pricesa escribió:

Complacer al príncipe de Jeffries.  

Entonces definitivamente si lo leí No sé que me pasa con esta autora me leí prácticamente todos sus libros seguidos, del tirón y no fue una buena idea ahora los confundo un montón

pricesa escribió:

Complacer al príncipe de Jeffries.  

Es ese , tu turno

Venga, uno fácil.
— ¡Mira! —Exclamó HERMANOXX al tiempo que le daba un codazo, lleno de entusiasmo—. Están a punto de aparecer los volcanes.
De pronto, el teatro se sumió en una oscuridad impenetrable mientras un siniestro retumbar se
elevaba desde el fondo de la plataforma. Hubo unos cuantos gritos de alarma, alguna que otra risa
nerviosa y sonoros jadeos de expectación. XX se irguió al sentir el roce de una mano sobre la
espalda. La mano de él, que se deslizaba con deliberada lentitud hacia arriba por su columna... Su
aroma, fresco y seductor, inundó sus fosas nasales... y, antes de que pudiera emitir sonido alguno, los labios del hombre se unieron a los suyos en un beso suave, cálido y arrebatador. Estaba demasiado abrumada como para moverse y sus manos se agitaron en el aire como mariposas suspendidas a medio vuelo; su cuerpo tambaleante quedó anclado por la ligera pero firme sujeción de su cintura mientras que la otra mano de XY reptaba por la espalda hasta su cuello.
A XX la habían besado antes; hombres jóvenes que le habían robado un abrazo rápido durante
un paseo por el jardín o en un rincón del salón cuando no los observaban. Pero ninguno de esos breves encuentros de coqueteo había sido como aquél…, un beso lento y mareante que la llenaba de euforia. Se sentía atravesada por las sensaciones, demasiadas para controladas, y se estremeció indefensa en su abrazo. Siguiendo sus instintos, se apoyó ciegamente en la tierna e incansable caricia de sus labios. La presión de su boca se incrementó cuando el hombre comenzó a exigir más, recompensando su tácita respuesta con una voluptuosa exploración que incendió los sentidos de XX.
Justo cuando la joven comenzaba a perder todo rastro de cordura, la boca de XY la liberó con súbita
rapidez, dejándola aturdida. Sin retirar el apoyo de su mano sobre la nuca de XX, el hombre
inclinó la cabeza hasta que un murmullo hormigueó en la oreja de la joven.
—Lo siento. No he podido resistirme.
Dejó de tocada por completo y, cuando la luz roja iluminó finalmente el teatro, XY APELLIDO había
desaparecido.
— ¿Has visto eso? —Exclamó HERMANOXX, que señalaba con alegría un volcán de pega que había
delante de ellos del cual parecían brotar ríos de brillante roca fundida que se deslizaban por sus laderas—. ¡Increíble! —Al notar que XY ya no estaba allí, frunció el ceño con desconcierto—. Dónde se ha metido el señor XY? Supongo que habrá ido a buscar a sus amigos.
Con un encogimiento de hombros, HERMANOXX volvió a su excitada contemplación de los volcanes y unió sus exclamaciones a las de la atónita audiencia.
Con los ojos abiertos de par en par e incapaz de pronunciar una palabra, XX se preguntó si lo
que ella creía que había sucedido habría sucedido en realidad. No era posible que la hubiera besado un desconocido en medio de un teatro. Y que la hubiera besado de esa manera...

Secretos de una noche de verano de Lisa Kleypas

sombra escribió:

Secretos de una noche de verano de Lisa Kleypas

Ese mismo. Te toca.

