transmite sus mismas emociones, ya sean pasión, desconcierto o dudas. El carisma de la protagonista es una de las razones por las que no he tenido que lamentar el tipo de narrador, ella, con su ironía y su afán de resolver enigmas, lleva todo el peso de la historia sin que ésta llegue a decaer nunca.

No es una novela de amor pero éste también tiene su importancia, porque está presente y ausente al mismo tiempo, y es que Amelia siempre lo tiene en mente. Hay algunos detalles románticos, pero en ese aspecto es una novela intermedia, necesaria para conocer a Amelia y que ella se conozca a sí misma, pero también para que las cosas puedan avanzar y sigan a partir de donde se quedaron al final de la primera novela.

Los personajes secundarios son misteriosos e inquietantes, y muy importantes. Amelia es muy inteligente al no fiarse de ninguno, se apoya en su instinto en el momento de confiar o no en unos desconocidos tan extraños. Son personajes esenciales, ninguno está ahí por casualidad.

Es una perfecta continuación de «La restauradora». Tiene una trama llena de misterio y secretos, con una ambientación muy trabajada y unos personajes que no dejan indiferente. En conjunto, transmite una sensación de inquietud perfecta para una lectura nocturna y es imposible despegarse de la historia hasta conocer respuestas. La historia del fantasma también le da un aire melancólico que resulta incluso romántico.

Ha estado a la altura tanto de mis expectativas como de la novela anterior.