Chicas... ¿jugamos?

Tema: Re: Chicas... ¿jugamos? Jue 28 Mar 2013 - 5:16

nefertiabet escribió:: Puede ser Boda entre extraños de Lisa Kleypas??????????????

Sii es ese Excitación

Te toca Nefer!!

Yo lo leí hace dos años más o menos, pero como lo estoy releyendo decidí poner ese Jiji

Tema: Re: Chicas... ¿jugamos? Jue 28 Mar 2013 - 7:59

tendre que releerlo

Tema: Re: Chicas... ¿jugamos? Jue 28 Mar 2013 - 12:14

Aquí va trozo, es muy facil:
No se lo podía creer, era el dia de Halloween, tendría que estar de camino a la fiesta, vestida con un estupendo traje de metal dorado, perfecta imitación del que lucía robot en película; parte 4, pero no. Estaba metida en una gasolinera de mala muerte a las afueras el polígono nombre. Su estupido coche había vuelto a jugársela. Bueno, a lo mejor no era culpa del coche sino de ella misma. Hacía tiempo que sabía que la aguja del combustible se quedaba pegada, solo que normalmente calculaba bien para no pasar de la reserva. Pero justo hoy se había olvidado; entre el trabajo, el disfraz y los nervios, se le había ido por completo de la cabeza y no había echado ni una gota de gasolina.
Resultado: el coche se había quedado tirado en mitad de ningún lugar.
Consecuencias: había tenido que andar durante media hora hasta el polígono para comprar una botella de dosde cocacola llena de carburante. Después, otra caminata cargada con la puñetera botella hasta el coche. Y, por último, echar la gasolina en el depósito. Pero como nada podía salir bien, el combustible no había entrado limpiamente y se había puesto perdida del apestoso líquido.
Así que allí estaba ella ahora, en el servicio de hombres de la gasolinera-- el de mujeres estaba averiado, como no--. El colofon perfecto al grandioso día que llevaba. Y no era que estuviera muy limpio, qué va, estaba como cualquier aseo de hombres. Olía mal, el suelo estaba mojado de Dios sabía que-- bueni, ella sabía de que estaba mojadi, pero se negaba a pensarlo--y, por upuesto, no había en la puerta ni un maldito enganche para colgar el bolso ni la ropa.
"No pasa nada-pensó--.Soy una mujer de recursos"
Colgó el bolso del picaporte, bajó la tapa del inodoro, se subió a ella, se quitó las medias empapadas en gasolina y las colgó de la puerta. Se negaba rotundamente a pisar el suelo descalza. De hecho, también se negaba a pisarlo calzada, pero no le quedaba otro remedio. Y justyo entonces, cuando estaba con la falda arrugada por encima de las caderas y haciendo equilibrios, sonó el mobil.
--Hola preciosa, ¿que tal vas? Sí, me he enterado. Que putada...--XX sijetó el telefonocon el hombro, agarró los zapatos en una mano y apoyó la otra en un trozo limpio de la pared mientras se sostenía a duras penas sobre la taza del inodoro. Tan pendiente estaba de no caerse, que no escuchó el quejido de las bisagras ni las pisadas acuosas anunciando que ya no estaba sola en el aseo.
--¿Vas a ir a la fiesta de Halloween?--pregintó a su interlocutora.
--Ya que me invitas, estaré encantado de ir--contestó una voz masculina.
--Si, cerca de mi casa--continuo XX su conversación, haciendo caso omiso a la persona que estaba tras la puerta.
--Me haría falta la dirección completa--solicitó esa misma voz, que ahora sonaba divertida.
--¡Joder, de que vas, tío!--increpó XX a la impertinente voz--. No, no es a ti...--explocó a quien estaba al otro lado del telefono--.Sí. En lugar fiesta. Donde lugar.
--¿El que está em barrio?--preguntó claramente divertido el hombre sin rostro del otro lado.