Ok Aquí voy

 Pero tenía la intensa impresión de que quien le apuntaba era un joven delgado. Y en una ocasión, cuando el salteador levantó el rostro, XY distinguió un destello de verde y un asomo de color rojo bajo el borde de su capa. Se trataba de un bandido de ojos verdes y pelirrojo: las pistas iban en aumento. Por un instante, se sostuvieron la mirada, y una emoción indefinible pasó entre ellos. XY apenas había tenido tiempo de pensar en lo que aquello significaba cuando el asaltante le dijo:
—Lleva un anillo en el dedo.
XY ocultó espontáneamente los dedos en su palma. El anillo había pertenecido a su hermano fallecido, el destinado a ser el heredero de su padre de haber vivido.
—Entréguelo —siseó el bandido.
—No puedo.
La pistola descendió peligrosamente hacia sus genitales.
—Le he dicho que lo entregue. ¿De qué prefiere desprenderse, del anillo o de... las joyas de la familia? No cometa ningún error. No me detendré ante nada para conseguir lo que deseo. XY vaciló un momento antes de sacarse el anillo del dedo y depositarlo en la palma de la mano que le tendía el bandolero. El joven parecía más desesperado que peligroso. Había elevado su voz varias octavas y se lo veía nervioso. También hablaba bastante bien para ser un salteador corriente. XY almacenó todo esto en su memoria. No descansaría hasta ver a aquellos bandidos colgando de la horca de LUGAR. ¡Nadie robaba al marqués de TÍTULO y quedaba impune!
—¿Son diamantes los botones de su camisa?
—¿Va a dejarme sin nada? —preguntó XY despacio, con voz engañosamente tranquila.
—Si es usted lo bastante rico como para llevar botones de diamantes perderlos le causará escaso pesar. ¡Apresúrese!
—¿Cuál es el problema, XY? ¿Le está dando problemas?
—Todo va bien AYUDANTE. Sólo estoy esperando la botonadura de su camisa.
—¿Ato al cochero y le ayudo?
—Puedo arreglármelas —repuso XX.
XY se quitó los botones y los colocó en la ansiosa mano del bandolero con un despectivo ademán, lamentando no haber pensado en llevar su espada aquella noche, pero en el lecho de AMANTE no la necesitaba.
—¿Algo más? —preguntó XX.
—Eso es todo —replicó XY, y dirigió al salteador una mirada curiosa—. Le ha cambiado la voz, XX. ¿No es usted algo joven para esta clase de trabajo? Por otra parte, su manera de hablar es bastante refinada para ser un salteador de caminos.
—¡Vuelva al carruaje! —le ordenó XX.

A ver pistita, las iniciales de la autora son C.M

El noble y la ladrona de Connie Mason, y a lo tonto me puse ayer a releerlo después de buscar el fragmento. Esta muy bien, pero no el segundo libro, que he pillado hoy, que prota más tonta

Sí Kadesh ese es yo solo he leído este, y la verdad es que ni fu ni fa   el segundo le tengo en pendientes desde hace meses, pero si es una protagonista petarda 

Inglaterra, 1814
El difunto Dominic Breckland, vizconde de Stratfield, volvía a la vida envuelto en un mar de ropa interior de mujer. De la cabeza a los pies, luchaba para adaptarse a las enaguas de encaje y las medias de seda blanca; tenía los musculosos brazos embutidos en lazos y corchetes del rígido corsé que olía a lavanda y los muslos forrados por un par de calzones de delicado percal francés. Igual que una criatura de la noche herida, había huido de la captura y se había refugiado en el último lugar donde su perseguidor lo buscaría.
Movido por un instinto de supervivencia primitivo, se había subido al robusto roble que había junto a la casa solariega y se había colado por el alféizar de la ventana. Con la esperanza de haber burlado al hombre que lo perseguía, se desplomó en un baúl abierto y lleno de ropa interior y otros accesorios femeninos.
Estaba demasiado agotado para darse cuenta de la ironía de la situación.
De momento, al menos había conseguido escapar del hombre que lo perseguía. Aunque, segundo a segundo, estaba empapando de sangre la enagua de muselina y las medias de color rosa de alguna dama desconocida. Sintió una punzada de dolor en la parte superior de su cuerpo. Apretó los dientes y cogió un camisón muy fino de color verde con nomeolvides de seda azul bordados que se había enganchado en el codo. Lo levantó y, con malicia, lo observó a la luz de la luna.
Si iba a morir, por segunda vez en un mes, no estaría mal hacerlo en medio de una intensa fantasía sexual.
—Bueno, bueno —murmuró—. ¿Qué clase de mujer eres: fácil o sencillamente vas a la moda? ¿Puedo elegir? Mejor fácil.
Por desgracia, la delicada prenda no consiguió inspirarle ninguna imagen sexual definida. Parecía que la dueña del camisón tenía un buen par de pechos, aunque Dominic sabía que, en ese momento, no estaba en las mejores condiciones para dar un veredicto objetivo.
Que Dios los ayudara a los dos, porque a la pobre mujer le daría un ataque cuando descubriera su cuerpo en el baúl. A Dominic le parecía que, en algún momento del turbio pasado, esta vieja casa solariega había sido suya, e intentó recordar a quién se la había vendido. Para su mayor frustración, su cerebro decidió no colaborar y sólo era capaz de dibujar imágenes inconexas detrás de los ojos, como manchas en la sombra.
Un capitán de la marina retirado, ¿no? Sir Hickory o Humpty. Algo así, que estaba casado y tenía una hija. No recordaba cómo se llamaban. Dado que se estaba desangrando, esperaba que le perdonaran su falta de educación.
—Ese capitán era un buen hombre —murmuró— pero, ¿quién diablos era su mujer?
Si se estaba permitiendo regodearse con la ropa interior de esa mujer, lo mínimo que podía hacer era saber su nombre.
A algunos no les sorprendería que Dominic apareciera muerto en un baúl lleno de enaguas, teniendo en cuenta su pasado mujeriego que había dejado claro el poco respeto que sentía por la sociedad. Seguramente, sus amigos más íntimos habrían decidido enterrarlo en una mortaja de ropa interior femenina como tributo a todos sus pecados.
Aunque a Dominic lo habían «enterrado» de manera oficial hacía un mes; algunos lo habían llorado, y otros muchos lo habían maldecido

