Chicas... ¿jugamos?

venga uni te toca

yuno escribió:: venga uni te toca

Nop, mi turno... Jiji

Busco y pongo. :perfecto:

hace rato que no adivino uno aqui
Confusión

pues te toca princesa jajajaj que despiste el mio

yuno escribió:: pues te toca princesa jajajaj que despiste el mio

Na' !! Son estas fiestas que nos tienen abducidas. Laughing

Sigo y pongo un trozo más grande por si mañana no entro...
Mientras permanecía de pie abandonada a sus pensamientos, perdida en sus sueños, la puerta de la cabaña crujió levemente a sus espaldas y PELIGROSO salió afuera. Sujetaba un cigarrillo entre los dientes y un hilo de humo se desprendía de su punta encendida.
—¿Es que nos atacan los indios? —preguntó con fingida inocencia—. Me pareció oír un grito de guerra.
Enojada porque agredía a su soledad y porque además no estaba de humor para sus sarcasmos, SOLTERONA estuvo a punto de decirle que se largara. Pero cerró repentinamente la boca, decidida a no morder el anzuelo. ¿Qué sentido tenía discutir con él?, se preguntó. Era un rufián insolente y, al igual que BASURA, no había esperanza alguna de reformarlo. Haría mejor en evitarlo tanto como pudiera. Así pues, se dispuso a meterse en la casa, pero de pronto él la agarró por la muñeca y la detuvo. SOLTERONA lo miró con mordacidad y silenciosa insistencia para que la soltara, pero PELIGROSO no le prestó atención.
—Por ese gruñido exultante que oímos desde la cabaña, deduzco que el PRETENDIENTE recibió por fin su esperada invitación —observó secamente.
—No creo que eso sea de tu incumbencia —replicó SOLTERONA, inflexible—. Ahora, si no te importa, hace frío. . Me gustaría entrar en casa.
—Sí que me importa —repuso PELIGROSO, en voz baja y ronca—. Me importa mucho, en realidad. Quiero decir... para mantener cierta equidad, naturalmente... Creo que yo también merezco una invitación, ¿no te parece?
—¡Por supuesto que no! —estalló SOLTERONA, enrojeciendo sólo con pensarlo y con el corazón latiendo con fuerza en el pecho—. PRETENDIENTE es mi... mi pretendiente, y... ¡y tú no!
—¿No? —PELIGROSO enarcó una ceja diabólica. Sus ojos oscuros como el crepúsculo brillaron bajo la luz nublada de la luna—. ¿Y qué te hace pensar eso? —preguntó, haciéndola estremecerse y atrayéndola inexorablemente con aquellas palabras y con el tacto de su mano—. ¿Es que no he venido a verte cada noche, no te he dicho cumplidos, y no te he traído flores..., aunque tú las rechazaras en favor de las de otro?
—Bueno, sí... —admitió SOLTERONA. Luego añadió, amargamente—: Pero lo has hecho para molestar a PRETENDIENTE... ¡Admítelo, PELIGROSO!
—¿En serio? ¿También puedes leer las mentes, además de practicar brujerías? Me pregunto qué harías si me arrojara a tus pies, te jurara devoción eterna y rogara que te casaras conmigo —dijo maliciosamente.
En el previsible y tenso silencio que siguió, SOLTERONA le clavó la mirada como hipnotizada, atreviéndose apenas a respirar, con las manos sudorosas, el pulso acelerado y la boca seca. Su lengua asomó nerviosamente para humedecer los labios. Tragó con dificultad. Sin duda él no hablaba en serio. Sin duda aquel hombre odioso no estaba sino gastándole una broma pesada, se dijo, tenazmente... Así que, a pesar del hecho de que había una pequeña parte de su corazón que deseaba creerle, SOLTERONA no se atrevía a suponer que estuviera hablando en serio, sino riéndose de su ingenuidad. Respirando hondo, respondió en un tono glacial:
—Me complacería que hicieras el gesto de arrodillarte, PELIGROSO, y luego me reiría de que me supusieras tan crédula como para tragarme tus mentiras.
—¿Cómo sabes que serían mentiras? —preguntó él suavemente, arrojando el cigarro de repente y apresándola sin tregua entre sus brazos—. ¿Hummm? ¿Cómo sabes que serían mentiras?
—Simplemente... lo sé —insistió ella, tratando de apartar la cara, pues la boca de él estaba muy próxima a la suya, demasiado próxima—. Por favor, PELIGROSO, déjame. Es tarde y estoy cansada
y... y tengo frío.
Pero esto último no era verdad, como SOLTERONA descubrió en el acto. Sentía calor, bastante calor,
arropada por su abrazo protector. También se sentía a salvo, como si él fuera lo bastante fuerte para
sacudir al mundo entero y cargar sin problemas con el peso de sus responsabilidades. Por un momento, la noche fue un susurro. Sólo el siseo de la colilla de PELIGROSO al absorber la humedad de la tierra —la punta anaranjada y chisporroteante, que acabó apagándose—, quebró la paz que los
rodeaba. Luego PELIGROSO murmuró gravemente:
—Por lo que a mí respecta, puedes entrar cuando quieras, SOLTERONA. Cuando quieras. Todo lo que tienes que hacer es concederme tu invitación antes.
—¿Y qué pasa si... si no te la doy? —jadeó, con los ojos entrecerrados, incapaz de resistir por más tiempo, abriendo lentamente los labios como si se le escapara su control.
Su respuesta fue besarla, como ella sabía que ocurriría.