--Serás idiota...--bufó XX, que, entre hacer equilibrios sobre la taza del retrete, agarrar los zapatos con la mano, sujetar el movil con el hombro, entender a amiga 1 que estaba al telefono y hacer oidos sordos al loco del otro lado, estaba al borde de un ataque de nervios--. No, no es a ti, perdonma. Sí, en barrio. Yo iré de robot de película.
--¿En serio? Eso suena divertido. Por cierto, ¿que hacen aquí estas medias?--inquirió el imbecil al otro lado de la puerta. Un segundo después las medias que colgaban de la parte de la puerta correspondiente a XXdesapaecieron.
--¡Devuélveme las medias! ¡Ya! No, no es a ti; oye, luego te llamo, sí...Es un idiota, yo qué sé...¡Dame las medias!
Y en ese mismo momento, para dejar claro que ese no era su día, el inodoro se tambaleó hacia un lado, ella resbaló hacia el otro, el telefono salió volando y XX se desplomó contra el suelo.
XX se precipitó sobre la puerta, si medias, con la falda levantada por encima de la cintura, la camisa descolocada por la caida y el pelo totalmente extendido sobre el suelo mojado de...bueno, de lo que estuviera mojado el suelo. Uno de os zapatos que llevaba sujeto de la mano hizo un arco perfecto en el aire y acabó cayendo sobre su cabeza, el otro golpeó el suelo un poco más allá con un chof asqueroso. Mejor no pensarlo.,
Unas Nike se acercaron a ella acompañadas de unos pantalones vaqueros bastante gastados que enfundaban unas piernas musculosas y un paquete impresionante. Un poco más arriba, una camisa blanca con varios botones desabrochados a la altura del cuello dejaba ver una clavícula marcada y bronceada; sobre la clavícula, un cuello grueso acababa en una cara de rasgos afilados, labios gruesos, ojos verdes y naríz importante. Enmarcando el rostro del pecado, unos rizos rubios tapaban la ancha frente. Los labios estaban abiertos en una gran sonrisa.
Una mano apareció en el campo de visión de XX. Alguien, probablemente el bromista que contestaba cuando ella estaba hablando por el movil, le estaba ofreciendo ayuda. Y seguramente también se estaba divirtiendo bastante.
--¿Te encuentras bien?--dijo la misma voz de antes. Solo que ahora tenía cara y cuerpo. Un cuerpo divino.
XX miró agresivamente al hombre. Le dio un golpetazo en la mano y se levantó por si misma.
--Me encuentro perfectamente, gracias.
Cogió sus zapatos y el bolso del suelo, se ajustó más o menos la falda y salió cojeando del servicio. El tacón de uno de sus zapatos se había roto, más cocrretamente, el del zapato que había caido al suelo haciendo chof. Estaba visto que su cabeza era más blanda que el suelo.
Llegó hasta el pasillo, se detuvo y se dio la vuelta. Vovió a entrar en los aseos. El hombre esperaba sonriente con una mano alzada, de la que colgaban sus medias. Se las arrancó indignada al mismo tiempo que se daba la vuelta rápidamente, sin percatarse de que la traicionera puerta se había cerrado a sus esppaldas.
Se golpeó contra ella.
--¡Joder!
Abrió, salió y caminó cojeando hasta el coche. Quería matar a alguien, más concretamente al hombre que se reía a carcajadas en el servicio. Pero no era cuestión de cargarse a un tipo tan guapo... sería un desperdicio.

Tema: Re: Chicas... ¿jugamos? Jue 28 Mar 2013 - 14:22

Falsas apariencias de Noelia Amarillo?

Tema: Re: Chicas... ¿jugamos? Jue 28 Mar 2013 - 20:02

Mau escribió:: Falsas apariencias de Noelia Amarillo?

No lo he leído. ¿Que tal es? Question

Tema: Re: Chicas... ¿jugamos? Vie 29 Mar 2013 - 0:07

pricesa escribió:

Mau escribió:: Falsas apariencias de Noelia Amarillo?