Ni idea, no me suena, pero me ha encantado el trozo que has puesto

—Ni lo sueñe. —La agarró por la manga de la bata y la atrapó entre las piernas, quejándose.
—No debe decirle a nadie que estoy aquí. Ni que me ha visto.
Chloe se mareó y empezó a temblar ante el tono amenazante de su voz, consciente de su cálida y agitada respiración contra su cuello y del fuerte e implacable cuerpo que la tenía prisionera. ¿Era el mismo hombre que la había besado bajo la lluvia? ¿El mismo que se había burlado de ella, la había atormentado y la había dejado con ganas de tener otro encuentro con él?
—Pero… ¿por qué tengo que guardar en secreto esta visita?
—Porque estoy muerto, querida, y todavía no tengo ninguna intención de volver al mundo de los vivos.
Ella suspiró. Parecía muy calmado, reflexivo y hasta racional, aunque no podía decirse lo mismo de su comportamiento.
—Bueno, pues yo no tengo ninguna intención de alojarlo aquí, vivo o muerto —respondió ella—. ¿Qué está haciendo en mi habitación?
Él dudó antes de responder y romper el silencio con voz grave.
—Me persiguieron. Por el bosque.
—¿Le persiguieron? —No tenía sentido. Se suponía que estaba muerto. Le había dado a entender que nadie sabía que había sobrevivido al despiadado ataque. De repente, se dio cuenta que detrás de aquel asesinato había mucho más de lo que nadie en Chistlebury se imaginaba. Y que ahora ella estaba metida de lleno en aquel misterio letal.
Dominic la miró y vio la perplejidad en su rostro. ¿En qué diablos se había metido? ¿Por qué, de todos los habitantes del pueblo, había tenido que ir a dar con ella?
Apoyó la espalda en el cabezal de palisandro de la cama, con ojos pensativos. Dios, menudo embrollo. Ahora que Chloe sabía que estaba vivo, estaba obligado a confiar en ella, una complicación que podría arruinar sus planes. Si fuera un hombre, acabaría con él sin ningún reparo y sin tomarse demasiadas molestias, la verdad.
Sin embargo, se trataba de lady Chloe Boscastle, la alocada hermana pequeña de Heath. Una mujer que, por su bien, era demasiado brillante y demasiado bonita. Al parecer, había heredado la afición de la familia por la pasión y el escándalo. Si le hacía algo, Heath era capaz de partirlo en dos con sus propias manos, aunque en el pasado habían sido amigos. De hecho, cuando sus respectivos hermanos pequeños, Samuel y Brandon, fueron asesinados en Nepal, Dominic y Heath empezaron a compartir por carta sus sospechas acerca de la emboscada. Sí, Heath era un hombre de confianza a quien era mejor tener como amigo que como enemigo.
Aquí lo importante era si su hermana también sería de confianza. ¿Podría aquella belleza guardar un secreto? ¿Podría convertirse en su aliada? La contempló en silencio y, de repente, vio el provocativo corsé francés que estaba en la cama junto a ellos

Ese apellido, me suena a la serie de Jillian Hunter

Mi amado Lord de Jillian HUnter  

PD: No sabía que era una serie, solo lei el primero, me lo apunto

Si,es ese. Otra serie más

Sí, creo que el e-book va a volver a trabajar a pasos agigantados

Aquí pongo

dios mio, estas chicas solo leen regencia 

y el caso de Sombra es peor, tiene a la misma autora en dos juegos

:jajaja:La próxima vez pongo paranormal o contemporánea, lo prometo

Es que no tenía ganas de pensar Kadesh

 es que como yo no leo nada de esto no me suena nada, y en cuanto leo un ponposo de esos , escapo 

Pues muy mal Uni, los pomposos también tienen su gracia

siiiiiiiiiiii, [spoiler]   imagen graciosa de pomposos 
      [/spoiler]

El ángel de navidad de Jo Beverley

Correcto de nuevo @kadesh Te toca