No lo he leido No sé

Pista??

Hace mucho que no entro por aquí..... Chicas... ¿jugamos? - Página 24 653327

Y no tengo ni idea de cual puede ser Chicas... ¿jugamos? - Página 24 650138

, pero me ha gustado el trozo Chicas... ¿jugamos? - Página 24 86956

Si, se ve interesante pero tampoco lo he leído Juntar dedos

Ni yo

pues estamos bien, yo tampoco lo he leido jajaja

A mí si me suena bastante, pero no logro ubicarlo Chicas... ¿jugamos? - Página 24 987777

Pista! Pediría otro cacho pero seguro que no lo he leído Juntar dedos

Pista

Las iniciales son R.B...

Creo que es "Las Raíces del Corazón" de Rebecca Brandewyne.

Sgo sin tener ni idea!!!

a ver que dicen

corandra escribió:: Creo que es "Las Raíces del Corazón" de Rebecca Brandewyne.

Perdonad la tardanza... ^^º

Sip corandra, es este!! :perfecto:

Te toca!!

Ahora uno fácil porfavor ^^º

Lo malo es que a la que pone siempre le parece fácil... Chicas... ¿jugamos? - Página 24 794237

Cierto

Aqui va chicas, espero que se les haga facil Chicas... ¿jugamos? - Página 24 794237

LÍDER ASTUTO detuvo su coche delante de la casa. Saludó al capataz del rancho,
que estaba saliendo con la camioneta. Un perro cruzado de pastor escocés se acercó
corriendo y, de un salto, se le subió a las rodillas.

—Hola, CHUCHO.

Se inclinó y acarició la peluda cabeza del perro, que levantó la vista y contempló
a su amo con adoración de héroe.

Cientos de miles de personas miraban a LÍDER ASTUTO con el mismo tipo de devoción.
Había mucho que admirar en aquel hombre, desde la coronilla de su alborotado cabello
castaño hasta las puntas de sus viejas botas. Era un auténtico hombre para los hombres
y una fantasía de las mujeres.

Pero, por cada ardiente admirador, tenía un enemigo igual de ardiente.

Ordenó a CHUCHO que se quedara en el exterior, entró en el amplio recibidor de la casa
y se quitó las gafas de sol. Los tacones de sus botas resonaron en el suelo embaldosado
mientras se dirigía a la cocina, desde donde provenía un olor a café recién hecho. Su
estómago empezó a recordarle que no había desayunado antes de realizar el temprano
viaje a San Antonio. Se imaginó comiéndose un bistec, preparado a la perfección; un
montón de esponjosos huevos revueltos, y unas cuantas tostadas calientes y untadas
con mantequilla. El estómago le rugió más agresivamente aún.

Sus padres estaban en la cocina, sentados ante la redonda mesa de roble que llevaba
allí desde que LÍDER tenía uso de razón. Al entrar, su madre se volvió hacia él, corría
una expresión de dolor en el rostro. Estaba terriblemente pálida. VIEJO ASTUTO,
su padre, se levantó inmediatamente de la mesa y se dirigió hacia él con los
brazos abiertos.

—LÍDER.

—¿Qué ocurre? —preguntó perplejo—. Mirando vuestras caras se diría que alguien acaba de morir.

VIEJO se estremeció.

—¿No estabas escuchando la radio del coche?

—No. Tenía puesto un casete. ¿Por qué? —Las primeras punzadas de pánico le sobrecogieron
el corazón—. ¿Qué demonios ha ocurrido?

Su mirada se dirigió al televisor portátil sobre los azulejos del mostrador. Ése era el centro
de atención de sus padres cuando él entró en el cuarto.

—LÍDER —dijo VIEJO, con la voz tomada por la emoción—, el Canal Dos acaba de interrumpir
la Ruleta de la Fortuna para dar un avance informativo. Un avión acaba de estrellarse al
despegar hace unos minutos en el aeropuerto. —LÍDER empezó a respirar entrecortadamente,
casi inaudible—. Sigue sin confirmarse el número de vuelo, pero creen...

VIEJO se detuvo y agitó la cabeza entristecido. En la mesa, VIEJA se llevaba un húmedo
pañuelo de papel a la boca.

—¿El avión de IMPOSTORA? —preguntó LÍDER con voz ronca. VIEJO asintió con la cabeza.

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