No lo he leído. ¿Que tal es? Chicas... ¿jugamos? - Página 24 682317

Bueno, he leído tres libros de esta autora que me han gustado, este sería el cuarto y lo abandoné, no me enganchó...no sé por qué pero cuando de entrada no me gustan suelo abandonar los libros, con este llegué casi a la mitad...

Tema: Re: Chicas... ¿jugamos? Vie 29 Mar 2013 - 1:05

Llegué tarde!!

Tema: Re: Chicas... ¿jugamos? Vie 29 Mar 2013 - 6:58

Yo tampoco lo he leído pero esta en mis pendientes próximos Yupy!!

Tema: Re: Chicas... ¿jugamos? Vie 29 Mar 2013 - 9:35

yo tambien lo tengo en pendientes

Tema: Re: Chicas... ¿jugamos? Vie 29 Mar 2013 - 11:16

Sí, es ese Mau, te toca.
A mi este libro me gustó mucho, y tiene partes bastante divertidas

Tema: Re: Chicas... ¿jugamos? Vie 29 Mar 2013 - 18:18

Él se tropezó con algo y luego la miró.

—¿Perdón?

—PROSTITUTA. De la POSADA. La posada en que han tomado habitaciones usted y su hermano. A ella siempre le encanta entretener a los alumnos de mi padre. Aunque me parece que ya está algo mayor para continuar trabajando en su oficio —añadió en voz más baja.

Tuvo la satisfacción de ver que él se ruborizaba un poco y tenía dificultades para seguir con el tema.

Casi sin duda era la primera vez que iba a hablar de una muchacha de taberna con una dama.

—Esto... es decir..., no he hecho amistad con... ni querría hablar de esa persona...

—PROSTITUTA —suplió ella—. Se llama PROSTITUTA. Ah, no tiene por qué ser tan delicado conmigo, milord. Tengo veintitrés años y bastante buena idea del servicio que presta PROSTITUTA...

—Cuidado por donde pisa, señorita XX —dijo él, para interrumpirla, llevándola por un lado de un montón de bostas dejadas por un caballo.

Ah, sí que lo tenía bien confundido. Por lo tanto, siguió adelante, desvergonzadamente:

—Creo que lord OTRO la encontraba bastante complaciente. —«Cuando yo me negué a...»—. De todos modos, podría considerar la posibilidad de volver a la temporada de Londres —añadió alegremente, para imitar a HERMANA—, a ver si encuentra una esposa.

—¡¿Una qué?!

Habría jurado que a él se le estremecieron hasta las botas.

«Así que el conde de XY le tiene miedo al matrimonio.» Eso podría ir en su favor.

—Una esposa —repitió—. Una condesa. Una dama de buen linaje, para que le dé un heredero y otros de recambio.

—Sí, sí —dijo él—. Sé para qué es una esposa.

—¿No le preocupa dejar su título sin heredero? —Guardó silencio un momento y añadió en voz más baja—. Es decir, si no vuelve.

Él la miró con un leve destello de fastidio en los ojos.

Ah, había dado en el clavo con eso.

—Tengo un tío que está en la línea de sucesión —dijo, en tono abrupto.

—Excelente. ¿Está casado?

—Sí.

—¿Es un hombre sensato, entonces?

Él dejó pasar un largo y medido silencio.

—No particularmente —dijo al fin.

—Qué pena. Pero ¿tal vez tiene herederos con las cualificaciones necesarias?

—Sí, dos hijos.

La respuesta sonó como el sonido que hace un perro al darle un mordisco a un hueso.

XX apretó los labios para no sonreír. Ah, ya lo tenía. Compuso la siguiente frase con sumo esmero, aunque sólo fuera para que le cayera como una bala de cañón a los pies.

—Entonces se casará cuando vuelva, es decir, si vuelve.

Él frunció el ceño y se le tensó el brazo.

Tal vez se le había ido un poco la mano al pincharlo, pensó ella.

—Volveré —dijo él.

