La leyenda de Tierra Firme – J. de la Rosa
Sinopsis:La sensata y tranquila Ariel Salazar, conservadora del Archivo de Indias de Sevilla, recibe inesperadamente la visita del encantador buscador de tesoros Darrell McKay, que pretende localizar los restos hundidos de un mítico galeón español, el Santa Bárbara. Su curiosidad la incita a aceptar ayudarlo en una búsqueda que se convertirá en una peligrosa aventura contrarreloj que los llevará desde las calurosas calles de Sevilla a la exótica Estambul, y en la que descubrirán que incluso dos personas tan diferentes como ellos pueden llegar a sentir una atracción insospechada...
Opinión personal Tenía muchas ganas de leer algo de José de la Rosa ya que, además de la curiosidad que me daba leer algo romántico escrito por un hombre, un tema por el que siempre he tenido cierto reparo, lo conocí en un evento en Barcelona.
Me atrajo el argumento de esta novela y me animé a leerlo, estoy satisfecha con el resultado. Quizás encuentre que es un libro más de aventuras que romántico al cien por cien, pero ha sido una lectura muy agradable y, a pesar de que no es una novela nada corta, el autor sabe jugar con el misterio y mantenerte atrapado en la lectura.
Ariel Salazar encarna la protagonista de novela romántica que no es consciente de su atractivo. Escondida tras unas gafas y con un físico más a la moda de los años 50 o 60 que del momento actual, representa a la mujer intelectual que se preocupa muy poco de su aspecto físico. Lo que más me ha llamado la atención de ella es esa ansia de saber que la mueve a meterse en más de un problema y a avanzar dejando el miedo de lado. Una mujer con una vida organizada, a la que le apasiona su trabajo y con una inteligencia y capacidad de deducción que, he de reconocer, me ha gustado mucho que el autor haya decidido darle a ella, ya que gran parte de la parte del peso de la deducción de la historia recae en su persona. Muy acostumbrada a que la heroína siempre conquiste al protagonista con un físico espectacular, me ha gustado también que, aparte de una atracción física, lo que realmente marca la diferencia con Ariel es una mente ágil y capaz de asombrar a Darrel.
Darrel McKay llega un día a su despacho y le desorganiza toda su agenda. Es un conquistador nato y me ha resultado un encanto de protagonista. Es un hombre de acción —nunca suelo hacer comparaciones porque creo que son odiosas, pero en cuanto ha aparecido en la novela, no he podido evitar que me recordara a Indiana Jones, ya que igual que él—, es profesor en la universidad, pero compagina dicho trabajo con la búsqueda de tesoros.
Como buen protagonista de novela romántica, no está interesado en el amor, pero me ha gustado mucho la reacción que ha tenido a los sentimientos que le van surgiendo hacia Ariel y la naturalidad con la que los acepta.
No se puede decir que los protagonistas aporten algo novedoso a la novela del género, al contrario, representan unos personajes de lo más tópicos y una pareja cuya combinación encontramos de forma usual, pero a mí me gustan este tipo de relaciones y, sobre todo, ese toque fresco, jovial con una pizca de humor con que el autor se recrea en muchas de las situaciones que se narran a través de los pensamientos de ambos. Y, dentro de lo que siempre pueda sorprender esa belleza de la que todo el mundo es consciente menos la propia mujer, me han parecido unos personajes bastante coherentes.
Como he comentado no creo que la novela siga el esquema propio del género romántico ya que el gran peso de la historia, en mi opinión, recae en la búsqueda del galeón y de ese misterioso tesoro del que el autor nos va dando información al mismo tiempo que a los protagonistas. Es la parte que me ha mantenido atrapada.
Creo que su esquema está bien hilvanado, a medida que transcurren las páginas van apareciendo nuevos datos que a su vez nos aportan más información, surgiendo nuevos personajes, pero sabe dejar para el final el verdadero secreto que se esconde tras toda esa búsqueda. Es una investigación bien construida en la que poco a poco los protagonistas van tirando de los hilos para ir prosperando en sus pesquisas acercándoles cada vez más al desenlace final.
La relación entre ellos, tiene sus peros, pero destacaré, como he comentado, ese toque de humor que, sobre todo por parte de Ariel, acompaña a las situaciones en las que se ven envueltos. La atracción es rápida, pero en este caso será ella la que vaya poniendo freno a lo que siente al mismo tiempo que la reacción de él ante Ariel, una vez pasada la sorpresa inicial que le provoca esa atracción por una mujer que no se parece de ninguna forma al prototipo de mujer por la que se siente atraído, me ha parecido muy acertada. A pesar de lo que pueda parecer, ese vínculo tarda en culminar y aunque aparece de forma, quizás, muy rápida, se va fortaleciendo poco a poco, si bien es cierto que los sentimientos tan fuertes y tan rápidos nunca terminan de convencerme. De todas formas, me ha parecido un complemento a la trama, pero no principal atracción de la novela.
De forma paralela, asistiremos a una historia secundaria emplazada en el siglo XVI, unos hechos protagonizados por personajes del Reino de Castilla, de las Américas y de Constantinopla, concretamente en el Harén de Solimán el Magnífico pero que tienen como protagonista al hijo que le sucedería, Selim II. No soy muy docta en la historia otomana, pero sí que es una temática que me gusta mucho y me atrae. Es muy posible que el autor se haya tomado ciertas licencias con algunos de los personajes reales que aparecen en la historia, así como en las costumbres que imperaban en ese mundo. Eso no quita que sea una temática con la disfrute realmente y que me encante pasearme por esas traicioneras paredes, tan majestuosas, con esos vívidos azulejos, que representaban una prisión de oro para todos sus habitantes. Beatriz me ha gustado mucho, gracias a que la suerte le acompaña, ha salido impune de su bravura y su tozudez, pero se nos muestra como una mujer inteligente que, mejor o peor, supo adaptarse a sus duras circunstancias. Protagoniza, junto a Selim, personaje que me ha resultado muy poco convincente y demasiado occidentalizado o dulcificado, con ideas nada propias a su cultura, una historia bonita, poco creíble, pero bonita y, ante todo, me gusta el cierre que le ha dado el autor, dejando el desarrollo a la imaginación de lector.
El lenguaje que se emplea en esta historia es más cuidado, explayándose con más descripciones del entorno que envuelve a los protagonistas. Se nos muestra, con pequeños retazos, el mundo de la antigua Constantinopla, y más concretamente, las traiciones, manipulaciones y los entresijos del harén.
«La leyenda de tierra firme» es una historia que me ha gustado, quizás el final me ha sabido a poco, supongo que las alternativas no eran muchas. Una novela de acción, con malos y buenos; traiciones y lealtades; persecuciones, huidas, intentos de asesinato y en la que encontraremos dos historias de amor, pese a que no son el punto fuerte del libro. Con un estilo narrativo correcto, muy cuidado en algunos momentos, un ritmo ágil, trepidante en ciertos fragmentos y otros episodios muy bien documentados, es una novela con un buen ritmo, que se mantiene muy constante durante todas sus páginas, una buena historia de investigación y rica en personajes, en la que se mezcla muy bien el pasado y el presente. En su conjunto, me ha parecido una lectura recomendable.