Lo dijo de modo tan terminante que habría bastado para poner punto y final al tema, es decir, si hubiera sido una conversación corriente y educada.

Pero no bastó para detener a XX.

—Claro que volverá, milord, sin duda alguna —dijo, dándole una palmadita en el brazo, como para consolarlo por una apuesta perdida, y una apuesta nimia, además. Después continuó—: ¿Qué tipo de dama va a buscar?

—¿Perdón?

Volvió a tropezarse. Ella esperó a que hubiera recuperado el equilibrio y la serenidad para enterrarle la pregunta en el pecho como una daga: —¿Su condesa? ¿Cómo va a saber que es ella cuando la conozca?

—No he pensado mucho en eso —repuso él, y nuevamente su tono indicó que daba por acabado el tema.

Pero, ah, XX no había acabado.

—Ahí es donde fallan muchos hombres en este tipo de cosas.

—¿Fallan?

—Sí, fallan. Totalmente. Los hombres no reflexionáis lo suficiente acerca del tipo de mujer con la que deseáis pasar la vida. Simplemente elegís, como se podría elegir un caballo de carreras.

—En elegir una esposa hay mucho más que eso.

—¿Cuánto más? —preguntó ella, con la mayor inocencia, como si esos asuntos escaparan a su entendimiento.

Pero claro, él no tenía la menor idea de que ella lo llevaba a una trampa.

—Bueno, supongo que tendré que tomar en cuenta el linaje de la familia de la dama —dijo él, de manera tan pomposa que ella casi deseó que MATON1 y MATON2 se presentaran en ese momento para ahorrarle el sermón—. Su educación tendría que ser impecable, y tendré que examinar su idoneidad, su apariencia, su manera de conducirse en público.

—Exactamente lo que dije. Tal como se elige un caballo de carreras.

—No es en absoluto lo mismo.

Ella se detuvo.

—Por su linaje, su formación, su apariencia y su actuación. ¿No es eso lo que ha dicho?

Él movió las mandíbulas, apretadas, y fijó la mirada en el camino, con los ojos entrecerrados.

—Sí.

—Igual a como se elige un caballo de carreras, milord.

Diciendo eso lo instó a reanudar la marcha, y continuaron en silencio.

Al parecer al conde no le gustó nada que le hicieran ver los defectos de su plan. Ni la comparación de su futura esposa con un caballo árabe en Newmarket.

—Señorita XX, hay una diferencia que usted ha olvidado tener en cuenta.

—¿Cuál? —preguntó ella, sintiéndose segura en su ingeniosa y apabullante broma.

Él la miró, con una intensidad tan ardiente en sus ojos oscuros que le hizo bajar un estremecimiento de advertencia por el espinazo; y la obsequió con esa sonrisa temeraria, esa que sugería que buscaba algo, o, mejor dicho, a alguien a quien devorar.

Apasionadamente.

Ella intentó desentenderse del estremecimiento que le bajaba por la columna. No era un estremecimiento de culpa, ni de rabia ni de miedo, sino de otra cosa. De algo que ni siquiera deseaba saber.

Al menos no con él. Porque al mirarla de esa manera el conde de XY le recordaba que era mujer, y que él era un hombre muy apuesto.

Demasiado apuesto.

—Nunca he estado enamorado de un caballo —dijo entonces él—. Pero a mi futura condesa la amaré. Sin lugar a dudas, no me casaré sin amor.

Y esta vez fue XX la que se tropezó.

Tema: Re: Chicas... ¿jugamos? Vie 29 Mar 2013 - 18:21

Creo que no lo he leído Pienso

Tema: Re: Chicas... ¿jugamos? Sáb 30 Mar 2013 - 10:08

Yo tampoco. ^^º

Tema: Re: Chicas... ¿jugamos? Sáb 30 Mar 2013 - 12:17

Me suena muchísimo, pero ni ahí a identificar la novela a la que pertenece Confusión

Tema: Re: Chicas... ¿jugamos? Sáb 30 Mar 2013 - 15:49

Les dejo un poco más...

Exhalando un suspiro, continuó examinando las líneas.

—¿Reconoce la letra?

—Sí, es de OTRO. —Movió la cabeza—. Un hombre encantador, aunque es algo nervioso. Es el tercer hijo del barón UNO. ¿A qué se debería que estuviera tan confundido?

—¿OTRO? —logró decir XY—. ¿OTRO APELLIDO?

—Sí. Está comprometido con la hija del conde de ALGUNO. Tiene paciencia la chica para soportar los jolgorios de OTRO. ¿Le conoce?

—No —dijo él, sin poder añadir nada más, con la boca reseca y ya perdido el apetito.

Ella fue hasta un aparador y volvió con una pluma y un tintero. Cogiendo una hoja en blanco, comenzó a escribir las palabras en diferente orden, y cambiando letras de una manera alucinante. Pero finalmente tuvo escrito el párrafo.

—¿Cómo sabe que eso es lo correcto?

—Porque yo inventé el código. Aunque esto OTRO lo escribió con demasiada prisa y se equivocó en el orden de la secuencia numérica. Eso es lo que lo hace confuso. Aunque veo por qué. Escribe que los franceses están rodeando el lugar donde está, y que cree que en Marsella hay un traidor. Desea que CUALQUIERA envíe a alguien a detener al que podría estar traicionándonos.

A XY se le heló la sangre.

—Que nos está traicionando —dijo.

—¿Nos está? No, OTRO escribe que «podría». No está seguro. Mi padre dice que nunca hay que precipitarse a...

—OTRO ha muerto, XX —dijo él, sin saber cómo ni por qué le salieron las palabras—. Lo traicionaron. No hay ningún «podría» en esto.

Ella se quedó inmóvil.

—No, no. Ha escrito esto, lo ve. Conozco su letra.

—Pero esa no es la única misiva que venía en el paquete —dijo él, buscando entre los papeles y sacando el que contaba toda la historia.

Ella lo cogió y lo leyó rápidamente. Cuando llegó al final de la página le temblaban las manos.

—¿OTRO muerto? —dijo, con la voz ahogada, casi en un susurro—. No, no quiero creerlo. Ha traducido mal esto. Tiene que haberlo traducido mal. —Se levantó bruscamente y se alejó de la mesa—. Ocurre con frecuencia. Una mala noticia resulta ser nada más que un rumor, y pasado un mes más o menos, la verdad, la verdad...

XY también se levantó, porque el temblor de su voz le retorcía el corazón.

—No lo creeré —dijo ella, decidida—. OTRO no. No, no, ninguno de ellos. No... no...

Lo miró, con la cara demudada, los ojos llenos de lágrimas a punto de caer.

«Usted no», parecían gritar sus palabras.

—No lo permitiré. No.

Y entonces le demostró que se había equivocado en su temor anterior.

Porque había una persona que lloraba la muerte de OTRO.

Cubriéndose la cara con las dos manos, XX lloró por el hombre perdido para Inglaterra.

Y él supo sin un asomo de duda que no era la primera vez que ella derramaba lágrimas por uno de los alumnos de su padre.

Ni sería la última. Mientras no se pusiera fin a esa maldita guerra.

Tema: Re: Chicas... ¿jugamos? Sáb 30 Mar 2013 - 19:38

A mi no me suena Chicas... ¿jugamos? - Página 24 232426

Tema: Re: Chicas... ¿jugamos? Dom 31 Mar 2013 - 21:10

A mi tampoco. Juntar dedos

Alguna pista??

Tema: Re: Chicas... ¿jugamos? Dom 31 Mar 2013 - 21:54

Tema: Re: Chicas... ¿jugamos? Dom 31 Mar 2013 - 22:45

Pista...primero de una serie, los protagonistas vuelven a encontrarse 7 años después, él es espía y ella, junto a su padre y hermana, fue la encargada en prepararlo para su trabajo.